Soy una gafas ¿y qué?

Si os habéis fijado, en las películas los empollones de la clase siempre llevan gafas. Llevar gafas, tener acné, sobrepeso y un aspecto desaliñado es cliché más habitual de los listos del colegio… y pese a todo yo siempre recuerdo haber querido llevar gafas.

Nací con un músculo del ojo atrofiado (algo que no sabe mucha gente) y esto hace que mi ojo izquierdo no pueda moverse hacia el lado exterior. Nunca me ha supuesto mucho problema más allá de que en lugar de mirar de reojo tengo que girar la cabeza completamente, pero eso ha hecho que mis visitas al oftalmólogo hayan sido de siempre mucho más frecuentes que las del resto de los niños. Cada vez que íbamos mi sueño era que me dijeran “tienes que comprar gafas graduadas” … algo que no ocurrió hasta los 16 años. Llevo desde entonces con ellas y sigo encantada. Porque llevar gafas es algo que a mí me encanta.

chica con gafas
Ya podía ser yo… pero no.

Y es que llevar gafas puede verse como algo propio de una tragedia griega o por el contrario asumirlo sin mucho drama. Al fin y al cabo al final de esta década es más que probable que un tercio de los españoles necesitemos gafas. Esto implica que seremos más los cuatroojos que el resto ¡así que les podemos!

Cuando me preguntan qué les veo de positivo a las gafas siempre les contesto con una obviedad: pues mira, que sin ellas no veo un pimiento y con ellas el mundo se abre maravilloso a mis ojos. ¡Es agotador cuando vas sin gafas (o sin lentillas, vamos)! Ese ceño fruncido, esa vista que vas forzando, esa sensación de estar desvalida total. Para mí ir sin gafas es como ir desnuda. Cuando tuve que renovar el carnet de identidad me dijeron que las normas eran bastante estrictas. Nada de flequillos, nada de sonreír, y que mejor sin gafas. ¿MEJOR SIN GAFAS? ¡Con deciros que me compré unas lentillas online a toda prisa por si acaso!

Señorita Honey de Matilda
¿de qué vas, bitter kas?

Todos parecemos un poquito terroristas en la foto del carnet de identidad pero en serio que todos estos requisitos no ayudan nada. Los miopes nos quitamos las gafas y se nos quedan los ojillos pequeñujos, amén de esa pinta de no saber muy bien dónde estamos. A mí que llevo quince años utilizando a todas horas las gafas me produce mucha desazón y una inseguridad muy grande prescindir de ellas. Aunque sea por un minuto mientras me hacen una foto.

scooby doo gafas
Definición gráfica de cómo me siento sin ellas

Pero es que yo en cuanto pongo el pie en el suelo lo primero que hago es coger las gafas. Bueno, UNAS de mis gafas. Como gafaadicta que soy tengo un buen repertorio donde elegir y trato de combinarlo con mi look. Todo lo desastre que soy para otro tipo de complementos soy de coqueta para las gafas.

Me aportan confianza. Me siento guapa con ellas. Hay quien es aficionado a los zapatos o a los bolsos… yo lo soy a las gafas. Cuando me quiero dar un homenaje, me compro unas.

Nicole Kidman Eyes wide shut

Es importante saber qué gafas te favorecen… aunque si eres una gafas ya te puedes dar por jodida fastidiada cuando se lleva un tipo de gafa concreta. Yo he sido muy feliz esta temporada que se han llevado las gafas tipo cat-eye que son, además de mis favoritas, las que mejor me quedan… pero todo lo bueno se acaba y ahora lo que está más in son las gafas más redondeadas. A mí esas y las tipo wayfarer gigantescas me quedan como un tiro pero como está de moda te toca rebuscar para encontrar gafas de las que te quedan bien a ti ¿Lo bueno? Que a todo nos acostumbramos y las gafas que hoy te parecen un horror lo mismo mañana te encantan.

elton john i´m still standing

Las gafas pueden ser algo con lo que divertirnos, lo que den el punto a un look, nuestra seña de identidad. Podemos hacer que pasen desapercibidas o podemos jugar con ellas. En mi caso me definen tanto que mis hijas suspiran por llevarlas ellas también. Como siempre les digo, con la de números que tenéis de acabarlas llevando ¡mejor que os gusten!

Foto de la portada: Shutterstock

Sara Palacios

Soy Sara Palacios, aunque en la red muchos me conocen como Walewska, mi nombre de guerra. Soy curiosa, inquieta, seriéfila, gafapastas y a ratos pedante. Los que me conocen dicen que tengo mucho sentido del humor y yo no sé si soy graciosa o no, pero que me gusta reírme continuamente es un hecho. ¡Soy una optimista incorregible!

Artículos recomendados