8 cosas que mis hijas han aprendido teniendo una granja

Tenemos una granja, con un montón de vacas, ovejas, gallinas, cerdos, cabras, un caballo, varios perros y gatos, desde hace casi 4 años. Cuando empezamos con la granja, éramos de los pocos granjeros que tenían una granja tan grande. La verdad es que empezamos poco a poco, primero unas cuantas parcelas de tierra de cultivo y unas gallinas. Luego llegaron las vacas y otros animales, cada vez sembrábamos más y recogíamos diferentes hortalizas y cereales. Al final tuvimos que ampliar el granero… Total, que ahora, tras muchas ampliaciones y ampliaciones, tenemos esta magnífica granja. Y nuestras hijas aprenden mucho con ella cada día.

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1. Como es el ciclo de la vida en una granja (el del Rey León ya lo sabía)

Cuando empezamos con la granja no creíamos que llevase tanto trabajo, ni que creciera tanto. Lo que empezó como un montón de tierra para cultivar trigo y maíz, continuó con un horno para pan, una lechería para transformar la leche de las vacas, llegaron las cabras y su queso, los cerdos y el bacon, tuvimos que comprar una cocina para hacer hamburguesas y cuando pusimos ovejas, resultó que necesitaban soja para su pienso y cultivamos soja.

2. Como comercializar los productos de la tierra

Y con la lana de las ovejas hacíamos mantas y gorros y empezamos a venderlos. Pero la gente los quería azules, así que plantamos añil para teñirlos. Y como teníamos huevos a cascoporro, empezamos a hacer bizcochos y los vecinos nos compraban las tartas. Pero las querían de diferentes sabores, así que plantamos fresas y llegaron los primeros frutales. Y venga a coger fruta, tanta que empezamos a comercializar zumos. Y helados. Vamos, que en un año teníamos casi un supermercado en medio del campo (un puesto de venta sí, junto al camino de entrada a la granja).

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3. A aprovechar los recursos de la naturaleza

La granja está junto a un río, enorme y caudaloso. Así que de vez en cuando llegan pequeños barcos de mercancías, que quieren que les suministremos de todo: desde patatas hasta pizzas. La verdad es que lo pagan muy bien, así que eso nos genera buenos ingresos, que invertimos constantemente. Hace poco más de un año, nos dijeron que teníamos metales preciosos y carbón en una de las laderas de las montañas que rodean a la granja. Así que montamos una fundición y hacemos joyas pequeñas o vendemos carbón en nuestro puesto.

4. A ser generosas

Los vecinos vienen constantemente desde granjas cercanas, a pedirnos cosas: que si zanahorias, que si leche, huevos, manzanas… Y por supuesto que les damos, siempre que tengamos compartimos lo nuestro.

5. A invertir con cabeza

Y con perspectiva. Porque de repente vendemos mucho y tenemos cash, pero no podemos comprar sin cabeza. Hay que valorar que necesitamos, si son más máquinas, si hay que ampliar el silo o el granero o si tenemos que comprar metales u otras materias primas para seguir produciendo.

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6. Como es la vida en el campo

Ellas se dan cuenta de que la vida de campo es muy dura. ¡No paramos! Desde que te levantas, hay docenas de cosas por hacer. Cuando no es con los animales, recogemos frutas, verduras, segamos, almacenamos o vamos a vender. Hay que estar produciendo constantemente, la granja no duerme nunca.

7. Los diferentes ecosistemas y como sacarles el máximo rendimiento

Desde hace unos meses, subimos a pescar a una laguna cercana a la granja. Al principio no teníamos ni idea de como se pescaba, pero ahora dominamos el tema cebos, pescamos diferentes especies y hasta fabricamos nuestras propias redes (sí, dejan pescar con red en un lago, increíble). Estamos montando una pequeña procesadora de cangrejos, para hacer palitos. Pero lleva mucho tiempo, los permisos son complicados…uf, un rollo. Pero con esto, mis hijas han aprendido todo lo que puede dar de sí un lago. ¡Y hacemos una hamburguesas de pescado que están de vicio!

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8. A trabajar en equipo y valorar el esfuerzo

Creo que es la enseñanza más importante que podemos transmitirles a nuestras peques: el valor del trabajo en equipo y del esfuerzo que cuestan las cosas. Es una forma de combatir la inmediatez que muchas veces les rodea, porque en una granja las cosas llevan su ritmo. Aprenden a medir los tiempos, a cultivar primero, guardar, transformar, vender, producir, invertir. Y saben que ellas solas no pueden hacerlo todo, que es la familia la que tiramos de este carro, todos juntos 😉

Imágenes: de mi granja, claro está

Ruth de R.

Soy de esas personas que siempre llega tarde, siempre tiene que hacer más de tres cosas para ayer pero siempre lo hace con una sonrisa puesta. Estoy encantada con mi vida, aprendiendo cada día, disfrutando todo lo que puedo. Y riéndome, que es el ejercicio más saludable de todos

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1 comentario

  1. Anabel Jiménez Sanz

    Muy bueno, yo también tuve una pero la tuve que dejar… me quitaba mucho tiempo ;p

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