Una víctima más de acoso escolar: la carta de Diego

Yo tenía ocho años, él uno más. Llevaba unas semanas pidiéndome el bocadillo del almuerzo y atemorizándome con una lupa a través de la que él decía que podía verme desnuda. Se pasaba las horas castigado en el pasillo por armar jaleo en clase. Recuerdo el momento en que para mí la situación tocó fondo. Se asomó al cristal de la puerta, y cuando le miré desde mi mesa, él me señaló para acto seguido, cruzar su cuello de lado a lado con el dedo índice: “me va a degollar”, pensé aterrorizada.

Hoy salta de nuevo a los medios la noticia de un niño de solo once años que se ha suicidado porque no “aguantaba el colegio”, una víctima más de acoso escolar. El caso es especialmente estremecedor porque el niño ha dejado una demoledora nota de suicidio en la que se despide de todos sus seres queridos:

Os digo esto porque yo no aguanto ir al colegio y no hay otra manera para no ir. Por favor espero que algún día podáis odiarme un poquito menos. Os pido que no os separéis papá y mamá, sólo viéndoos juntos y felices yo seré feliz. Os echaré de menos y espero que un día podamos volver a vernos en el cielo. Bueno, me despido para siempre.
Firmado Diego.

Después de leer esta noticia, con el corazón arrugado como una hoja de papel inservible, me viene a la cabeza el joven transexual que el día de nochebuena acabó con su vida, víctima del acoso escolar que llevaba tanto tiempo soportando. Y me estremezco con el recuerdo de ese niño de tan solo diez años al que un juzgado llegó a reconocer un 33% de discapacidad después de haber soportado humillaciones y malos tratos desde los cinco años. Y me viene también a la cabeza Carla, una chica de catorce años que se arrojó por acantilado en Asturias cuando no pudo más.

Son cosas de críos y otras anomalías del sistema

Es imposible conocer de estos casos sin rememorar el pasado. Recuerdo el miedo atroz que sentí en mis carnes cuando yo fui la víctima, mi propia incapacidad para hacerme entender, y desde luego, la inacción de los adultos que me escuchaban y a los que recurría para protegerme: “pero qué cosas tienes, niña, cómo va a degollarte”. Al miedo entonces se suma la confusión, la humillación y la terrible sensación de indefensión.

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Es imposible leer estas noticias sin pensar en que podrían ser tus hijos quienes fuesen víctimas de este drama. No es nada descabellado ni improbable, más bien un riesgo cierto, ya que según las estadísticas, más de un 20% de los niños sufre acoso escolar en algún momento, y entre un 5% y un 10% sufre acoso escolar grave que supone acusados trastornos en su salud física y emocional, y que pueden finalmente derivar en un suicidio. Por otro lado, la incidencia de casos de acoso escolar por xenofobia, homofobia o racismo es atroz.

Y es imposible leer casos como el de Diego y los otros expuestos, y no hacerse preguntas: ¿cómo es posible que un niño o un adolescente sufra ese calvario durante tanto tiempo sin que se tomen las medidas oportunas?, ¿cómo puede haber, en algunos de estos casos, partes de malos tratos, lesiones, amenazas y humillaciones en público sin que nadie tomara cartas en el asunto? ¿por qué hay niños o adolescentes que disfrutan horrorizando y maltratando a otros? ¿qué tipo de personas son ahora y qué tipo de personajes serán en el futuro?

Detección precoz y nuevas tecnologías

No quiero sonar derrotista. Tengo amigos dedicados a la docencia y me consta que hay colegios que están haciendo enormes esfuerzos para prevenir el acoso e implantando programas de detección precoz, así como maestros poniendo todas sus dotes de empatía e inteligencia emocional en el asador, pero es evidente que se necesitan medidas universales, de aplicación generalizada y automática.

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Poner fin al calvario de estos niños y adolescentes debería ser una prioridad absoluta de las autoridades educativas, en lugar de cambiar las leyes educativas a golpe de urna como han estado haciendo hasta ahora.

Mientras tanto, como madres y padres nos queda la enorme labor de permanecer atentos a cualquier señal en nuestros hijos,  que pueda ser indicio de que están siendo víctimas de acoso escolar, así como mantenernos atentos a las nuevas formas en que éste se produce, sobre todo a través de los smartphones y las redes sociales. No debemos esperar a que sean ellos los que lo verbalicen, por mucho que nos cuenten cosas y que sean dicharacheros.

La parálisis, el miedo y la vergüenza, como ocurre con los abusos sexuales, dejan sin habla.

 

(Aquí puedes firmar para pedir que se implante en España un sistema contra el acoso escolar)

Imágenes: Unplash y Pexels

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22 comentarios

  1. Justo hace poco he leído la carta y me ha hecho llorar. He pensado lo mismo que cuentas tú. ¿Y si fuera mi hijo? En casa les podemos dotar de armas como autoestima pero las escuelas y las autoridades son las que tienen que poner remedio a esto, y de forma urgente.

    1. Ponerse en el pellejo de un niño de esa edad, y en el sufrimiento que ha debido acumular para llegar a este punto, encoge el corazón hasta de una estatua. Es tremendo. Debería estar en el punto número uno de la agenda del nuevo ministro de Educación. Veremos.
      Un abrazo!

    2. Marcos (papa de noah)

      Yo soy marcos un padre de un niño tímido y sensible y tio de un niño agresivo y problematico .que vive con nosotros .y yo fui un niño sensible y tímido como mi hijo. Y ante el temor de que uno sufriera acoso y otro se convirtiera en acosador lo que hice fue inscribirlos en artes marciales(cualquiera es válida) eso si eligiendo muy bien quien les iba a dar clase: claro pensareis de mi que ya esta el típico padre que piensa q a ostias se soluciona todo y nada más lejos de la realidad. Me explicó: las artes marciales tradicionales lo primero q inculcan es el respeto por tu profesor y tus compañeros de modo obsesivo. Te enseñan hasta el hastío que el arte marcial no se aprende para pelear sino justo para no tener que pelear.te enseñan disciplina autocontrol confianza en uno mismo. Etc….. Así el arte marcial es beneficiosa para el posible niño susceptible de ser acosado que le enseña auto confianza a integrarse en el grupo y por supuesto a defenderse en caso de que sea estrictamente necesario y al niño agresivo le enseña a canalizar esa agresividad autocontrol y respeto y empatia con los demás.
      Hay riesgo de que esto le vuelva aún más agresivo ? Pues si las da con un maestro serio el niño sabe q encuanto se sepa q ha empleado estas artes fuera del Dojo (gimnasio) queda automáticamente expulsado de la federación con la consiguiente pérdida de todos los cinturones obtenidos durante años aparte de que sería imputado como delito por usobde arma blanca. Desde luego en mi caso funcionó fui cinturón negro con 14 años. Y nunca jamas necesite usarlo pq sabes no meterte en peleas y pq el resto del colegio sabe que lo eres y te respetan . es más los matones del colé se cuidaban mucho de no meterse con otros niños porque sabían que no se lo permitiría. Perdón por el tocho.

      1. Gracias Marcos por tu reflexión, ha sido un placer leerte. Yo también he oído hablar muchas veces de los beneficios de practicar un arte marcial. De hecho, dos de mis tres hijos acuden a clases de judo y noto mejoría en el mediano que es muy nervioso.

        Muchas gracias por la visita y dejar tu comentario. Un saludo

  2. Es algo terrible. Creo que tenemos que escuchar a nuestros hijos y estar atentos. Aunque siempre estará ese temor de si seremos capaces de ver las señales.

    Como bien dices el acoso escolar existe desde siempre, mi esposo lo ha padecido. El problema que hay ahora es que traspasa el aula, con las redes sociales se magnfica y alcanza lugares ajenos al colegio también. Para un niño es muy difícil soportar esa carga.

    1. Tienes toda la razón Silvina, las redes multiplican exponencialmente el problema, haciendo IMPOSIBLE que la víctima “desconecte” de su calvario particular. Tenemos que poner todos los sentidos en proteger a nuestros pequeños.
      Gracias por comentar!

  3. Es tremendo, yo al leer esta mañana la carta me he quedado helada y mirando a mi hija esperando que ella nunca tenga que pasar por ello.
    Pienso en esos niños, ¿es qe disfrutan destrozando la vida a otros? Y, sobretodo, ¿como han llegado a ser así? Deberían investigar a fondo estos casos, dar con los críos responsables y hacer que paguen ellos y sus padres si hace falta!

    1. A mí también me preocupan enormemente los acosadores, María. Porque siguen entre nosotros, muchas veces son inimputables por edad, por lo que tienen todas las papeletas para continuar repartiendo el mal. Debería no solo preocuparnos el quién, sino también el POR QUÉ. Y a partir de ahí, estudiar qué se puede hacer con esos niños que ansían dañar a otros para divertirse.
      Un horror.
      Besos

  4. Qué pena leer esto Vero 🙁

    Y es un tema que me trae siempre de cabeza y ahora con peluchin más, es un niño tan noble, tan inocente y tan sensible que tengo pavor a que sea uno de ellos.

    Espero que no por favor y si se diera el caso estar ahí para solucionarlo . Ardería troya y no pisaría más el cole me parece a mi.

    1. Te entiendo perfectamente. Cuando sabes que tu hijo es sensible y dócil les vemos fácilmente en el perfil del niño acosado. Ojalá tuviéramos la receta para protegerles de pasar por algo así. Quiero pensar que la información es poder, y que estar alerta de cualquier signo o cambio en su comportamiento, ayudará a que se abran y nos compartan sus problemas. Ay, qué dolor.
      Un abrazo guapa

  5. El sistema es una auténtica mierda,es inconcebible que en el siglo XXl,ocurran estas cosas,no quiero decir con esto que haya gente muy eficiente en su trabajo,pero por desgracia,cada vez hay más gente que sólo van a cumplir sus horas y que le paguen a final de mes.Importándole bien poco o nada lo que ocurra.Sólo quieren las medallas sin sudarlas,y cuando alguna tragedia sucede entonces todos lo sabían,mientras que cuando han tenido el problema en sus manos han mirado hacia otro lado.

    1. El sistema tiene un montón de taras, Victoria, está claro. Yo creo que acoso escolar ha existido toda la vida, pero como matizaba más arriba otra lectora, ahora el cambio significativo lo aportan las redes sociales y la hiperconectividad. De esta forma, el acoso invade todas las esferas de la vida del niño convirtiendo su existencia en un auténtico infierno. Hay mucho que cambiar y esperemos de nuestros políticos algo de responsabilidad en esta nueva etapa.
      Un abrazo y gracias por pasar

  6. Terrible, no hay palabras,no me puedo imaginar el sufrimiento de ese niño,de esos padres…
    Las palabras se quedan cortas…
    Y un temor enorme de que me pueda pasar con mi pequeña, bufff… me sale la loba y no respondo de mí con cosas así 🙁

    1. Exacto, Laura. Es un auténtico drama todo. Que haya ocurrido, con el consiguiente sufrimiento previo del niño, y que el desenlace deje en herencia un enorme cargo de conciencia de los adultos de su entorno por no haber podido ayudarle.
      Un abrazo

  7. Noticias como esta me dejan sin aliento y me duelen mucho.
    Hoy mas queme nunca me reafirmo en mi reflexión: Educar con amor, con paciencia, educar desde la tolerancia, enseñando a nuestros hijos a ser solidarios con los niños más solitarios y con los niños que son agredidos verbal y físicamente, tenemos que darles seguridad para que nos cuenten lo que les pasa a ellos o algún compañero; de esta forma, sea quien sea el agredido, será más fácil encontrar ayuda.
    Vigilar el juego de nuestros hijos, la forma en que nuestros hijos tratan a los demás y viceversa, preguntemos en el cole las medidas que llevan a cabo para identificar el acoso escolar
    Hablemos con nuestros hijos, hablemos, hablemos, dotemos a nuestros hijos de confianza para que no se guarden nada y nos permitan ayudar.

    1. Opino lo mismo que tú, Brenda. Para mí la forma de erradicar el acoso escolar pasa por una crianza que alimente el SER EMOCIONAL de los pequeños, atenta sobre todo a sus necesidades afectivas. Pero como el mundo no depende de lo que individualmente pensemos o hagamos, la opción que debemos escoger para prevenir el acoso contra nuestros hijos es permanecer vigilantes sobre las señales que pueden ser indicios de problemas en la escuela. Y tampoco podemos desechar que sean nuestros hijos los acosadores o cómplices del acoso, por lo que como dices, habrá que estar atentas a las dinámicas de juego que podamos observar cuando se relacionan con sus compañeros y amigos.
      Gracias por pasar. Un abrazo

  8. Diego era de la clase de al lado de mi hijo, y compañero de aula de amigos comunes.
    No quiero decir que el motivo no sea acoso escolar, sería de las personas más interesadas en encontrar, identificar y erradicar esa lacra del colegio donde mis 2 hijos van a pasar durante 15 años más tiempo al día que conmigo.
    Quiero romper una lanza en favor del colegio, que creemos que ha puesto todos los medios a disposición de la policía judicial, que no aparecen indicios ni testimonios de tal cosa en su clase, ni en el patio, que estaríamos todos encantados de que los acosadores aparecieran, que no hay razón para tapar nada ni a nadie, no la hay, ALGUIEN SABRÍA ALGO, en un colegio de 1200 niños.
    Y es que nadie, PERO NADIE, puede señalar a ningún niño porque no hay rastro de tal cosa en este caso y; que por su triste final, y por estas razones que describo, esta búsqueda sin frutos, muchos padres, muchos compañeros y muchos profesores de Diego están destrozados.

    No me parece justo que se deje en el aire la idea de que el colegio no está queriendo aclarar el tema porque no es verdad.

    Mamá de alumnos del colegio Ntra. Sra de los Ángeles.

    1. Después de leer tus palabras, entiendo perfectamente la sensación de incredulidad y de estupefacción que tendréis toda la comunidad educativa. Obviamente, la intención de este post no es cargar tintas contra el colegio ni muchísimo menos. De hecho, ignoraba de qué centro se trataba, porque no es buscar culpables por la muerte de Diego lo que me movió a tratar este tema, algo que compete a las autoridades y que afecta únicamente a quien formáis parte de esa comunidad. Me he hecho eco de la noticia tal y como ha trascendido a los medios, es decir, como un caso de acoso escolar que ha acabado con el más fatal de los desenlaces, con el suicidio de la víctima. Y por las graves consecuencias que conlleva el acoso en la vida de miles y miles de niños, hemos querido tratarlo para hacerlo más visible, para concienciarnos como padres y madres del papel con debemos tener en su detección. Ojalá se puede esclarecer qué es lo que ha ocurrido exactamente en el caso de Diego, por vuestra tranquilidad y sobre todo por la de su familia. Un caluroso abrazo

  9. Se rompe el alma al leer la carta. Como educadora creo que la única manera de afrontar este problema es estando muy atento a las señales. Este niño debía estar pasando una angustia que, a la fuerza, algún adulto tuvo que notar, alguna señal o algún comentario, algo. Y lo preocupante es que la ayuda que recibió–si la recibió que no se sabe–no fue suficiente. Honestamente creo que lo que debería hacerse a nivel de colegios es con el acosador, no es tanto proteger a la víctima sino reeducar al acosador y evitar así futuros acosos cuando la víctima consigue ‘escapar’ del sufrimiento o pasa al siguiente curso o queda inmune. EN mi experiencia como profesora el acosador suele necesitar mucha atención y no sabe cómo gestionar sus necesidades emocionales y, por increíble que parezca, ve normal ‘reclamar’ esa atención así, ya sea porque así se siente ma´s fuerte o porque así reafirma la noción que tienen los adultos de él (de niño problemático, de niño ‘malo’) o por imagen ante el grupo… Luego también está el hecho de que detrás de un acosador de estos está también una familia que a saber cómo gestionan sus propios conflictos, pero que no le está retransmitiendo al niño unos patrones de conducta adecuados… Pero quiero pensar que a un acosador cuando le enfrentas con la realidad horrible que está haciendo sentir a otra persona recapacita, quiero pensarlo pero sé que es imposible a veces de pensarlo cuando ves estas noticias.

    1. Qué interesante punto de vista. Al final es seguir el refrán “muerto el perro, se acabó la rabia”. Entiéndase lo que quiero decir: si abordamos las causas que llevan al acosador a comportarse como tal, acabamos con el problema. Es una importante vuelta de tuerca al resto de aportaciones.
      Gracias por ofrecer tu punto de vista
      Un abrazo

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