¿Ha llegado este 2020 el fin de un formato como Gran Hermano? Es más que posible. Al cansancio de un formato que, en sus múltiples versiones lleva emitiéndose en España desde abril de 2000 se suma la estocada final que ha supuesto el caso de Carlota Prado y el (presunto) abuso sexual que sufrió frente a las cámaras. Añado que el presunto lo señalo más porque todavía está en los juzgados que porque tenga ningún tipo de duda al respecto. ¿Cómo es posible que en un programa en el que están constantemente vigilados no se iniciara ningún procedimiento de emergencia para evitar lo que pasó? Nadie nos lo explicamos.
He de confesar que he seguido Gran Hermano con intermitente entusiasmo. Al principio lo vi, como todo el mundo, y posteriormente conforme los concursantes iban siendo más resabiados dejó de interesarme. A pesar de esto no creo que ver este tipo de realities y disfrutar con ellos signifique un pésimo nivel cultural o no tener ningún tipo de inquietudes personales. Yo me considero una persona con múltiples intereses y un buen nivel cultural y disfruto de este tipo de programas como la que más. Y es que, a mi modo de ver, no se puede ser intensa las 24 horas del día. Otra cosa sería que sólo viéramos mierda de este estilo, pero esta es otra historia.
En este 2020 Mediaset ha tenido que buscar un plan B para sustituir al GH Duo que tenía previsto y por esto aceleraron la producción de La isla de las Tentaciones, un reality que a la gente de 20 años le parece novísimo… cuando no deja de ser una versión actualizada de Confianza Ciega, un formato que vimos en 2002 en Antena 3.
Para entender lo que supuso Confianza Ciega es importante hablar del contexto en el que se emitió este programa. El programa se grabó en El Algarve portugués el verano de 2001. Un año antes se había emitido con un éxito sin precedentes el primer Gran Hermano en Telecinco y acababa de terminar la segunda edición.
Antena 3, su cadena rival, por entonces no tenía una estrategia de programación demasiado clara más allá de ir a rebufo de Telecinco. Habían probado con El Bus, un reality horrible que no tenía más interés fuera de ser la versión de Aliexpress de Gran Hermano, pero obviamente fracasó y querían probar con un nuevo reality, en este caso Confianza Ciega. Al contrario que el resto de formatos, Confianza Ciega se grabó en apenas quince días y fue emitido por capítulos a partir de enero de 2002, mientras España se emocionaba con el primer Operación Triunfo.
Confianza Ciega empezó despacito con las audiencias… para lo que eran en 2002. Pero llegó a hacer un 25% con unos impensables hoy en día 4.333.000 espectadores a principios de febrero conforme (lo que hoy conocemos como) el salseo aumentaba. Pero claro, en 2002 no existía Twitter (se fundaría en 2006) y los programas de tele se veían de otra manera. Probablemente esto mismo en 2020 hubiese generado una cantidad desorbitada de conversaciones y memes en las redes sociales.
¿Pero y de qué iba Confianza Ciega?
Tres parejas acudían al concurso con el propósito de comprobar cómo de fuerte era su unión. Para ello se recluían en dos casas maravillosas, los chicos por un lado y las chicas por otro, completamente separados y sin comunicación durante todo el tiempo que duraba el programa. En las casas les acompañaban un puñado de solteros del sexo contrario conocidos con el ridículo nombre de seductores. Su función, interactuar con ellos y tentarles, con la idea de generar vídeos, básicamente. Para ello además de su día a día tenían citas individuales o en grupo.
Cada varios días las personas de cada casa tenían que ver vídeos de sus parejas en lo que se conocía como “el cine”. Esto era lo mejor de toda la semana para los espectadores porque básicamente los vídeos trataban de meter mierda a toneladas eran muy destroyer. Eso sí, una adusta Francine Gálvez que presentaba el programa siempre les decía que los vídeos podían estar manipulados o no.
¿Y qué tiene Confianza ciega de especial?
Confianza Ciega se ha convertido en un programa de culto porque fue mucho más allá de lo que ha ido cualquier programa hasta hoy. Traspasó unos límites que en 2002 nos parecían imposibles… y es que como espectadores estábamos empezando a ver realities, que era un género prácticamente nuevo. Hoy en día estamos hartos de viceversos y de concursantes que van a los programas sin escrúpulos de ningún tipo con el único objetivo de ganar su minuto de fama.
Pero las parejas que fueron a Confianza Ciega no eran así. Por no tener, el concurso no tenía ni premio en metálico, así que ellos iban de verdad de la buena a probar su pareja, como si fuera un experimento sociológico. Wikipedia da como ganadores a Carol e Israel porque son los únicos que acabaron juntos, pero vamos, lo mismo que el resto se llevaron. Había un punto de ganas de tele, pero tan pocas que después del programa desaparecieron del panorama y no se ha vuelto a saber nada de ellos.
El programa dejó grandísimos momentos. Los chicos se lo plantearon como una especie de despedida de solteros sin fin pero ellas dieron momentazos que han pasado a la historia de la televisión. Con una de las parejas, Mónica y Jon, con la cabeza bastante mejor amueblada y con mayor madurez mental, tuvieron que sacar la artillería pesada (¡¡¡ese doble con peluca montándoselo con una en la piscina!!!) pero con las otras dos, Nube-Rafa y Carol-Israel no hizo falta. Ellas pensaban que sus seductores eran hermanitas de la caridad preocupados solo por su bienestar mientras que las seductoras de sus parejas eran todas unas lagartas. Y claro, se lió la que se lió.
Míticos son los “Jo tía” de Carol, ellas llorando por las esquinas a cada minuto o ese “¿Quién es esa chica?”. Carol y Nube eran las dos unas pavas de cuidado, pero al mismo tiempo eran muy de verdad. No había ni rastro de pose en sus actitudes. Lo vivían intensamente y hasta el final, pero eran inocentes como niñas de 6 años… algo impensable hoy en día.
Sólo hubo una edición de Confianza Ciega posiblemente porque la sociedad de 2002 no estaba preparada para otra. ¡Se hizo creer a una pareja que habían tenido sexo cuando no era verdad! Hoy en día hemos visto mucho sexo -real- en realities, pero entonces teníamos bastante más pudor como sociedad. Para que os hagáis a la idea una de las parejas abandonó el reality a los 4 días porque pensaba que estaba abierto el micro en un dormitorio donde por supuesto no había cámaras. ¿Un reality hoy sin cámaras en los dormitorios? IMPENSABLE.
La isla de las Tentaciones
Esa frescura de Confianza Ciega no la tiene La isla de las Tentaciones. Los concursantes en su mayor parte vienen del universo de Mediaset (Gran Hermano, First Dates o Mujeres y Hombres y Viceversa) y vienen totalmente resabiados. La cosa no es si romperán las parejas, es más bien CUÁNTOS seguirán juntos… que por lo que dicen los spoilers serán pocos o más bien ninguno.
Aún así, el poder comentar el reality en las redes sociales y hacer chanzas al respecto le da una nueva dimensión e interés. Veremos a ver por dónde sale. Mientras tanto os animo a que si tenéis un rato veáis la edición entera, incluido el “qué fue de…” que está íntegro en Youtube, aquí.