De pelos púbicos, canas y bigotes

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Colores cobrizos y toda la paleta de rubios nórdicos; efecto raíz o negativo; swag, long bob, pixie y capas, muchas capas. Dominas todos los estilismos para que tu pelo luzca espectacular… pero, ¿estas segura? ¿realmente sabes lo que impone la moda en cuestiones capilares -en TODOS los ámbitos capilares-? Porque está muy bien que tu cabellera esté a la última pero, ¿y tus pendejos? ¿no agradecerías guardar un as bajo tus bragas si la ocasión así lo requiere? En Mujeres y Madres Magazine ya hablamos en alguna ocasión de los tratamientos de ginecoestética pero, más allá de propuestas rompedoras como el blanqueamiento de ano o la labioplastia, ¿cuáles son los arreglillos de andar por casa que podemos introducir en nuestro look púbico?

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Para lucir bikinis como este está claro que hay que esmerarse en la depilación

La amiga de una amiga de una amiga -ya sabéis cómo va esto, así que ahorradme las bochornosas explicaciones- vive acomplejada porque las únicas canas que luce en toda su anatomía han aparecido, precisamente, en su monte de venus. No se entremezclan en su melena trigueña como coquetas mechas, no ¡qué va!… las cabroncillas se han ido a instalar en su parrocha, mincha, almejita, conejillo, chochito, ostrita del amor -os emplazo para un post de sinónimos de nuestra venerada vagina- lo que la cohíbe considerablemente en su vida íntima. ¿Para qué tanta crema antiarrugas? ¿para qué insistir en un look juvenil? si cada vez que se baja las bragas copito de nieve asoma entre sus piernas haciéndola sentir una señora.

Y yo, que soy maja y solidaria a rabiar, me he propuesto investigar y dedicarle un post con alternativas que la vuelvan a hacer sentir glamurosa en su vida íntima.

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Una paleta de(l) color

Así me siento yo. Pero no paleta como sinónimo de”gama de colores”, no… ‘¡que va! Paleta de cateta, sin más. Porque nunca se me había ocurrido a mí eso de que el chichi o, para ser rigurosas, los pelos del chichi se podían teñir. ¡Ay! ¡Dios! ¡Si para mí eso de teñir las cejas ya era el colmo de la sofisticación, ni os cuento lo de “pintar, pintar, pintar sin parar, mojar y extender y vuelta a empezar” en las partes nobles! ¡Pues sí! No sólo existen, sino que los tintes para pelo púbico son uno de los tratamientos de ginecoestética más extendidos en los salones de belleza especializados en el ramo.

Lo mejor de esta opción es que no es necesario acudir a ningún centro de estética -o mejor sí, ¡ve!, al menos las primeras veces, hasta que tengas el procedimiento bajo control que no queremos disgustos-. Por un módico precio de entre 16 y 20 euros puedes adquirir tintes específicos y totalmente homologados para zonas sensibles y dar rienda suelta a tu creatividad cromática en la intimidad de tu hogar. Te diré, además, que, a diferencia de las cejas, donde las reglas del buen gusto imponen equiparar el color con el de tu cabellera, cuando de vellos del potorrillo hablamos todo vale. Desde los colores más naturales a, puestos a tirar la casa por la ventana, opciones más chonis rompedoras: fucsias, colores fluor -afortunadamente muchos se van con los lavados- o incluso “charmcils” -plantillas-. Porque, al fin y al cabo, ¿qué hay mejor que dibujarte un símbolo de la paz en la entrepierna para volver a sentirse una diosa del amor?

Otra cosa será ver la cara de tu Paco cuando te vea convertida en una “pink lady”.

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¿Tinte o depilación?

Teñir soluciona el problema de las canas, pero adecentar nuestro pubis pasa, lo queramos o no, por una buena depilación. O al menos eso se ha impuesto en el último medio siglo. El matojo a monte vivió su etapa dorada de la mano de la comunidad hippie pero, desde entonces, el pelo púbico está “de mode“.

Primero fue reducir el espesor, después eliminar los pelillos de la ingle que sobresalían por debajo de nuestra ropa interior, más tarde llegó la línea del bikini, la depilación brasileña, el bigotillo en sus diversas modalidades hasta llegar al minimalismo púbico en su máximo esplendor: la barbilampiña. O lo que es lo mismo, plantificarte de nuevo en tus nueve años, sin un pelo de tonta en tus partes íntimas.

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El minimalismo nórdico llevado al extremo púbico

Es curioso que el porcentaje de españolas que reconoce “retocar” su zona íntima sea significativamente bajo -solo un 34 % según esta encuesta sobre erótica y depilación-, pero, sin embargo, las que lo hacen eligen un integral para su pubis. La mayoría lo justifica por cuestión de higiene íntima, pero en un segundo plano aparecen también las preferencias de sus parejas.

A ver, ¡vamos por partes! Higiénico es, no os voy a decir que no. Se reducen olores, engorros durante la menstruación y otro tipo de incomodidades. De hecho, en la antigüedad, cuando la higiene brillaba por su ausencia, las sociedades más avanzadas optaban por la depilación integral para evitar que el vello púbico fuese un foco de infecciones y plagas de… ¡piojos! -madres del mundo, sé que solo leerlo os ha producido escalofríos-. Pero hoy por hoy, agua y jabón está al alcance de todos y si el pelo está ahí es por algo. De hecho, desde el punto de vista médico ejerce como un protector natural que amortigua golpes y fricción sobre los genitales externos, además de impedir que los líquidos y el sudor que corren por nuestro cuerpo impacte directamente en ellos, evitando la entrada de gérmenes y bacterias. Aunque no lo creáis, en los vellos púbicos también hay glándulas sebáceas que segregan feromonas que estimulan el deseo sexual.

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El arte es lo que tiene, que no entiende de barreras ni lienzos

En cuanto a lo de que sea lo preferido por sus parejas… pues también lo entiendo.“A mal follador hasta los pelos del coño le molestan”, decía mi abuelo en su infinita sabiduría. Y ¡hombre! no se trata de llevarlo al extremo, pero sí es cierto que, según para qué prácticas, los pendejillos sí pueden llegar a ser un engorro. Más de un encuentro amatorio se ha visto empañado por la recurrente carraspera originada por un vello púbico rebelde atascado en la garganta. Concidiréis conmigo en que así no hay quien se concentré.

Yo no hago ascos a nada, pero si puedo elegir, cuando toca aplicarse bucalmente, cuanto más despejado esté el terreno más grata se me hace la labor. Así que puedo llegar a entender y solidarizarme con los hombres que, si les preguntan, muestran sus preferencias en la línea del “menos es más”. Ahora bien, muy bien tiene que hacer su trabajo para que compense el escozor que provocan los pelillos al crecer de nuevo ¡oh my good!

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Va una confesión. Un día de poda se me fue la mano y quise innovar, me vine arriba con la cuchilla y apenas dejé un bigotillo coronando mi monte de venus. ¡Qué fracaso! Entre que cada vez que miraba hacia abajo cuando mi Paco estaba en modo espeleólogo me descojonaba de la risa al verle ese bigotillo hitleriano que le quedaba a la altura del labio; y que vi las estrellas cuando los pelillos comenzaron a asomar de nuevo… ¡Santo Tomás, una vez y nada más!

El hábito no hace al monje

Pues no, no lo hace, pero nos puede dar muchas pistas de qué pie cojea. Si eres de las que aprovechas tus vellosidades púbicas para hacerte dibujitos no sigas leyendo, porque a mí me parece una horterada de lo más choni. Y quien dice dibujos dice ponerse perlitas, brillantitos y demás adornitos. Llamadme conservadora, pero yo no tengo el chichi para farolillos en el sentido más literal de la expresión.

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Pero ¡ojo! que las modas que vienen no son mucho mejor. ¡Cuanto daño le han hecho los “hipsters” a la moda de esta segunda década del siglo! O acaso ¿qué esperabais? ¿que su revolución capilar se ciñera a esas barbas intelectuales que tanto nos perturban? ¡Qué va! eso puede ser lo más visible pero la tendencia entre las féminas de este movimiento urbano ha provocado un efecto rebote en su entrepierna: el full-bush Brazilian. Que viene a ser un lo-quiero-todo. Full-bush (cientos de pelos) y Brazilian Bikini (depilación brasileña) todo en uno, con matojillo frontal superior bien frondoso, pero labios vaginales totalmente depilados.

Y ahora que hemos llegado ya a este grado de intimidad, ¡venga! ¡animaos! ¿os va el estilo clásico o sois innovadoras?

PD: En este post se han empleado veinte sinónimos de la palabra vagina y ninguno de ellos está aceptado por la RAE

Fotos: Aeroprofile, buffeed, taringa, pixabay

Equipo MMM

Las chicas de la redacción de Mujeres y Madres Magazine contando sus cosas. Nos gusta compartir lo que pensamos.

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3 comentarios

  1. hola buenas me estoy haciendo mayor en cuanto a los pelos de mi monte de venus entre lo que me he depilado siempre y ahora me salen canas eso me deprime y quisiera saber donde puedo ir para hacerme un arreglo

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