Sex & The Arthritis

guitarrista

¿Artritis? ¿Artritis yo? ¿Pero qué dices? ¡Si YO soy joven!

Sí, sí… Ya sabemos que los treintaitantos de antes son los cuarentaitantos de ahora pero eso cuéntaselo a tus articulaciones.

Últimamente, hablando entre amigas cuando una está medio depre, otra le espeta categóricamente: “Necesitas un polvo”. Risas, bromas, antidepresivos… No. Un buen polvo. Y entonces le restriegan por la cara alguna imagen tipo las que recoge el post de los maromos de Ruth, para que se inspire. Para que vea que hay todo un mundo ahí fuera, que no es monopolio de la industria farmacéutica.

Un esguince o una rotura de ligamentos… Las cervicales que se rebelan, la espalda que se subleva, aquí todo el mundo quiere independizarse e ir por libre ¡pero no! ¡Alto! ¿Pensáis que todo el monte es orégano? Os creeis entes independientes pero sois partes de MI cuerpo. Haceos a la idea y dejaos de tonterías. Os pido por favor, que sigáis sirviendo a la causa. LA MÍA. Que pa eso sois MIS miembros y, por déspota que os parezca, estáis pegados A MÍ.

Bueno, estaba yo viendo pacíficamente una peli en el avión a treintainosecuantos mil pies de altura cuando, de repente, tuve una revelación. Una muy gorda.

Fue con la película “Eat, Pray, Love”. Esa escena en que una curandera tailandesa divorciada y muy simpática le dice a la dolorida viajera estadounidense (y también muy simpática) Julia Roberts, mientras le toca la rodilla: “Uy! ¡Qué rígido está esto! Hace mucho que no tienes sexo… ¿Verdad? Con lo bien que va eso para las articulaciones… Rezaré por ti.”

Julia Roberts se queda a cuadros y pone cara de “Eing?” y de “Oh my god, lo que me ha dicho la tailandesa” y se sonroja pero sabe… En el fondo lo sabe. Sabe que le puede estar faltando lo que le recomendaban a mi amiga, la del esguince. 😉

Tras ver esta escena, en la oscuridad del Boeing 747, se comunica conmigo la articulación entre falanges de mi dedo corazón (mano derecha, para más datos). Duele. Duele mucho y hace tiempo ya, aunque yo me empeño en mirar para otro lado.

Mi padre padece artritis y mi abuela la padeció también. Tengo todos los números de la tómbola pero… Yo soy joven ¿No? Siempre he sido joven, porque iba a dejar de serlo precisamente ahora, cuando me hace mas falta que nunca.

Soy joven, soy joven, soy joven…

En el avión, miro de refilón a ese señor, sentado al otro lado de nuestros niños. Se está descojonando con SPY, Una espía despistada. Alma de cántaro… cuando te pille por banda, voy a comprobar cuán cierta es la teoría de la curandera tailandesa de mi peli.

Bueno, acabada la peli, esa y otras tantas y llegados a un lugar que lo permita muuuchas horas mas tarde, consideramos que es hora de recogerse y nos recogemos, bien recogidos y… ¡Para mi sorpresa! Al dia siguiente siento que el dolor en mi articulación ha remitido. ¡Eureka! ¿En serio? El elixir de la juventud… ¿Será que sí?

Esto hay que investigarlo y… si resulta (mínimamente) cierto, compartirlo. Que el que no se consuela es porque no quiere. Lo investigo un poquito en Google (sí… ya sé que eso no es investigar y tal y cual pero lo que he encontrado acerca de la artritis reumatoide y el sexo a mí ya me sirve para hilar esta historieta).

La señora Cadell, una sexóloga clínica de Los Ángeles, afirma que “existe evidencia científica de que cuando se tiene un orgasmo, se liberan químicos parecidos a la morfina que suprimen el dolor.”

¡¡Qué fuerte, Paqui!! Si es lo que le decía la curandera a la Roberts… Y continúa con un potente: “El sexo es la mejor receta para una buena salud”. Que sí, que ya sé que estamos hartas de oírlo de fuentes no del todo competentes (“ven p´acá que te curo con mi varita mágica”) pero a ver si la Dra. Cadell, a la que sí podemos suponer competente, va a tener razón.

Luego va Dobransky y acaba de ilustrarlo con lo siguiente: “Algunas personas con artritis podrían estar más abiertas a tener relaciones sexuales rápidas durante el día que por la noche”.

Osea que olvídate del Gelocatil cuando todo te duela, Mari, lo que necesitas es un quickie y, además, por prescripción médica.

¿Alguien puede/quiere aportar más luz al tema? 🙂 Estamos muy a la expectativa.

Foto: Pixabay

Nuria Puig

Mi nombre es Nuria pero, donde vivo, tienden a llamarme Julia. He tirado la toalla y, si me llamas Julia, también me giraré. He trabajado en construcción y en educación pero lo que hace que me olvide de comer y de beber es: escribir. Voy por la vida con Gorro y a lo Loco

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10 comentarios

  1. Madre mía Nuria ¡me has abierto los ojos a una nueva realidad!!
    yo padezco artritis reumatoide desde hace varios años (porque es una enfermedad de gente joven, aunque nos cueste de creer) y nunca jamás habría pensado que teniendo má sexo iban a mejorar mis articulaciones inflamadas!!
    Vamos a tener que probar tu teoría…ya te contaré 😛

    1. Me alegro, Pilar!
      Espero que te funcione ¡¡y que lo disfrutes!!
      Digo… ¡que te mejores! ?

  2. Me da que con tu post lo de “me duele la cabeza” va a dejar de servir de excusa 😉

    1. Jaaajajaja! Ya lo pensé ya… Se acabaron las excusas!! Todo el mundo a aplicarse el tratamiento para el dolor que sea! 😉

  3. Pues yo hace 6 meses que no me apetece nada pegar un “quickie” estoy hasta preocupada, oye!!! Con lo fogosa que he sido yo siempre!!!! Es que el niño lapa me tiene absorbido el coco. Me encantan tus historias. Ailobiu.

    1. 🙂 Gracias!! me too!!
      Don´t worry que son faaaaases!! Todo lo que sube baja… y lo que va vuelve.
      Te lo digo yo. Y si no ya me contarás. :-*

  4. Pero influye el compañero de noches?
    Quiero decir, con amante mejora más que con marido?
    Llevo con ella diagnosticada unos años, y sin diagnosticar… Pues a lo mejor desde que dejé el cole.
    Casarme no me arregló nada.
    Que si es cuestión de amante, lo pruebo

    1. Pues a saber…
      Tal vez sería conveniente desarrollar un poco de trabajo de campo en ese sentido.
      🙂
      Ya te digo que todo lo que sea arrojar luz sobre el tema es bienvenido. Así que igual hay que probar…

  5. Vamos! que esto es la pescadilla que se muerde la cola: me duele, no hay kiki, no hay kiki, me duele más… Ya decía yo que algo fallaba. Tendremos que ponernos manos a la obra para comprobar empíricamente la teoría, aunque solo sea en aras de la ciencia. jajaja

    1. Ya te digo… el “sufrido” trabajo de campo. 😉
      Hay que romper ese círculo vicioso como sea!

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