Os lo prometo: soy una linda florecilla y si he heredado algo de mi padre es que para mí casi todo el mundo es bueno por defecto. No llego a sus extremos (mi padre es incapaz de ver que alguien le está apuñalando por la espalda porque tiene intuición cero), pero suelo ver lo mejor de todo el mundo casi siempre.
Hasta que dejo de verlo. Hay veces que las señales están ahí. Alguien que no te ha hecho nada a ti pero que se ha portado fatal con una amiga tuya (y las amigas son sagradas como todo el mundo sabe). Un pequeño gesto que te hace recelar, o simplemente intuición.
Es verdad que no podemos ser amigos de todo el mundo. Hay con quien te sientes inmediatamente cercano por alguna especie de conexión cósmica que te hace sentirte como en casa, relajada: es lo que yo llamo amistades con las que puedo estar en bata. No tengo que andar midiendo las palabras, puedo quitarme la faja y decir lo que pienso sin miedo. Son las mejores amistades de todas. Y luego está la gente con la que mantienes una relación cordial pero sin más. Sabes que nunca llegarás más lejos porque aunque no existe ningún problema con esa persona falta química ¡y muchas veces infravaloramos la importancia de esto! No pasa nada, de hecho esto es lo más habitual.
Pero ¿Qué ocurre cuando alguien nos cae mal? Mal de verdad. Seguro que os habéis visto en más de una de estas situaciones.
Evitarle
Cuando alguien te cae mal haces todo lo posible por evitarle. Si estás estudiando, intentas que no caiga en tu equipo; si hay que sentarse en algún lado, te pones lo más lejos posible e intentas que vuestros mundos sólo se crucen lo imprescindible. Con la de gente maja que hay por el mundo, no tienes muchas ganas de tener que respirar el mismo aire que esa persona.
Perder la objetividad
Cuando has decidido de manera consciente que alguien te cae mal, de repente todo lo que hace o dice te parece que está mal. Hasta ese momento no eras tan sensible a sus chorradas cosas, pero una vez que el agua desborda del vaso… no va a volver a hacer nada bien a tus ojos. ¡Absolutamente todo lo que se relacione con esa persona te sacará de quicio!
No perder ocasión para decir lo mal que nos cae
El mundo necesita saber cuál es nuestra opinión en cualquier momento. Y cuando alguien nos cae mal, no podemos evitar aprovechar cualquier ocasión para expresar lo fatal que nos cae alguien. Mirada fija, gesto de asco y unas breves palabras pero contundentes “Có-mo-la-odio”. Una reunión de amigas es el momento perfecto, pero nos vale cualquier otro.
Para decir no hace falta hablar
… aunque hay veces que no hace falta decir nada con los labios… Hay miradas que dicen mucho, muchísimo. ¡Y tienen la ventaja de que son un poco más discretas!
Y esa otra mirada
Sí, sabéis cuál es. Esa mirada de “Amigo, la vas a cagar, pero como vas de dios por el mundo y yo según tú no tengo derecho a existir porque soy una piltrafilla no te voy a decir nada ¡tú mismo con tu mecanismo!”
Cuando disimulas
Y pasa. Mete la pata hasta el corvejón y tú no puedes evitar alegrarte. Un poco. Porque te ha estado dando tanto por saco, y te cae TAN MAL que¡ hombre!, no quieres ser mala persona pero ¡eres humana! Y disfrutas, un poco.
Te vuelves una cabrona capulla
… bueno, un poco o un mucho. Hay ocasiones en las que te cae tan tan tan (y así hasta el infinito) MAL que a veces pierdes los papeles ¡pero empezaron primero ellos!
Convertirnos en la Santa Inquisición
Todo lo que hace nos parece mal. Le observamos con superioridad, una ceja ligeramente levantada y expresión de “pero serás piltrafilla…”. Da igual lo que haga. Nada está bien.
Ignorarle
Posiblemente la más sensata de las opciones. Tú por tu camino y yo por el mío. Y si van paralelos y no se juntan en ningún punto ¡mejor que mejor!
Aunque lo más normal sea
La risa falsa. Esas veces en las que tienes que coincidir por necesidad y no sabes como encontrar el equilibrio entre montar una escena, ser políticamente correcta y no caer en la falsedad. Mala noticia: no se consigue. Siempre se te nota lo mal que te cae.
Descuida: todos sabrán lo que de verdad te gustaría hacer.
Ja ja,a mi se me nota a la legua y si crucificó a alguien,apaga y vámonos
jaja qué grande!!
A mi me cae mal muy poca gente, pero es cierto que cuando alguien me cae mal me cae MUY MAL jaja y se me nota
jajajaja… me he reído mucho… jijijiji… hay un par de pesonas que… buffff… jjaja…
Mmmm sí, se me ocurre alguna persona que encaja en esa categoría. Pero desgasta mucho, es mejor ignorar y ahorrar esa energía para cosas más provechosas.
Soy muy de fiarme a primera vista y luego así me va, la verdad, aunque, como también soy un poco brujilla, hay gente a la que veo venir desde lejos y con esos nunca me doy mucho. Lo que sí te digo es que una vez que hago la cruz, hecha queda para siempre. Nunca más volveré a quererte y pasaré a vivir todas las situaciones que cuentas en tu post. Esto, como muchas otras cosas, las heredé de mi madre.
Y coincido en lo de la gente con la que conectas… contigo me pasó.
Me ha encantado, Sara.
Pues a mí cuando alguien me cae mal (que pasa poco o nada) lo que me produce es pereza infiniiiiiita… y la borro de mi pensamiento para no dormirme por las esquinas.
¡Lo que te tienes que reír montando estos posts, Sara! Eres la reina de los gifs! Buenísimo el careto de Meryl Streep jajaja
Yo tampoco sé disimular , si me cae mal , que se note ?
Desde que luego a tí se te nota cuando alguien te cae mal, desde siempre!!! Tu cara es un poema, jajaja.
He llegado a tu blog buscando gestos de desagrado que se hacen ciando alguien nos cae gordo sin que haya hecho nada, vamos, que nos ponemos a despreciar por puro prejuicio, como por ejemplo:
Pasa alguien por la calle y hacer ruido inspirando fuertemente, hacer ruido con la nariz.
O toser a adrede cuando alguien nos parece kinki.
Estoy tratando de recopilar estos gestos que hacemos los españoles , que junto con el cotilleo enfermizo, es una “marca España” que nos diferencia del resto de países de la UE.
Mi idea es hacer una especie de diccionario enciclopédico de todas esas formas de comunicación innecesarias y que molestan tanto y que nos guardamos automáticamente cuando vamos al extranjero porque…LO SABEMOS Y ESTAMOS AL CORRIENTE JSJAJA ! Somos poseedores de una gran cultura de pequeñas miserias que, cuando otro comparte nuestras miserias humanas en contra de un terceto, sentimos que hemos encontrado nuestra alma gemela , a lo que , por un mínimo de civismo llamamos “complicidad”.
Me ha gustado tu informe sobre ” RL proceso del odio” juas! Hasta si parece un ensayo de filosofía !
A mí me pasa lo mismo, se me nota a la legua, no puedo disimular.