Una de las motivaciones que suele impulsar a las mamás emprendedoras es lo satisfechas que se sienten ayudando a los demás. Cuando te das cuenta de que puedas ayudar a alguien, sueles sentirte genial y es una pasión que puede dirigir tus pasos a la hora de emprender.
Esto es precioso y está muy bien, pero en algún momento te tienes que plantear la necesidad de cobrar por tu trabajo, porque como comenté en el post de las mamás emprendedoras y el síndrome del impostor, nada es gratis y regalar tu tiempo y esfuerzo no paga las facturas.
Dar el paso del “todo gratis” a cobrar por lo que haces puede ser complicado y de hecho hay muchas mamás blogueras que querrían atreverse a empezar a cobrar algo y rentabilizar todo el tiempo que emplean en ayudar a los demás, pero que no se sienten capaces de hacerlo.
Y lo entiendo, porque cuando regalas el trabajo lo que recibes es agradecimiento, comentarios positivos que refuerzan lo que haces (jo qué maja es esta chica, que lo regala todo), admiración por el esfuerzo que estás dedicando de forma altruista, etc….todo muy bonito.
Sin embargo, aunque ayudar a los demás es algo que llena mucho, cuando no recibes ni una sola compensación por lo que estás dando y además, empleas el tiempo de tu familia en ayudar a las familias de otros, entonces llegan los problemas: sentimiento de que lo que haces no sirve para nada, agobios varios por falta de tiempo, necesidad de buscar ingresos en otra parte, incomprensión por parte de tu familia (siempre estás con el blog y ni siquiera recibimos nada a cambio), etc.
¿No es mucho mejor darte cuenta de que lo que haces tiene valor? (porque lo tiene) ¿no es mejor empezar a cobrar antes de que todo el mundo se acostumbre a pedirte favores “by the face”? yo creo que sí.
En mi opinión, debemos ser conscientes de que nuestra ayuda es valiosa y tener muy claro que si no cobramos por nuestro trabajo, no podremos ayudar a nadie más.
[Tweet “Si no cobras por tu trabajo, no puedes ayudar a nadie”]
Entonces, cuando empiezas a cobrar por tu trabajo (sea poco o mucho, porque ese es otro tema que hablaremos otro día), seguro que van a ocurrir estas cosas:
Sientes vergüenza
La mayoría de las mamás emprendedoras que conozco sufren al solicitar remuneración por su trabajo (al principio por lo menos jeje) porque les parece que están pidiendo dinero a la gente.
Esto suele ser provocado porque muchas mujeres consideran que el dinero es sucio y que en cuanto el dinero entra dentro de la ecuación, todo se estropea ¡y es justo lo contrario!
Como comentaba antes, si no cobras no puedes seguir ayudando, por tanto, cuantas más personas paguen por tus servicios, más personas podrán ser ayudadas por ti.
Ten claro que no estás engañando a nadie, estás recibiendo una compensación por el esfuerzo dedicado y además, tus clientes lo pagan encantados porque sin tu ayuda no habrían podido conseguir lo que querían hacer.
Por ejemplo ¿tú no pagas feliz de la vida a la peluquera después de hacerte un corte de lo más chulo? ¿podrías haberte cortado tú misma el pelo? ¿no verdad? Ella te ha ayudado, te ha dejado guapísima, te ha dado un servicio excelente, has pasado un rato relajada y has salido de allí sintiéndote hermosa ¿a que pagas gustosa lo que te pida?
Además, muchas sufren el síndrome impostor y piensan que no merecen cobrar dinero por lo que saben, que todavía no saben lo suficiente, no se sienten “profesionales” o incluso les encanta lo que hacen (y lo harían gratis de tanto que les gusta) así que se sienten mal cobrando por hacer algo que adoran.
Esto último me parece especialmente llamativo, porque en teoría, todos tendríamos que trabajar en lo que nos apasiona ¿no? sin embargo la gente asocia que el trabajo es esfuerzo y debe ser aburrido. Parece que los seres humanos tenemos especial predilección por amargarnos la vida.
Si encuentras un trabajo que te encanta, en el que ayudas a la gente y que además te permite no tener que trabajar en otro sitio ¿no es maravilloso? pues que sepas que si no cobras, no es posible tenerlo 😉
Te van a criticar
A todo el mundo le parece bien que un fontanero cobre por hacer su trabajo pero como a ti, mujer emprendedora, se te ocurra intentar cobrar por lo que haces, se te echarán al cuello.
No todo el mundo te critica obviamente, pero siempre hay alguien a quien le parece mal que necesites comer y pagar facturas para vivir.
Sobre todo cuando hablamos de negocios relacionados con temas de crianza, maternidad o cuidados, parece que las mujeres debemos hacerlo por amor al arte y vivir del aire o de nuestros maridos, porque no tenemos derecho a recibir ninguna compensación económica por ello.
Y da lo mismo que pidas 3.000 euros que 3, igualmente te van a criticar y es algo que debes asumir.
Te sientes orgullosa de ti misma
Uno de los lados buenos de cobrar por tu trabajo es que te sientes genial contigo misma y muy orgullosa porque te das cuenta de que has sido capaz de cumplir tu sueño: trabajar de algo que te encanta, compaginándolo con la crianza de tus hijos y además cobras por ello.
Todo el mundo te decía que no podrías hacerlo y sin embargo lo has conseguido. No hay nada más empoderante que esto.
[Tweet “No hay nada más empoderante que hacer lo que todos decían que no podrías hacer”]
Cada vez tienes más ganas de ayudar a la gente
Como he repetido unas cuantas veces, cuando cobras por lo que haces puedes ayudar a más gente y lo que ocurre en este caso, es que, conforme ayudas a más personas, tienes más ganas de seguir ayudando y te sientes mucho más motivada.
¿No te decía que ayudar a los demás es adictivo? pues es totalmente cierto.
Cuando eres consciente de que no estás engañando a nadie, de que lo que aportas es valioso, de que tienes derecho a vivir en la abundancia y que eso no te convierte en una aprovechada capitalista (en todo caso, al revés), quieres seguir aportando al mundo y poniendo tu granito de arena para ayudar a cuantas más personas mejor.
Y este sentimiento es maravilloso porque sientes que tu vida tiene sentido.
¿Qué me dices? te atreves a dar el paso y empezar a cobrar por tu trabajo?
Imágenes: Pixabay
Ay Pilar. Que has dadoben el clavo hermosa. Y encima hasta te sientes culpable por no ir gratis cuando además te supone un gasto importante hacerlo. Eso la gente no lo entiende. Muchoa confunden churras con merinas.
Un besote
Cierto! muchas personas se confunden, pero mientras nosotras no nos confundamos todo estará bien jaja
Un reflexión muy necesaria. ¡Gracias!
Gracias guapa!! <3
Un artículo genial y ¡¡¡muy cierto!!!
Muchas gracias!!! <3
Un bonito artículo Pilar, un abrazo
gracias!!! muack!!!
¡Qué razón tienes, Pilar!
Hay algo todavía peor cuando trabajas sin cobrar y es que después de dedicar cuarenta horas en preparar un proyecto para el cole de tus hijos sean otros los que se ponen las medallas. Esta vez me he inventado una excusa y el año que viene les enviaré una oferta.
Felicidades por tu artículo.
Un saludo
Ostras, es que menudo morro tienen algunos…