Una vez más, estrenamos año. El tiempo vuela, parece que fue ayer cuando nos estabamos despidiendo de 2015 para recibir con los brazos abiertos a 2016. Y aquí estamos, estrenando 2017. ¡2017! Todo el mundo dice que la llegada de un nuevo año es momento de marcar objetivos, hacer própositos o lanzarte a por nuevos retos… El otro día ya os contamos lo que las mujeres de esta redacción le pedimos al nuevo año, pero para mí 2017 es simplemente un nuevo año cargado de vida. O un pedacito de vida cargado de nuevas oportunidades. ¡Tú eliges! ¿Verdad que suena mejor que una larga lista de propósitos?
Nunca me ha gustado eso de marcarme propósitos para comenzar el año. La llegada de un nuevo año siempre es motivo de celebración con propósitos o sin ellos. Es una renovación de vida y los propósitos te los puedes marcar en cualquier momento del año, ¿por qué siempre insisten en que nos los marquemos justo ahora? Tenemos 365 días por delante para vivir, disfrutando a tope cada segundo bueno o malo. Eso es lo que de verdad a mí me importa de la llegada del nuevo año. ¡Vivir! Qué no es poco…
Basta con mirar con un poco de atención a nuestro alrededor. Entonces nos daremos cuenta de todo lo que tenemos que, por poco que a veces pueda parecernos, es bueno, muy bueno. La vida que llevamos no nos da tregua y es muy necesario, de vez en cuando, parar, observar, analizar y, sobre todo, disfrutar de lo que ya tenemos antes de desear más.
Disfruta con lo que tienes antes de marcarte nuevas metas para el nuevo año
Vivimos en una sociedad hiperexigente en la que nunca nada es suficiente. No celebramos lo suficiente nuestras victorias que, aunque a veces no nos lo parezca, son muchas. Cada vez que alcanzamos una meta rápidamente tendemos a marcarnos otra meta por encima sin dedicar el tiempo suficiente a celebrar el triunfo obtenido. Y dedicar tiempo a celebrar los logros es tan importante como alcanzar todo lo que nos proponemos. Saborear nuestras victorias es, para mí, disfrutar de la vida y me ayuda a sentirme orgullosa y con fuerzas para seguir viviendo.
Yo para 2017 no quiero una lista de propósitos, ¡no quiero! Sobreviviré al nuevo año a pesar de comenzar el año sin ella, os lo aseguro. Mi único propósito para 2017 es disfrutar al máximo de cada vivencia, como he hecho con 2016. Disfrutar sin la obsesión de tener que alcanzar algo, sin prisas, sin agobios…
No me quiero poner dramática, no es mi estilo, pero seguro que recuerdas algo que pasó en 2016 que te hizo pensar que no merece la pena agobiarse con nada ni un solo minuto. La muerte de algún familiar cercano, una repentina enfermedad de alguien a quién conocías o cualquiera de las tragedias que rodean nuestro día a día. Siempre suceden cosas que nos frenan en seco y nos hacen recapacitar sobre lo que tenemos. Y, lo más importante, sobre cómo disfrutamos con lo que tenemos. No te voy a decir que pienses continuamente en ello, pero no lo olvides. Que eso te sume en lugar de restarte.
El nuevo año nos traerá cosas buenas y cosas malas, de estas espero que pocas, pero al menos nos traerá cosas, momentos, instantes, vivencias… Cada día es una nueva oportunidad para hacer todo lo que te propongas, nunca lo olvides. No es necesario vivir obsesionado con una larga lista de propósitos para lograr cosas. Date tú tiempo y no tengas prisa. Los propósitos, las inquietudes y las ganas de alcanzar metas irán viniendo según vivas.
No te olvides de… ¡VIVIR!
Comienza 2017 viviendo, recordando todo lo que te dio 2016 (¡seguro que habrá algo bueno!) y con ganas de saborear cada día como si fuese el último. Yo pienso hacerlo. Y, pensándolo bien, yo sí tengo un propósito claro para el nuevo año: VIVIR.
Y para tí… ¿que supone el nuevo año? Da igual como lo afrontes pero al menos sonríe, un nuevo año siempre es vida. ¡No lo olvides!
Imágenes: Pixabay
eso me he propuesto yo, pensar un poco menos, sonréir un poco más
¡Me encanta Marisa! 🙂
Un post genial
¡Muchas gracias guapa!