Años tras año, prácticamente cada seis meses, en otoño y primavera, se repite la misma cantinela. El cambio de hora para adaptar la rutina de este país a la luz solar enciende el debate acerca de la idoneidad de un proceso en el que de forma paulatina gana adeptos el bando de quien lo considera totalmente innecesario. A las dos de la madrugada de este sábado día 25 tocará adelantar los relojes una hora. Así que el domingo 26 amaneceremos un poco más somnolientos y, sobre todo, preparados para escuchar la retahíla de todos los años de aquellos que se quejan de que los biorritmos se les descontrolan. Seas de los que el cambio de las manecillas del reloj te deja para el arrastre; seas de los que pasas el trance sin apenas darte cuenta, vamos a compartir algunos consejos para sobrellevar el cambio de la mejor forma posible.
A pesar de que hay estudios de prestigiosas universidades que achacan al cambio horario una mayor incidencia en accidentes de tráfico o ataques al corazón en las jornadas posteriores, la mayor parte de expertos en la materia coinciden en apuntar que la incidencia en nuestro organismo del cambio de hora es mínima y se circunscribe apenas al par de jornadas siguientes. Alteraciones en el sueño, mayor cansancio, apatía, tristeza, irritabilidad… son algunos de los síntomas que podemos llegar a parecer y que, todo sea dicho de paso, coinciden bastante -efluvios alcohólicos aparte- con los que experimentamos tras una noche de juerga, o al estado permanente en el que viven los padres en los primeros meses -años- de vida de sus retoños.
En este caso, la asunción del horario estival implicará que del sábado al domingo los españoles durmamos una hora menos y ese sí será un trastorno evidente, sobre todo para los que tienen hijos pequeños que impondrán su rutina a la hora de tocar diana. Así que vamos a repasar algunos consejos que podremos aplicar para minimizar el trastorno -sí, que se queden a dormir en casa de un amigo/abuelos/tíos y tú descanses a pierna suelta esa noche es una opción, pero ¡recuerda que nosotros somos una publicación seria!-:
Desdramatizar la situación
Muchos de los efectos que el cambio de hora tiene sobre nuestro organismo son psicosomáticos, así que resulta fundamental no darle más importancia que la que tiene y no hacer de ello ni un drama ni un tema de conversación recurrente que ahonde en nuestro “decaimiento”. Perder una hora de sueño siempre es más descorazonador que ganarla, pero no es para tanto. Viajar a Portugal, Canarias o de Londres a Madrid supone un cambio similar y, sin embargo, somos capaces de racionalizarlo mejor sin que nos “afecte” de la misma forma. Perderás una hora de sueño, como otras muchas veces te sucede cuando la película se prolonga más de la cuenta… y cambiará el horario de rutinas como la hora de la comida o de la cena, pero a muchos también les sucede los días festivos y fines de semana sin que nos genere un profundo trastorno.
Adaptar nuestras horas de sueño
Los más precavidos pueden comenzar a acostarse paulatinamente un cuarto de hora antes durante los días previos para llegar al sábado con la “hora cambiada” de forma menos drástica. Si eres de los que lo deja todo a última hora, procura no echar la siesta el sábado y sé disciplinado a la hora de irte a dormir y hazlo pensando en el “horario nuevo”. Quizás no tengas sueño, pero una bebida caliente, una cena ligera o un poco de lectura antes de apagar la luz te ayudarán a relajarte y conciliar el sueño mejor.
Exponte a la luz natural
Exponerse a la luz es la forma que tiene el cuerpo de ponerse en hora de forma natural, así que aprovecha, precisamente, que habrá más horas para hacerlo y sal a la calle. Tu cuerpo asimilará mucho antes las nuevas rutinas que, en el fondo, tratan de adaptarse, justamente, a la luz solar.
Practica ejercicio físico
Hacer deporte es una buena forma de ajustar nuestro reloj biológico pero, además, la práctica deportiva origina que nuestro organismo genere serotonina, una hormona que influye en el humor, regula el sueño, el apetito y la presión arterial. Así que, un poco de ejercicio nos ayudará a sentirnos mejor física y mentalmente.
Seguir con las rutinas
Aferrarnos a los viejos horarios no es solución. Las rutinas, en general, nos permiten ordenar nuestra vida y dan coherencia a nuestros ritmos corporales. Así que no tiene sentido intentar mantener los antiguos, pues acabaremos totalmente descontrolados.
Vida más activa y positivismo
Retomando la idea inicial de que la mejor forma de combatir el cambio horario es con una buena actitud, debemos centrarnos en pensamientos positivos, pensar en el horizonte que se despliega ante nosotros en los próximos meses, con más tiempo de luz y temperaturas más benignas, excusas perfectas para hacer planes y llevar una vida más activa y plena.
Y tú, ¿eres de los que el cambio de hora te deja para el arrastre o lo llevas sin problemas? ¿Tienes algún truco para superar la situación?
Fotos: Pexel. Infografía: Europa Press