Emigrar con hijos: 5 razones fabulosas

emigrar con hijos
Emigrar con hijos, todavía más divertido 🙂

Parece que emigrar siendo joven y sin compromiso es toda una aventura, mientras que hacerlo con niños puede convertirse en un drama épico… Bueno, ya te digo que lo contrario también puede ser cierto.

Como todas las cosas, todo es ponerse. Y aunque en principio pueda parecer que irse a vivir a otro país con niños va a ser una cosa terrible, en realidad, el drama lo montas tú, porque ellos, para tu sorpresa, van a estar la mar de bien. Y te aseguro que están forjando carácter. Que ya te gustaría a ti haber tenido las experiencias y el saber estar que tus hijos van a tener.

Emigrar con hijos. Lo que les aporta

Entre otros muchos rasgos positivos destacados por estudios realizados por no-sé-quién en no-sé-donde, tus hijos van a ser más capaces de integrarse en nuevos círculos, van a tener mentes más abiertas, van a ser capaces de afrontar problemas de forma resolutiva, se ilusionarán por los cambios en lugar de recibirlos con terror y, si todo sale como está previsto, habréis creado unos lazos fantásticos entre vosotros. ¡Un chollo vamos! (Si es que el que no se consuela es porque no quiere).

Capacidad de integración

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Sabes aquello de que aprendemos por imitación ¿no? ¿NO? Bueno, pues tus hijos sí que lo saben. Lo tienen claro y cristalino y, mientras tú te repites sin cesar el mantra “Allá adonde fueres, haz lo que vieres”, ellos ya están chapurreando, copiando gestos o expresiones e integrándose en su entorno que ríete tú de los camaleones azules. Deja de decirles cómo han de hacer las cosas y copia lo que hacen ellos: aprender por imitación. Luego, ya en tu casa meditas y reflexionas si lo aprendido te va o no te va, si has de poner en crisis tus creencias o no. Pero, de entrada, observa y aprende igual que hacen ellos.

Apertura de mente

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Entenderán culturas diferentes, verán lo diverso que es el mundo. Que aquí puede estar bien una cosa y en otro lugar ser correcto lo contrario. Verán lo absurdo que es ser categórico. Aprenderán a considerar que lo contrario puede ser también aceptable y, a falta de argumentos convincentes, buscarán sus propias razones para validarlo. En definitiva, a falta de verdades inamovibles, no les quedara más remedio que ejercer su capacidad crítica. Qué bien ¿no? Serán (tendrán que ser) más tolerantes y estar dispuestos a comprender opiniones contrapuestas. (Eso es así excepto cuando le dices a tu hijo que baje del sofá, que en su “mente abierta” no le cabe ¡que en el sofá no se salta! Pero bueno. Sigamos viendo ventajas, que eso igual es simple sordera selectiva).

Refuerzo del núcleo familiar

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Los abuelos no están, los tíos tampoco y aunque los echamos muho de menos (y esto pertenece más a las desventajas que a las ventajas) sí que podemos encontrarle un rasgo positivo. De alguna manera, toda la vida familiar gira en torno a la pequeña familia. Las excursiones, las pelis en el cine, las conversaciones. Cuando tú, adulto, has de aprender el idioma y tus hijos te toman la delantera, sin haber asistido a la mitad de cursos que tú, eso os pone en una situación curiosa. Pulir una lengua extranjera (con la que llevas años peleándote) de la mano de tus hijos es la bomba.

Solución de problemas

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No es que quedándote en tu país no vayas a tener problemas, pero digamos que, si te vas a otro, ¡no vas a tener menos! Eso seguro. Prueba a cambiar de cole, de barrio, de amigos y que encima nadie te entienda… ¡ni tú entiendas a nadie! ¿No te parece que si sales de ese atolladero, podrás afrontar cualquier situación? No es fácil, pero los chavales encuentran recursos. Encuentran maneras de hacerse entender, encuentran formas de hacer amigos más allá de la lengua. Son solucionadores de problemas natos y esta situación les estimula todavía más a poner en práctica esa habilidad (que con el tiempo se nos anquilosa).

Actitud positiva ante los cambios

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Los cambios y novedades pueden ser sorprendentes, maravillosos, excitantes. Creo que esto es algo que aprenden rápidamente los niños que cambian de país. Eso no quiere decir que no haya dificultades. Pero el superar esos obstáculos iniciales y la satisfacción que proporciona… te hace querer más. Más retos, más novedad. Pienso que exponerse a situación diferentes genera una actitud positiva frente a los cambios. Y, sobretodo, ayuda a comprender que nada (ni lo bueno, ni lo malo) es para siempre (que es uno de los mejores aprendizajes que podemos hacer). Que ya sabes que nunca te bañarás dos veces en aquel río.

Bueno… y de las desventajas ya, si eso, hablamos otro día ¿vale? 😉

Fotos: Pixabay

Nuria Puig

Mi nombre es Nuria pero, donde vivo, tienden a llamarme Julia. He tirado la toalla y, si me llamas Julia, también me giraré. He trabajado en construcción y en educación pero lo que hace que me olvide de comer y de beber es: escribir. Voy por la vida con Gorro y a lo Loco

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3 comentarios

  1. Me encanta!!! mi marido siempre dice que le encantaría que nos fuéramos a vivir fuera de España y a mi, aunque a veces me apetece, otras veces me da un perezón….

  2. En mi caso, soy yo la que dice que nos vayamos unos años al extranjero… Pero creo que tendremos que esperar a la jubilación!!
    Visto como Nuria, puede ser hasta bonito. Aunque he leído las frases con su tono irónico de fondo… Ja,ja,aja,aja. Sí, creo que sería muy bueno para mis hijas, eso seguro.

  3. Sin duda, sería una experiencina fabulosa. ¡Estoy segura!

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