Black Friday, ¿estás preparada?

Preparadas, abróchense los cinturones porque en unas horas comienza el black friday y, casi como sucede en Navidad, que parece que uno tiene que estar feliz por imperativo legal, ahora lo que toca es comprar, comprar y comprar.

Confesad, ¿tenéis lista de deseos o sois de las que os vais a lanzar a la piscina a lo loco? ¿Lleváis días en modo cuenta atrás o ni siquiera os habíais percatado de la fecha? Seguro que esto último haya sido imposible, porque en las últimas semanas nos han bombardeado desde todos los frentes con el tema. Os voy a confesar algo. Yo, que no soy precisamente una adicta a las compras, he de reconocer que tengo algunas cosillas miradas, preseleccionadas, cuya compra he ido posponiendo para aprovechar las ofertas que presumiblemente los comercios harán mañana. Algunos, de hecho, llevan ya toda la semana ofreciendo descuentos. Y es que, desde que el Black Friday -como campaña organizada- se popularizó en España, su repercusión y volumen de ventas no ha hecho más que crecer. Por eso, y según la tendencia de los últimos años, en esta ocasión se espera que mueva en nuestro país más de 1.500 millones de euros. 

Fue Apple el que en 2010 trajo a España esta tradición aplicando descuentos a sus productos al igual que hacía en Estados Unidos. Desde entonces, la bola no ha hecho más que crecer, propiciada en parte por la liberación del periodo de rebajas aprobada en 2012. En los últimos cuatro años, desde la mayor cadena comercial que nos podamos imaginar hasta la más modesta de las tiendas de barrio se han subido al carro, independientemente del sector.

Es cierto que cuando Apple encendió la llama, el terreno estaba más que abonado. La globalización del comercio y las ventas online ya nos habían acercado a muchos a estas jornadas de descuento. Black Friday, Cyber Monday, el Single’s Daylo que sobran son ganchos para incitarnos a comprar y lo cierto es que a estas alturas dudo que alguien pueda vivir ajeno a lo que mañana se avecina.

Black Friday, ¿cuándo y por qué?

El Black Friday se celebra siempre al día siguiente a Acción de Gracias, es decir, el cuarto viernes -no el último, como piensan algunos- de noviembre y supone el arranque oficial de la campaña navideña en Estados Unidos, donde nació esta tradición. Su origen es realmente incierto. Aunque una de las teorías más extendidas lo enlaza con los descuentos que tras Acción de Gracias se realizaban en la venta de esclavos, lo cierto es que esta explicación parece a todas luces falsa. 

Lo que sí está aceptado es que su nacimiento estrictamente referido a los descuentos comerciales posteriores a Acción de Gracias se remonta a 1975, cuando las grandes cadenas se dieron cuenta de que, pasada esa fecha, la gente se lanzaba a una vorágine de compras pre-navideñas. El hecho de que The Nwe York Times usase el término ese mismo año para aludir a los problemas circulatorios que originaban en la ciudad esas ofertas popularizó definitivamente el término. 

¿Cómo sobrevivir al Black Friday?

No nos equivoquemos. Como todas las campañas comerciales -navidad, día de los enamorados, de la madre…-, el Black Friday no tiene como finalidad que ahorremos dinero, sino todo lo contrario: que gastemos cuanto más mejor. Algunas fuentes apuntan que cada español se gastará una media superior a los 80 euros en esta fecha. Por eso, el primer consejo que os doy es el de evitar las compras compulsivas porque, además, muchas veces esas teóricas gangas no lo son tanto. Y aunque está penado eso de subir el precio antes de rebajarlo, todos sabemos que alguna vez acaban “pegándonosla”. 

Igual que cuando vamos a hacer la compra, que si no llevamos lista acabamos trayendo infinidad de cosas que no necesitamos y el presupuesto se nos dispara, ahora contar con una lista de “necesidades” es una  buena medida o, si no, con un presupuesto del que no debemos pasarnos. Yo, como os decía antes, haré la mayor parte de las compras online, así que ya tengo guardadas algunas cosas en el “cesto de la compra” de las firmas que me interesan. No son caprichos, son en su mayoría prendas para todos los miembros de la familia que no corrían demasiada prisa y he ido posponiendo su compra hasta ahora con la esperanza de poder ahorrarme algo de dinero. 

El sector de la tecnología y el del textil son los que más apuestan por esta campaña. Ellos moverán el mayor volumen de ventas. Aunque el segundo pone toda la carne en el asador mañana, entre los primeros ya llevan varias semanas bombardeando con campañas paralelas. También las grandes plataformas de venta online, como Ebay, Aliexpress -y su 11 del 11- o, sobre todo, Amazon, llevan ya días caldeando el ambiente con ofertas previas. 

Al final, es una cuestión psicológica y ya os digo yo que el ahorro acabará siendo mínimo y el estrés máximo. De hecho, aún me recuerdo a mí misma el año pasado como una loca dale que te pego al móvil mientras la aplicación de Zara online estaba literalmente colapsada. Entre que las tallas se iban agotando y que en la espera me fui arrepintiendo (“a lo mejor no lo necesito tanto” me decía el tío Gilito que llevo dentro), al final, la compra fue escasa.

Y quizás, por esto último que te he contado, quizás sea una buena ocasión para convertirnos en consumidores un poco más responsables y, además de gastar con mesura, volver nuestros ojos hacia el pequeño comercio, el de barrio, el que regentan nuestros vecinos.

Y ahora os dejo, que me voy a velar armas, a comenzar a merodear las webs para estar preparada para cuando se abra la veda. Y vosotras, ¿ya sabéis qué vais a comprar?

María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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