Bichos, bichos y más bichos

 

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Nunca me han gustado los bichos. De pequeña me daban pavor por insignificantes que fueran, y ya de mayor me siguen sin gustar ni un poquito, la verdad. No es que me den miedo, pero sencillamente no me gustan y trato de evitarlos a toda costa, pero lo que nadie me contó es cuando me convirtiera en madre tendría que hacer frente a una gran variedad de bichos con energía, confianza y determinación. ¡Muerte al bicho! Así se dice, ¿no?

Y no hablo de simples hormiguitas, no. Todavía recuerdo el día que mi hija la mayor jugando en la terraza intentó comerse un bicho bola de gran tamaño (o al menos así lo recuerdo yo) que encontró a su paso. Decidida tuve que rescatar al bicho de su boca que se movía desesperado sobre su lengüecita de apenas un año nadando entre babas atontado. Sin pensarlo le rescaté y salvé a mi hija de un manjar nada saludable (delicioso no lo se) Tuve que cogerlo con mis manos, sin pensarlo y cada vez que lo pienso muero del asco. No lo puedo evitar. Y situaciones parecidas me siguen pasando cuando me vienen con alguna araña o con algún insecto extraño que se han encontrado. Su curiosidad no tienen límites y las temo cuando estoy en el parque y oigo: ¡Mami mira qué bicho! Y yo… ¡pasopalabra!

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Luego llegaron los bichos más frecuentes entre los que tenemos niños en edad escolar. Supongo que a estas alturas ya sabréis de quién hablo, ¿no? Pues sí hablo de los piojos. Esos minúsculos bichos que con tan solo nombrarlos hacen que un picor extraño te invada de arriba abajo sin poder evitarlo, ¿curioso verdad? Estos simpáticos bichos que te atormentan año tras año, qué hartura de verdad. En el cole de mis hijas no paran de mandar circulares y aunque tampoco es que los hayan cogido demasiadas veces, sus existencia te hace estar alerta de forma casi permanente.  Y recuerdo con especial cariño la primera vez que los cogió la mayor y me los pegó. Y desde entonces vivo en busca del bicho perdido o del piojo peleón.

Y ya el remate en esto de los bichos, ha sido la llegada de mis queridas amigas las lombrices. En esto nos hemos estrenado con la pequeña y menudo estreno, ya vamos por la tercera vez en menos de seis meses. Es lo que tiene esa fea costumbre de chuparse los dedos y las manos que no consigo quitarle. Y lo más divertido es que el tratamiento no solo lo tiene que tomar ella, sino que tenemos que tomarlo toda la familia. Al final nos volveremos adictos.

Total, que últimamente mi día a día es un gustazo, me vuelto experta en bichos. Detecto una liendre a kilómetros, soy capaz de oler los piojos y veo a la velocidad del rayo a las lombrices. Y esta habilidad la trabajo todas las semanas porque, aunque no tengan, para el tema de los piojos todas las semanas hago revisión exhaustiva de cabezas, mechón por mechón. Que más vale encontrar uno reciente que una manada completa que ya lleva tiempo. Un suplicio pero… ¡es lo que toca! ¡Muerte al bicho!

Natalia Martín

Soy Natalia, mami de tres… bueno de dos princesas, que me tienen loca, y un blog donde, desde hace más de cuatro años, cuento mis historietas, mis ocurrencias y mi día a día. Mujer apasionada, responsable, trabajadora, comprometida, cariñosa y muy optimista, me gusta ver el vaso siempre medio lleno. Dispuesta a darlo todo siempre y a disfrutar de este nuevo proyecto con todas vosotras.

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13 comentarios

  1. Muerte al bicho! Yo me solidarizo totalmente. Los dos segundos los hemos tenido por casa (estamos a esto de ponerles nombres y de invitarlos a la cena de navidad) y los primeros vade retro… a mí por no gustarme no me gustan ni los animales, así que estos bichejos me gustan todavía menos, trust me…

    1. Hombre a mis los animales me gustan pero los bichos mejor de lejos, eso lo tengo claro 😉

  2. Pufff mi miedo/asco por los bichos llega al punto de no poder verlos ni en pintura y no exagero! Las fotos que has puesto me las he saltado tan rápido como he podido… Tengo un blog de nailart y conozco chicas que hacen verdaderas maravillas en las uñas, de hecho una se hizo un año una araña, que parecía tan real que recuerdo soñé con ello y todo. Que mal!!
    Mi marido me ha dicho que me prepare, que cuando esté en casa con el bollito que seré yo la que deberé cuidarle a él de esos bichos que tantas veces se ha encargado él de matar para que yo me quede tranquila.
    En fin, supongo que al ser mamá puede más el instinto de protección de tu bebé
    Saludos!!

    1. ¿Arañas? ¡Mejor ni las nombres! A todas me parecen tarántulas, da igual el tamaño que tengan jajajaja
      Aunque si el bicho bola hubiese sido una araña no me hubiese quedado otra que atacar a las bravas 😉

  3. Mi hija mayor también se intentó comer un bicho bola!!!
    Grité tan fuerte que ella sola abrió la boca y se sacó el bicho de la boca jaja
    Me dio un asco!!!

    1. ¡Lo recuerdo como si fuera ayer Pilar! Aunque ahora me parto de la risa cuando me acuerdo 😀

  4. Bichos???? Uy….Soy fiel seguidora de vuestra página, lectora constante y firme, aunque no participe con comentarios visibles, más allá de hacerlos en el circulo de amigas, a las que vuelco todo lo que escribís. Unas veces sois incisivas en temas que me interesan, otras alcanzo a ver la sátira o vis cómica de los post, o simplemente a percibir un tema de actualidad con un tono responsable y sensato. Se puede escribir de todo y de todos, con diferentes tonalidades, todas aplaudibles….pero….ay es que esta vez, no atisbo a ver mas que un post plano, sin artificio alguno, ni trasfondo, con un tema que no es temático, y por eso, igual de plana me he quedado yo. .
    Si me lo permitís, diré que teneés licencia para escribir, y también para matar (pero por Dios, más bichos como este no).

    1. Muchas gracias por tu comentario Sandra.
      Siento que no te haya gustado el post pero para gustos los colores…
      😉

  5. Uf, tampoco soy yo muy de bichos, la verdad y desde que las hormigas deciden poblar nuestra terraza al inicio del verano (entrando en casa también, claro) aún menos.Me viene de antiguo: Cuando hubo fiebre en el colegio de gusanos de seda tuvimos una caja, pero me acabaron dando una repugnancia que no podía con ella y desaparecieron de mi hogar… no sé qué haría mi madre con ellos, jajajaja. Que sé que tienen su función en el ciclo de la vida… pero si la realizan lejos de mí, mejor. Besote.

    1. Pues ya verás el día que llegue ojazos diciéndote que quiere tener gusanitos de seda jajaja. ¡Las mías el otro día me preguntaron que si podían coleccionar hormigas! 😀

  6. Aquí una que no mata ni una araña. Ni que decir tiene que encontrar piojos en la cabeza de la pequeña me dejo en shock. Como buena hipocondriaca se me metió en la cabeza (nunca mejor dicho) que yo también los tenia, y todos los días le hacia a mi madre pasarme la liendrera. Ahora tengo un máster en liendres y piojos…

  7. Odio los bichos, y los piojos.. Me parecen un horror. Al resto no he tenido el gusto de conocerlos ni quiero..
    jajajaja

  8. Ufffff yo de momento no me he enfrentado ni a los piojos ni a las lineares, pero los temo. Como Merak soy de las que cogen las arañas con un papel y las saca por la ventana con tal de no matarlas. Que grimita!!

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