Las amigas son importantísimas en nuestras vidas. Están en las buenas, en las malas y en las regulares. Se emborrachan contigo Te acompañan en las rupturas, se emborrachan contigo otra vez en las bodas y son casi las primeras en ir a verte al hospital cuando eres madre. Comparten tu día a día aunque no os veáis, saben leer entre líneas y averiguar cuando las necesitas aunque no lo digas y también se dan cuenta cuando necesitas espacio. Las amigas son la bomba.
Por eso los viajes con amigas son una de las experiencias más maravillosas, una de las que no te puedes perder. Estos son algunos de nuestros viajes con amigas… Si aún no has hecho ninguno, ya estás tardando. Ponte las pilas, mujer, que mira qué bien lo pasamos nosotras.
A Milán (Sara)
Yo no he viajado mucho con mis amigas y no será por falta de oportunidades ya que viajan más que los baúles de la Piquer. Hace unos años nos fuimos unas cuantas, dejando a maridos e hijos unos días a Milán ¡y qué bien me lo pasé! Me gusta mucho ver piedras y afortunadamente a ellas también así que fue muy fructífero en todos los sentidos y nos lo pasamos como los enanos. ¿Quién dijo que ir con las amigas tenía que ser complicado? En nuestro caso desde luego no se cumple.
A Lisboa (Núria)
Tiene que ser este viaje. Teníamos 19 y después de un porrón de años (que no voy a concretar… bueno veeeenga más de veinte) recibo por whatsapp una foto de ese viaje, porque dos de ellas estaban haciendo un revival, mirando fotos de antaño (fotos en papel, claro). Así es como este viaje ha vuelto colarse en mi memoria. De golpe y porrazo. Lisboa es mar, tranvías amarillos, iglesias con césped, repostería exquisita… y tíos morenos de ojos bonitos. ¡Ah! y pastas ¿he dicho ya lo de los pastas?
A Barcelona (Merak)
Quizás fuese porque lo hice con una amiga con la que en aquel momento tenía un vínculo muy especial, quizás fuese porque era la primera vez que viajaba sola, sin mi familia, los cuatro días que con 20 años pasé con ella en Barcelona son, sin duda, ese viaje soñado que me encantaría repetir. No era la primera vez que visitaba la ciudad, de aquella fue muy especial. Eso mirando al pasado porque, si miro al futuro, en mente está, sin duda, poder viajar a Nueva York con la que ahora sé que siempre será mi mejor amiga del mundo mundial y por siempre jamás -que dirían mis hijas-: Mi hermana.
A Madrid (Nat)
Y pensaréis que estoy loca (¡soy de Madrid! XD) pero ese fin de semana que compartí en Madrid con casi todas mis compis de Mujeres y Madres Magazine fue genial y no veo el momento de repetirlo. Un fin de semana cargado de abrazos, besos, risas, lágrimas, confidencias e incluso experiencias paranormales (¿o no Vero?), pero sobre todo hubo complicidad y lo pasamos tan bien que ojalá podamos volver a juntarnos otra vez muy pronto. Y aunque algunas ya nos están con nosotras, siguen estando de alguna u otra forma. Esa fue una de esas escapadas que son pura inyección de vida y creo que mis compañeras piensan igual. ¿O no chicas?
A Tavernes de Valldigna (Majo)
Me pasa un poco como a Nat, que siendo de Valencia, elijo un destino muy cerca. Pero es que ese viaje fue mítico. Chicas con 23 años, jóvenes, guapas, y con muchas ganas de pasarlo bien. Decidimos que era nuestro viaje fin de carrera. Disfrutamos como enanas, quemamos la noche de Gandía, y nos dejó muchos recuerdos que no olvidaremos. Fue el principio del fin. El hito que marcó un viaje de no retorno. Ese verano nuestras vidas por diferentes motivos se separaron para no volver. Pero desde luego que, a ellas, las guardo en mi recuerdo como esas grandes amigas que tanto me dieron.
Donde sea pero con Ruth (Let)
Ruth es la constante más constate de mi vida. Desde que en 1996 el azar nos sentó en la misma clase de primero de Periodismo siempre ha estado conmigo. Juntas -y algunas veces en compañía de otros- hemos viajado a Salamanca, Sanxenxo, Barcelona, Benidorm, Gandía, Cuenca -a un pueblo en medio de la nada al que llegamos de noche esperando que, de entre la niebla, saliera el de la motosierra- Londres y París. Así que yo recuerde.
Puede que este último sea el más especial de todos -aunque el de Londres fue un viaje de sanar heridas increíble- porque fue nuestro viaje de fin de carrera en 2001. No terminábamos de encajar en ninguno de los planes que se estaban organizando en nuestra clase. Yo no había podido ir de paso del ecuador y tenía claro que el de fin de carrera tenía que hacerlo. Así que decidimos ir a Disneyland. Por ahí empezó la idea, pero cinco días entre niños se nos hacían demasiados y, al final, el destino fue París. Anduvimos mucho muchísimo, nos reímos todo y más, visitamos iglesias, museos, cementerios, nos hicimos confesiones y escribí un diario que años más tarde pasé a limpio y le regalé.
Donde sea, pero con ella.
Fotos: Pixabay, Valencia Bonita, propia (Let).
¡Me encantan vuestros viajes!!
Yo no he hecho ninguno que recuerde…así que eso voy a tener que resolverlo jaja
Un viaje MMM, ¿qué tal te va? Yo me apuntaría.