He pasado buenos ratos leyendo sobre estas mujeres para confeccionar este post. Tirando de hilos invisibles. Resiguiendo las vidas de quienes las precedieron y/o sucedieron: sus madres, sus hijas. Un recorrido fascinante del que os dejo un breve atisbo.
Cerca de Ratisbona, hay un salón de la fama que aloja 65 placas y 130 bustos de personalidades ilustres de países germánicos. De los 195 elementos conmemorativos solo DOCE están dedicados a mujeres. Nosotras somos doce y hoy es el día de la mujer, así que… ¿de qué otra cosa iba a escribir?
Sentí curiosidad por saber qué hay que hacer como mujer para merecer tal deferencia y me puse a investigar. Fruto de mis pesquisas, ahí va un listado con sus nombres y un brevísimo resumen de sus hazañas que, lejos de ser bélicas, son casi siempre historias de fortaleza y entrega. Doce vidas que invitan a perderse en sus entresijos. Esto es una mera reseña pero os invito a profundizar en sus inspiradoras biografías. ¡Buen viaje!
1 – Veleda
Veleda era sacerdotisa y profeta. Para las antiguas tribus germánicas, una especie de diosa viviente. Descrita por Tácito como “una doncella muy alta,” vivía apartada del mundanal ruido, en una torre en la actual Westfalia. Fue un personaje muy influyente en la segunda mitad del siglo I. Los habitantes del asentamiento romano de Colonia aceptaron su arbitraje en un conflicto con la tribu de los téncteros (fuera de los límites del Imperio).
En la Rebelión de los Bátavos, predijo la victoria inicial de los rebeldes germánicos (acertó) y la consiguinte caída del imperio romano (mmm…) No está claro si se limitó a predecir la victoria o si, desde su posición de diosa, instigó a la revuelta. El caso es que cuando prácticamente toda la Galia se había independizado, empezaron a surgir disputas entre las tribus germánicas, que impidieron que siguieran luchando unidas. La revuelta de los bátavos fue finalmente reprimida por los romanos y Veleda fue apresada y llevada a Italia donde terminó sus días.
2 – Teodolinda, Reina de los lombardos
Teodolinda, hija del duque Garibaldo I de Baviera, se casó con dos reyes lombardos. Primero con Autario, que le duró un año y luego con su sucesor Agilulfo. Fue reina de los lombardos entre 589 y 626. Con el segundo tuvo dos hijos a quienes dio nombres preciosos: Adaloaldo y Gundeperga. Ejerció gran influencia sobre Agilulfo, que aceptó convertirse al catolicismo, cosa que suavizó la situación entre los lombardos arrianos y la Iglesia Católica.
Feliz con la conversión, Teodolinda mandó construir iglesias en Lombardía y Toscana dedicadas a Juan Bautista. Al morir Algilulfo, dado que su hijo era menor, Teodolinda tomó la regencia. Cuando su hijo la sucedió en el trono, ella le aconsejó ejercer una política amistosa con la iglesia católica y con el imperio bizantino, lo cual desató fuertes reacciones en el reino y condujo finalmente a su caída.
3 – Santa Matilde
Hija del duque de Westfalia creció en el convento de Erfurt. Se casó joven con Enrique de Sajonia con quien tuvo cinco hijos en un matrimonio feliz. Él defendía su patria frente al invasor y ella rezaba por él. Enrique fue nombrado rey y Matilde reina pero ella siguió siendo madre de sus hijos y generosa con los pobres. Su esposo jamás se opuso a sus acciones caritativas. Ella hacía lo correcto. Sin embargo, todo cambió cuando Enrique falleció y su hijo Otón fue elegido emperador. Esta decisión enfrentó a Otón con su hermano Enrique y Matilde se retiró a un convento a rezar por la reconciliación de los hermanos… ¡y funcionó!
Le reclamaron entonces el dinero, que no creían que hubiese repartido en limosnas. “Se unieron. Contra mí pero, por lo menos, se unieron”, bromeaba. Un buen día le pidieron perdón. Matilde volvió a palacio y ¡oye! pelillos a la mar. Los perdonó y, como de pasada, anunció a Enrique que se acercaba su muerte. Enrique murió y, a partir de ese momento, Otón ya no puso más trabas a las obras de caridad de su madre. Matilde se dedicó entonces a fundar conventos. A los 70 años, repartió lo que le quedaba y murió rodeada de su familia.
4 – Rosvita de Gandersheim
Escritora alemana del siglo X. Llamada «voz poderosa» y «ruiseñor de Gandersheim». De origen aristocrático. Entró muy joven a la abadía de Gandersheim, que era conocida por su ascetismo y por primar la educación. Rosvita no fue monja sino canonesa. Osea, hizo sólo voto de castidad y de obediencia pero no de pobreza. Quedaba liberada de la obligación de casarse sin perder su estatus social, ni su patrimonio. En el convento y bajo la tutela de una cultivada abadesa, hizo florecer su extraordinario talento. Debe su fama a su obra que, tras siglos de abandono, fue rescatada y publicada por primera vez en 1501. Rosvita deleitó a sus lectores con un lenguaje simple, suave y melodioso. Curiosamente cinco de sus dramas giran entorno al amor sensual tratado, por supuesto, desde un plano moral elevado y poniendo de relieve que cuanto mayor la tentación, más loable el triunfo de la virtud. Además de sus ocho leyendas y seis dramas, produjo dos obras épicas (apreciadas por los historiadores). Una narra la grandeza del emperador Otón I y otra la fundación del monasterio.
5 – Hildegarda de Bingen
Décima hija del caballero Hildeberto de Bermersheim. Fue entregada como diezmo a la iglesia y se crió en una abadía desde los ocho años. Erudita alemana muy apreciada por sus contemporáneos. Escritora prolífica. Despierta fascinación en los expertos que la consideran una de las personalidades más polifacéticas de la Europa occidental. Filósofa y compositora, conocida como la sibila del Rin y como la profetisa teutona. Se dedicó a las ciencias físicas, la medicina y la teología. Sus dotes místicas y sus visiones la convirtieron en guía espiritual de los poderosos de la época. Compuso (música y texto) de espléndidos dramas medievales. Cierra los ojos y escucha esto.
6 – Isabel de Hungría
Hija del rey de Hungría. Prometida en su infancia con el noble Luis de Turingia-Hesse, fue criada desde los cuatro años por su familia política, como era habitual entre la nobleza. A los catorce, Isabel se casó con Luis. Otro matrimonio feliz. Isabel dedicó su riqueza y sus energías a los pobres y a los enfermos. Construyó hospitales donde les visitaba y atendía a diario. Se dedicó en especial a los leprosos, a las embarazadas y a los niños. Al poco de fallecer Luis, dio a luz a su tercera hija que desde los dos años vivió en un convento. Isabel murió de agotamiento/enfermedad en Marburgo a los 24 años.
Fue considerada “la mujer más grande de la Edad Media alemana.” Se convirtió en un símbolo de caridad cristiana para toda Europa. Su culto se extendió rápidamente por el este de Europa y también por Italia. En la península ibérica se puso de moda el nombre de Isabel, tras el matrimonio de su hermana pequeña Violante de Hungría con Jaime I de Aragón.
7 – Amalia Isabel de Hanau-Münzenberg
Hija del conde Felipe Luis II de Hanau-Münzenberg y Catalina Bélgica d’Orange-Nassau, disfrutó de una educación exquisita. Condesa de Hanau-Münzenberg y landgravina de Hesse-Kassel por su matrimonio con Guillermo V. Durante la Guerra de los Treinta Años la familia se exilia del país. Alumbra 14 hijos, aunque solo 4 llegan a edad adulta. Tras la muerte de su esposo y la derrota en la guerra, Amalia regresa a Kassel. Su hijo Guillermo VI, hereda el título de su padre pero es menor y ella asume la regencia entre 1637 y 1650. Gobierna con firmeza. Se niega a reconocer los acuerdos de 1627 que establecían una pérdida de territorios y planta cara enviando a su ejército a la Guerra Hessiana, de la cual salió victoriosa. Luchará por la igualdad del calvinismo, el luteranismo y el catolicismo en los estados del Sacro Imperio Romano Germánico. En 1650 deja el reino en manos de su hijo y fallece un año después.
8 – María Teresa I de Austria
Su nacimiento fue una decepción para su padre y para todos los vieneses por el hecho de NO ser varón. María Teresa fue una de las pocas Habsburgo cuyos padres y abuelos no estaban emparentados quedando así libre de taras debidas a la consanguinidad. Educada por jesuitas. Estudió etiqueta y materias artísticas que solo la preparaban para ser reina consorte pero su padre la llevaba a las reuniones del consejo de estado desde los 14 años, a pesar de no superar jamás el no haber tenido un hijo varón. Angelico. Lo orgulloso que habría estado de saber que su primogénita llegó a reinar 40 años. El matrimonio le salió un poco rana pero fue fructífero: 16 hijos en 20 años. ¡Fue la madre de Maria Antonieta! Durante su reinado se fortaleció notablememte la presencia internacional de Austria. Aquí más sobre esta mujer.
9 – Catalina II de Rusia
Catalina supo ganarse a su familia política y al pueblo ruso. El matrimonio con el gran duque Pedro fracasa y ambos se entregan a amores extramatrimoniales. Catalina tendrá muchos amantes y será generosa con todos. Sabe estar al corriente de lo que sucede en su entorno, en su país y fuera de él. Lee mucho y mantiene correspondencia con grandes pensadores de la época.
Pedro también fracasa como emperador y, aprovenchando un despiste, la guardia imperial Rusa (encabezada por el amante de Catalina) lo depone. Como compensación recibirá una finca, un violín y tabaco. Catalina, hasta ahora consorte, será proclamada emperatriz de Rusia. Mecenas de las artes y de la cultura. Introduce la vacunación, dando ejemplo al ser la primera en vacunarse. Hay quien quiere deponerla y pasar el trono a su hijo, al alcanzar éste la mayoría de edad, pero esto nunca sucede. Catalina gobernará hasta el final de sus días. Más acerca de su política
10 – Karolina Gerhardinger
Funda la congregación de las Pobres Hermanas Escolásticas de Nuestra Señora. Mujer de gran fuerza y carisma. Se hizo llamar María Teresa de Jesús en honor a nuestra santa abulense, a quien admiraba profundamente. Da clases desde los doce años y entrega su vida a la educación de la juventud. Durante el nacionalsocialismo le cierran casi todas las escuelas en Alemania. Por eso, muchas religiosas emigraran a América y a otros países europeos. Viaja incansablemente, en condiciones durísimas, para fundar escuelas. Llegó a ver 166 en Europa y 125 en América. Hoy día, unas 5.000 hermanas de su congregación enseñan en centros educativos de todo el mundo.
11 – Edith Stein
Undécima hija de un matrimonio de comerciantes judíos. Estudia Germanística, Historia y Filosofía. Se doctora Summa Cum Laude con su tesis Sobre el problema de la Empatía. En sus escritos resalta las cualidades intrínsecas del hombre: libertad, conciencia y capacidad reflexiva.
Durante la Primera Guerra Mundial trabaja como enfermera en un hospital. Entra en contacto con la religión católica y lee a Santa Teresa de Ávila. En 1922 se convierte al catolicismo. Estudia a Tomás de Aquino y Duns Escoto y escribe su obra magna: Ser Finito y Ser eterno. Imparte cursos y conferencias sobre mujer y pedagogía. Ingresa en las Carmelitas Descalzas y escribe una lúcida y valiente carta al papa Pío XI alertándole de los peligros que entraña la subida al poder del partido de Nacionalsocialista de Hitler. Edith fallece en Auschwitz a los 51 años de edad.
12 – Sophie Scholl
Estudiante de biología y filosofía en la universidad de Múnich. Junto a su hermano Hans Scholl lideró el grupo de resistencia al movimiento nazi la Rosa Blanca, que distribuía panfletos contra Hitler y su ideología. Fueron guillotinados en 1943. Las últimas palabras de esta joven no fueron un grito de socorro. Fueron un sereno y contundente: “Sus cabezas caerán también“.
Imágenes: Vuxi, el resto pertenecen al dominio público
¡Qué fuerte!!! Cómo me ha impactado que Hildegarda fuera entregada como diezmo a la iglesia ¡ufff!!! no tenía ni idea de que se entregaban personas como diezmo ¡qué mal rollo me ha dado!
Sí, pero fíjate que igual le tocó el gordo porque… mujer y en la edad media, difícilmente habría podido desarrollar su vida intelectual del modo que lo hizo. Pudo entregarse por completo a una vida de estudio que, a la vista está cuadraba con su curiosidad y su inquietud por aprender… No soy religiosa pero, se me ocurre que igual, después de todo no era tan mala opción 😉
pero sí, tengo que estar de acuerdo contigo… muy fuerte lo de entregar un hijo a modo de impuesto!