Cosas absurdas que nos dan paz

Seguro que a vosotras también os pasa: hay cosas que os dejan la mente relajadísima y al hacerlas os quedáis mejor que tras una ducha caliente al llegar a casa en ese día que ha sido una mierda. No hace falta que sean grandes conquistas, no, sino esas cosas pequeñitas tan necesarias que hacen vuestro día un poquito mejor.  Os contamos algunas de las que nos dan paz a nosotras y estaremos encantadas de leer si coincidimos en los comentarios. Quizá nos descubráis nuevos placeres.

Que la cocina esté recogida (Let)

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Me he debatido mucho entre ésta y que el cesto de la ropa sucia esté vacío, pero al final la cocina recogida ha ganado por goleada. No soporto las cocinas con todas las cosas al retortero después de cocinar y por eso procuro ir recogiendo lo que puedo mientras cocino, que ya sabéis que si se me olvida algo mi marido no lo verá, pero lo que de verdad me altera es ver el fregadero rebosante. Vasos, platos, cuchillos y sartenes, apilados unos encima de otros hasta sobresalir por encima de la línea de flotación de la pila… es pensarlo y me pongo mala. Así que cuando los utensilios se nos acumulan, y mi marido se hace el remolón, por mi propia salud mental respiro hondo, me remango y, sin prisa pero sin pausa, friego cada uno de ellos y después la propia pila. No os imagináis qué paz.

Manicura profesional (Merak)

De un tiempo a esta parte, Facebook me hostiga con vídeos de manicura. Sí, como lo oís. Uñas perfectas con acabados perfectos y cutículas limpias desfilan por mi pantalla con una técnica que para mí, que bastante tengo con no mancharme los nudillos cuando me las pinto -una capa, rápida, que nunca acaba de secar de todo y cuyo máximo adorno es una huella dactilar para comprobar que, efectivamente, aún mancha- resultan pura ciencia ficción. No, no es una señal divina de que tengo que practicar más, ¡qué va! Con el tiempo descubrí que mi hija, la preadolescente de nueve fanática de la manicura, ve vídeos de estos desde mi teléfono, así que Facebook dedujo un nada acertado interés por mi parte. El problema es que, realmente, estos vídeos son adictivos incluso para una incompetente en la materia como yo y, desde entonces me tiene enganchadísima el tema. Ver esos colores como van tomando forma en auténticas obras de arte, no solo me atrapa, sino que acaba por relajarme.

Las sábanas limpias (María Jardón)

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Que llegue el final del día y meterme en la cama cuando la acabo de cambiar, con las sábanas limpias y recién planchadas… es una sensación de paz que no puedo describir. Hay quien dice que no plancha las sábanas, yo no soy muy amiga de planchar la verdad, pero ese es un esfuerzo que hago “capricho” que me permito darme porque me merece y mucho la pena. Ese día me encanta irme pronto a la cama, antes de que se acueste mi Paco y disfrutar un ratito de todas las sábanas estiradas para mi, tumbarme en la cama y leer. El olor a limpio y la frescura me relajan, me dan paz.

Que me froten la cabeza (Verónica Trimadre)

peluqueria

Si el post se llamase simplemente “cosas que me dan paz”, os contaría que a mí lo que me amansa por encima de todas las cosas es que me masajeen. Ya ha podido ser el peor día de mi vida, que si te haces con un botecito de crema o de aceite y me das lo mío, me vas a hacer feliz como si el resto del mundo no existiera. Pero el tema va de absurdos, y yo de eso sé un rato, así que amplío información para decir que me encanta que las peluqueras me fronten la cabeza como si buscaran oro en mi cuero cabelludo. Frotar y frotar sin parar, y yo mientras me elevo… Me elevo. ¿Quieres que te eche suaviz..? ¡SÍ!, ¿Te echo un poco de mascar…? ¡¡Sí!! ¿Te echo unos polv…? ¡¡¡¡SÍIIIIII!!!!!

Que me toqueteen (Nat)

quemetoqeteen

¡Venga va! No penséis mal. A mi lo que me gusta es que me sobeteen en el mejor sentido de la palabra. Estar sentada el sofá no es igual de gustoso si no tengo a mi lado a mi “Paco” para que me toquetee los pies, me haga cosquillas en la espalda o me haga cositas en el pelo. Así el relax se multiplica por siete y si me apuras ronroneo como si fuese un lindo gatito.

No vale, yo también quiero que me toquen (Pilar)

pareja

¡No vale!  esto de llegar tarde ya sabía que me pasaría factura algún día, pero es que ¡no puedo escoger otra cosa!

Soy bastante arisca con los abrazos, besos y toqueteos y sin embargo ADORO (con mayúsculas) que me toquen, que me hagan masaje, que me acaricien o me toquen el pelo. Mi hija Pilar juega a peinarme y yo adoro la sensación de cómo me toca el pelo. Mi hija Alejandra también juega, pero me pega unos tirones que me hacen llorar, así que no cuenta 😉

Adoro que mi marido me toque la espalda o el pelo cuando estamos viendo una peli en el sofá, así que lo siento mucho pero voy a repetir lo mismo de Natalia: me da paz que me toquen los míos.

Conducir (Ruth)

conducir

Soy de las que saca la mano por la ventanilla y hace olas con el viento, como el anuncio del BMW (¿Te gusta conducir?). Me relaja conducir, sobretodo si voy sola en el coche. Y si es por carretera o autopista medio vacía, en paisaje abierto, mucho más. Me evado, pongo los cinco sentidos en la conducción pero a la vez, mi mente esta en blanco, completamente relajada. Procuro conducir por la mañana o a media tarde, que antes y después de comer me entra sueño. Y cuando conduzco, podría devorar kilómetros sin enterarme.

Ir en bici (Nuria)

ciclistas

Tiempo atrás había ido en moto pero terminé encontrándole más placer a la bicicleta. Como Ruth, avanzar por un camino, dejar la mente en blanco pero además -a menos que ella conduzca un descapotable- yo disfruto de la brisa en la cara, el pelo enredado, gotitas de… ¿lluvia?
Lo más de lo más es circular río abajo con Moby cantándome al oído Hey, hey, hey, woman. No es solo desplazamiento ecológico y económico. Es éxtasis total.

Mandar el estrés por el desagüe (Patch)

ducha feliz
Esta soy yo, duchándome feliz e ignorando la batalla que me espera

Esto es una cosa que llevo haciendo desde hace poco y os vais a reír de mí porque es una chorrada a medio camino entre la homeopatía y el magufismo pero escuché en la radio que te podías relajar si, mientras te duchabas, le decías al estrés que se fuera por el desagüe a la vez que la suciedad. Respiro un par de veces profundamente y salgo de la ducha nueva (no, no me toco mientras lo hago, que tenéis una mirada sucia que ya nos vamos conociendo). Haced la prueba, sobre todo si, como yo, os ducháis al principio del día. A mí me ayuda un montón a centrarme y a currar concentrada sin pensar en la avalancha de tareas que tengo por delante.

Imágenes: Pixabay (Let, Nat, Ruth y Nuria)

Equipo MMM

Las chicas de la redacción de Mujeres y Madres Magazine contando sus cosas. Nos gusta compartir lo que pensamos.

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8 comentarios

  1. Coincido con muchas de vosotras y a veces es solamente oír música o unas sonrisa de Luna o quitarme las botas, un besazo

    1. Quitarse las botas!!! sí, eso también me da paz!! jaja

    2. Me encanta lo de quitarse las botas!! 😀

  2. Coincido con las duchas, los toqueteos, pero lo que realmente me da paz es cocinar. Cocinar con mi lista spotify de fondo y pegándome unos bailoteos de vez en cuando…oh que gozada!

  3. Coincido con muchas de vosotras, pero con la que más es con merak. Echo de menos mis ratos para mi y mis uñas. Por cierto, consejo de una nailaddicta, te recomiendo el top coat Poshe para que tu manicura seque antes y además brille muchisimo más. Y las cuticulas limpias, nada mejor que una brocha de maquillaje para las cejas, de esas planas y biseladas, y un poco de quitaesmaltes. Manicura limpisima en un pispas ?

  4. Comparto lo de las sábanas limpias y si además te acabas de dar una ducha y un baño de crema, puffff ni te cuento!!!

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