6 curiosidades sobre el Cubo de Rubik que quizás desconocías

A ver. Que levante la mano el que alguna vez haya logrado completar más de una cara de un cubo de Rubik… Ummm, lo que me esperaba. Veo que vosotras, como yo, formáis parte de esa generación de cuarentañeros que lo más cerca que estuvo de completarlo fue cuando planeó despegarle las pegatinas para recomponerlo correctamente. Seguro que en vuestra casa, como en la mía, había uno de esos artefactos rodando de cajón en cajón con más pena que gloria. ¿En serio que hay gente capaz de resolverlo?

cubo de rubik

No me preguntéis qué extraña fuerza interior operó en mí pero hace unas semanas cayó uno en mis manos, lo miré, me miró y decidí que era el momento de ajustar cuentas. Si hay un colectivo de seres superiores capaces de hacer girar aquello y agrupar colores como corresponde, yo quería formar parte de él. Ni que decir tiene que lo logré, porque a cabezona tenaz no hay quien me gane. Tampoco hay quien lo haga a obsesiva compulsiva y friki, así que una cosa llevó a la otra y ahora, en las pocas horas muertas que me deja mi rol de madre trabajadora, además de ver series resuelvo cubos, de todos los colores, tamaños y formas.

Lo resuelvo, lo hago rodar por el sofá hacia mi marido para que me felicite, lo deshaga, me lo devuelta y empiezo de nuevo. A veces me siento como un perro que trae la pelota de vuelta y espera la palmadita de su dueño antes de que se la vuelta a lanzar. Quizás a vosotros no os dé tan fuerte, pero yo me he propuesto que os pique el gusanillo y, para abrir boca, quiero contaros algunas curiosidades sobre el cubo de Rubik que quizás os hagan mirarlo con otros ojos.

Erno Rubik, el padre de la criatura

Erno Rubik, un escultor húngaro que impartía clases de arquitectura, fue el inventor, en 1974, de lo que originalmente se conocía como Cubo Mágico pero que, con el tiempo, acabó heredando el nombre de su creador. Lo inventó como una herramienta para ayudar a sus estudiantes a desarrollar el sentido espacial y entender los objetos tridimensionales.

erno rubik
Erno Rubik en una foto de Newshub

El bueno de Erno Rubik llegó a creer que su “juguete” no tenía solución, pues tardó más de un mes en recomponer todas sus caras… así que tú, no desesperes…

Más rápido que el ojo

En 1982, se celebró en Budapest el primer campeonato de cubo de Rubik. El estadounidense Ming Thai fue el vencedor. Tardó solo 22.95 segundos en resolverlo. Quizás te parezca una hazaña, pero te aseguro que resulta muy lento teniendo en cuenta que el actual récord del mundo, en posesión de Feliks Zemdegs, está fijado en 4.737 segundos ¿Que no te lo crees que sea posible completarlo en ese tiempo? ¡Observa!

Los aficionados que compiten por resolverlo lo más rápido posible se llaman speedcubers. Su conocimiento de la estructura del cubo, de los patrones de color, los algoritmos, pero también su destreza con las manos hacen que muchos bajen de los quince segundos. En los campeonatos, por cierto, no se utiliza el cubo de Rubik original, sino una “imitación”, el Dayan 5 Zhanchi, con mejor deslizamiento de sus piezas. A día de hoy, esos campeonatos incluyen varias modalidades, como resolver el cubo con los ojos cerrados, con solo una mano, en el menor número de movimientos o -¡atención!- ¡¡¡¡con los pies!!!!!

Hasta el infinito y más allá

¿Sabes cuántas combinaciones diferentes tiene un cubo de Rubik? Casi hay que tener un máster en matemáticas para registrar el número: 43.252.003.274.489.856.000. O lo que viene a ser lo mismo: muchas, ¡muchísimas!, más de 43 trillones y eso solo si tenemos en cuenta el cubo tradicional de 3x3x3, porque hay versiones con muchas más piezas móviles…

Pero, tranquilo, como os voy a explicar a continuación, no tienes que memorizarlas todas para resolver el cubo.

¿De verdad hay forma de resolver este desaguisado?

Sí, aunque no te lo creas, sí la hay y es más “sencilla” de lo que crees. Probablemente hayas intentado -quizás hasta conseguido- completar una cara pero, a partir de ahí, te hayas liado. Planteamiento erróneo. El cubo no se resuelve por caras, sino por capas -superior, media e inferior, por este orden- y, aunque algunos movimientos son intuitivos, la mayoría siguen patrones de movimiento -llamados algoritmos-, que una vez que memorizas no tienen fallo.

Hay muchos métodos para resolverlos, pero el más popular para hacerlo rápidamente es el Fridrich… de nombre Jessica, por cierto.

Este método para principiantes es el que yo seguí para resolver mi primer cubo.

También existe algo que se conoce como el “algoritmo de Dios”, que es el número mínimo de movimientos que nos garantiza resolver el cubo desde cualquier combinación posible -evidentemente, puedes lograrlo con menos si la posición de partida es idónea para ello, pero con 20, bien aplicados, siempre se resuelve-. Lo hallaron unos programadores informáticos en 2010.

Un cubo para cada cuboadicto

Probablemente, estés familiarizado con el cubo original (3x3x3) pero hay infinidad de modificaciones. Y no solo me refiero a diversas “imitaciones” de ese modelo, sino a todo tipo de variaciones en cuanto a tamaño, formato o número de piezas. Muchos pierden su forma cúbica, otros tienen caras irregulares, los hay de materiales exóticos y carísimos y extremadamente grandes -el mayor, en Knoxville tiene 3 metros de alto y 500 kilos de peso-… Incluso existe cubos en braille para ciegos. Cada uno se presenta como un nuevo reto para los cuboadictos, que suelen tener sus preferidos. Entre los más espectaculares -a la vez que populares- el Mirror que os enseño más abajo. Si hablamos de raros, la lista es extensa…

cubos rubik raros

El juguete más famoso de la historia

Con más de 350 millones de unidades vendidas, el Cubo de Rubik no es solo el juguete más popular, sino también el más vendido de la historia. Una de las razones, sin duda, es la universalidad de su planteamiento.

rubik mirror
Cubo de Rubik modelo Mirror

Imágenes: Newshub, Aliexpress, Shutterstock

María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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