He analizado mi rutina diaria y el resultado es que vivo en modo exprés

Quizá es que me pongo a reflexionar sobre la velocidad de la vida solo cuando me da la sensación de que voy tan deprisa que no me entero de lo que pasa.  Y estas últimas semanas, han ido tan rápido que miro a mi alrededor y pienso en las cosas diferentes que he podido hacer… ¿Cuántas crees que salen? ¿Muchas? Pues te equivocas. Cuánto más rápido vivimos, menos cosas diferentes hacemos. Esto quiere decir que nuestra rutina diaria, la que se compone de 10 actividades (más o menos), es una locura. Que hacemos poco y encima lo hacemos sin ser conscientes de ello. Mindfullness, my friend. Analicemos nuestra rutina diaria para salir del modo exprés.

rutina expres 1

6:15 a.m. Cuando me levanto

Aquí comienza la maratón diaria. Me levanto con el tiempo justo para desayunar (bien, que soy de las de desayuno completo), lavarme los dientes, maquillarme rápidamente, vestirme y meterme en el coche durante 30 minutos hasta la oficina. Los días que trabajo en casa, duermo 45 minutos más. Creo que me vienen de maravilla para recuperar sueño (aunque dicen que el sueño no se recupera jamás, yo quiero creer que sí) y estar preparada para un día intenso.

8:00 a.m. A darlo todo

Sí estoy en la oficina, es cuando empiezo a concentrarme de verdad. Y cuando empieza a sonar el teléfono, cuando empiezo a revisar las listas de cosas por hacer, cuando empiezan las visitas, las reuniones, las citas… Si estoy en casa, es el momento del Good morning, my little princess, los buenos días de mis niñas. Aquí tengo que darlo todo, para que una hora después estén en el cole, la casa esté recogida y pueda empezar mi mañana. Y también es aquí cuando empiezan las batallas: no quiero zumo, quiero esa galleta, lávate los dientes, vamos ponte las botas, has cogido la mochila, venga vamos, venga vamos, venga vamos, vamos, vamos… Para llegar siempre tarde y con la lengua fuera.

rutina expres 3

15:00 p.m. Primera parte completada

Pues sí, es como un hito. Las 15:00 horas y salgo de la oficina. Los días que tengo que volver con el coche, muchas veces me da la impresión de que con la velocidad me voy transformado, como Súperman. Voy dejando atrás un traje y me va apareciendo el otro. Dejo a la trabajadora, a la empresaria. Y me voy centrando en mi rutina de la tarde: comer, recoger, preparar meriendas, el carro para la piscina si es lunes o miércoles, la guitarra y carpeta si es martes y  si es jueves delantal y twper para la pequeña, que tiene Minichef. Además cambio de bolso a mochila, para completar el look maternal (las madres somos las Tortugas Ninja de los patios de colegio), suplicando para que no se me olvide nada.

19:00 p.m. Volviendo a casa

Vale, que somos unas cierrapatios, lo sé. Las niñas y yo no tenemos casa, nos gusta estar en la calle. Nos da igual en el patio del colegio, en el parque, en una plaza, saltando muretes o tomando una caña si la tarde lo permite. Llegar a casa antes de las 19:30 no entra en nuestros planes. Los lunes y miércoles a esa hora llevo a la peque a jugar con algúna vecina y vuelvo a la piscina, a por la mayor. Esos días llegamos a casa sobre las 20:30. Agotada ella por los largos de natación en diferentes estilos y agotada yo, que llevo más de 18 horas a tope. Y llegan las cenas y las broncas, porque queremos que se pongan rápido el pijama, cenen, se laven los dientes, leer un cuento y cerrar los ojos. Venga vamos, venga vamos, venga, venga, venga…

21:30 p.m. Segunda parte completada

Es el momento en el que dejo de ser madre (más o menos, hay noches en las que no lo dejo nunca…). Las niñas a dormir y yo a recoger, ducharme y desplomarme en el sofá a hacer algo que no requiera mi atención plena. He intentando darle al crochet, pintar un precioso libro para colorear sobre rincones de Barcelona, iniciarme con alguna de las series que han recomendado mis compañeras en varios post e incluso seguir mis propias recomendaciones 1 y 10. Pero nada, a esas horas, no soy persona.

rutina expres 2

Así que reflexiono: ¿qué he hecho en todo el día? ¿dónde he estado? No soy capaz de recordar las mil ideas que me han surgido durante el día y no he apuntado. No se si he sonreído mucho o poco. Si con mis hijas ganan hoy las cosas bonitas o los enfados y los gritos. Incluso pienso si he estado con ellas, o solo las he acompañado durante unas horas (aquí es cuando me invaden el sentimiento de tristeza y el de malamadre a partes iguales). Sé que he corrido, que he ido de un sitio a otro. Que mis hijas han sido “arrastradas” en nuestra rutina común. Pero me acuesto todos los días con esa sensación de ir en modo exprés. Y de no haber hecho nada más que las cosas de siempre…

¿A tí también te pasa? Mindfulness, my friend. Aunque sea un ratito cada día..

Ruth de R.

Soy de esas personas que siempre llega tarde, siempre tiene que hacer más de tres cosas para ayer pero siempre lo hace con una sonrisa puesta. Estoy encantada con mi vida, aprendiendo cada día, disfrutando todo lo que puedo. Y riéndome, que es el ejercicio más saludable de todos

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13 comentarios

  1. Toda la razón amiga…nos pasamos los días corriendo y al final nos damos cuenta de que han pasado meses enteros en los que no nos hemos parado a pensar ni un minuto.

  2. Igualico igualico, oyes. Solo que yo llego antes a casa por la tarde para enfrentarme a dos horas de infierno-deberes (no es que les manden muchos, es que si miras por la ventana, y luego suspiras mil veces, después te quejas porque perdiste una pintu, a continuación afilas las demás pintus llenando todo de virutas, luego te acuerdas de que un niño te dijo una cosa fea, endespués miras la página con desgana y, claro, las letras te bailan, para a continuación tener un colapso de desmayo seguido de un berrido de tu madre, casualmente luego se cae un muñeco de la estantería, y te dan ganas de hacer pis, vuelves y te lo encuentras todo lleno de virutas de afilar, las recoges, tienes que volver porque te quedaron algunas, te tiras en la silla, tu madre te vuelve a dar un bocinazo… pues claro, lo que tenía que durar 20 minutos son dos horas y cuarto, bien regado de riñas y advertencias).
    Pues eso. Que así y todo me das envidia.

    1. ¡Ohhhh!!! Es para llorar, aunque si lo reelemos e intentamos tomarlo con humor… ¿Lo intentamos?

  3. Es verdad, unos deberes? A mí también me invade esa sensación y eso que aún son pequeños y están más libres de rutinas, clases… Pero no sé si hemos disfrutado o luchado más por comer bien, recoger, no pegarse… Vida exprés tal cual

  4. ¡Ya te digo que si me pasa! Vivo así, todos los días, cada hora, cada segundo. Y siempre con la sensación de que no llego, que no hago lo suficiente, que me he dejado esto o lo otro sin hacer… Y lo que aun es peor, que no he jugado con los peques, que no he reído nada, que no he dado suficiente besos ni suficientes abrazos.

    He de parar, reflexionar, calmarme y centrarme. Estoy segura de que si lo hago seré capaz de hacer las mismas cosas (o más) pero mucho más tranquila y feliz.

    Un besote!!!

    1. Estoy contigo…Lo peor es que nos sabemos la teoría, pero ¿cuando la ponemos en práctica?

  5. Qué identificada!!! y eso que yo, ahora, con el nuevo horario, disfruto más de la vida. Pero las extraescolares, ¡ay! las puñeteras extraescolares. Esas son las que al final acaban descuadrándolo todo

    1. Yo no me quejo de las extraescolares. Me quejo más de los pocos besos que les doy… Y de que estamos donde queremos, pero con la sensación de no estar. El maldito mindfulness..

  6. Y esta es la razón por la que entro a comentar a las 21:48… porque llevo toooodo el día corriendo haciendo cosas para otros. ¡Con las ganas que tenía de leerte! Bueno, más vale tarde que nunca. ¿Crees que algún día lograremos poner de moda un “más vale pronto que tarde”? Besitos.

    1. Me mola el lema. Camiseta ya!!

  7. Pues sí, me pasa, hace poco escribí post sobre este tema aunque de forma diferente, porque últimamente tengo muy acusada esa sensación de que no puedo, que no llego, que no hago más que planificar todo pero no llego a nada o llego sí, pero hecha un guiñapo.

    Algo hacemos mal (o mucho), lo sé.

    Besos

  8. ¡Ay! El Mindfulness que bonito es en la teoría y que difícil de llevar a cabo,pero hay que intentarlo.
    Las madres siempre con este sentimiento de no llegar, de no parar y terminar el día agotada.
    Mi propósito de año nuevo es tener más Mindfulness, priorizar y a lo que no llegue pues…no he llegado y punto.
    Os deseo un feliz año a todas.
    Un abrazo

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