A estas alturas de septiembre supongo que ya estamos todas metidas en rutina o casi, casi metidas. La rutina de la vuelta al cole de los peques, la rutina de la vuelta a la oficina (por mucho que nos pese), la rutina de las actividades extraescolares… A priori la vuelta a la rutina puede parecer un verdadero coñazo, ¡con lo bien que vivimos en vacaciones!, pero a mí, hay tres cosas que me encantan de volver a la rutina y hoy quiero compartirlas con vosotras. Ya sabéis que yo siempre me esfuerzo en buscarle el punto positivo a las cosas y compartir es amar. Igual alguna de vosotras se contagia o me acaba odiando. Nunca se sabe…
Tengo más tiempo para mí
Sí, puede parecer mentira pero así es, y yo… ¡no me lo puedo creer! Con la vuelta al cole las niñas se van a la cama mucho antes que en verano, nada de pelis, ni tele, ni juegos después de la cena. Entre semana a eso de las nueve el silencio reina en casa y entonces llega mi momento. En casa todos cenamos a las ocho y mientras ellas se lavan los dientes y leen un rato nos da tiempo a recogerlo más o menos todo, total que cuando cierran los ojos, se obra el milagro y tengo tiempo para mantener un conversación sin interrupciones, tiempo para darme una ducha relajada o un baño de espuma, tiempo para hacerme algún tratamiento con mis cosméticos favoritos, tiempo para ver alguna serie de Netflix (me estoy conviertiendo en adicta como alguna de mis compañeras), tiempo para leer un libro (tengo muchos en mi lista de pendientes), tiempo para ordenar fotos (o le paso ya a mi hermana las fotos de este verano o me mata :-)) o tiempo, incluso, para liarme la manta la cabeza y montar algún album de fotos en plan DIY (¡me encanta!)
Ahh, y tiempo para compartir en pareja antes de caer rendida a los brazos de Morfeo, algo también importante para mantener la chispa 😉
Mi vida se ordena
La improvisación que reina en verano es maravillosa, y me encanta, pero en el fondo yo soy una mujer cuadriculada y la vuelta a la rutina trae principalmente orden y organización en casa. Y me encanta: con las rutinas todo encaja mejor. Organizamos los planes con más tiempo, no tenemos imprevistos de última hora y tenemos todos nuestro ratito diario para hacer lo que más nos gusta, que tengamos rutina no quiere decir que tengamos una agenda cargada.
Además en verano, con el calor, nos pasamos las tardes enteras en la piscina (algo que también me chifla no os vayáis a pensar…), pero con la llegada de las rutinas pasar más tiempo en casa me da la oportunidad de hacer un montón de cosas necesarias para llevar una vida organizada, como a mí me gusta. Compras, comidas, orden… Con la rutinas en casa todo se hace de forma mucho más organizada y así conseguimos evitar prisas de última hora, esas que no me gustan nada de nada.
Duermo más
Sí, aunque sigo durmiendo quizás menos de lo que debería, duermo mucho más cuando la rutina se apodera de nuestras vidas en casa. Ahora con el cole no son viables esos planes entre semana con amigos que tanto disfrutábamos en verano pero que también nos hacían acostarnos a las tantas e ir arrastrando sueño a lo largo de las semanas. Porque aunque las peques estuvieran de vacaciones a mí me tocaba madrugar para ir a la ofi igualmente. Pero en verano todo vale. Ahora con las rutinas lo de transnochar entre semana no es viable y eso hace que a la larga este mucho más descansada. Por cierto no me odiéis, después de seis años con muchos despertares nocturnos (muchos, muchos) al fin mis hijas durmen del tirón. Todo llega, os lo aseguro.
Y tú, ¿eres de las mías? Te gusta volver a la rutina o no le ves ninguna ventaja. ¿Me lo cuentas?
Imágenes: Pixabay y propias
Yo nunca quiero volver a la rutina porque adoro el verano pero reconozco que a mi cuerpo le viene bien. Todos necesitamos un poco de orden en la vida para no enloquecer jeje