No recuerdo cuando dejé de ser una niña y pasé a la adolescencia. No sé como fue, seguro que algo progresivo, porque una no se levanta una mañana, se sienta en la cama y dice: ya soy una adolescente. Así que algo tan emocionante y triste a la vez, como es abandonar la infancia, pues no dejó ningún recuerdo en mi memoria. Pero lo que si recuerdo es la primera vez que una revista Ragazza cayó en mis manos. Esa portada, la del número 6, la tengo grabada en mi memoria como “el primer hito de mi adolescencia”
La revista Ragazza se publicó por primera vez en 1989, en el mes de marzo. Así que el número de septiembre de aquel año, que podías encontrar en los kioskos hacia el 20 de cada mes, lo compré estando de campamento de inglés en Comillas en agosto de aquel verano. Mi primera revista de chicas: con sexo, moda, viajes, tops models, hombres… Hasta entonces cada mes entraba en mi casa la Súper Pop, un clásico del final de nuestra infancia, con sus cintas de casette, sus millones de pegatinas, carpetas, posters (merece otro post).
La Ragazza era otra cosa. Desde que tuve entre mis manos aquel número 6, supe que algo había cambiado. Ya no era una niña, ya no quería pegatinas de acid house en mi carpeta. Quería saber sobre sexo, sobre ropa, sobre eventos en otras ciudades, tendencias que venían de otros países. Devoraba la revista y esperaba con ansia que llegase el número siguiente. Coleccioné la Ragazza durante 6 años y todavía conservo esa colección, como un tesoro. Y es que aprendí mucho leyéndola.
Mi sección favorita: Demoda- Demodé
Era leer algo en esta sección y traerlo a mi terreno. Si algo estaba De Moda y lo decía la Ragazza, allí iba yo. Mis amigas recuerdan cuando llevaba los pantalones desabrochados o del revés. Recuerdan las cintas en el cuello, las botas de pinchos, los pañuelos imposibles en la cabeza o las camisetas divinas. Y si una tendencia, una prenda, una canción…lo que fuera, había pasado a Demodé, lo enviaba al ostracismo de mi armario y mi cerebro ipso-facto. La Ragazza era de obligado cumplimiento (aunque tuviera que adaptar las tendencias a los posibles de una chica de provincias)
Los Who, What, Why, When, Where
Si alguien merecía ser conocido, salía en la sección Who de la Ragazza. En la Where, te decían dónde ir a comer en Madrid o Barcelona (algo muy útil para una niña de 13 años), en la When, quién venía a España a tocar en no sé donde (en Soria, seguro que no) y con la sección What, aprendíamos qué se llevaba en las calles de Tokio (y ahí estaba yo, buscando en el mercadillo de los jueves lo más similar en baratija a aquel colgante que había visto). La Why hablaba de lo que habían hecho unos y otros, juzgando a saco. Gran ejemplo para el cotilleo, nuestro deporte nacional.
Con Ragazza conocimos a Nieves Álvarez (nada que ver con la de ahora), a Judit Mascó, Naomi Campbell, Claudia Shiffer, Linda Evagelista, Inés Sastre, Penélope Cruz… La revista Ragazza patrocinaba el concurso de modelos The Look of the Year, donde se dieron a conocer todas estas tops. Me encantaba este concurso, con sus camisetas blancas, en esas playas paradisiacas… Nunca quise ser modelo, pero me gustaba verlas. Luego empezaron los malos rollos entre ellas, los rumores, llegó Kate Moss y las macizas dejaron de estar de moda. Una pena.
Pero no solo había tops women en la Ragazza. Fundamentalmente había forracarpetas de los guapos y de los reguleras. Había mucho tío bueno. Extranjero y nacional, actores, cantantes y por primera vez, modelos masculinos. Daba gusto verlos, normalmente desnudos de cintura para arriba, musculados… definiendo el tipo de chico que debía gustarnos en cada temporada: que si ahora con barba, que si ahora rapados, que si más cachas, que si fofisanos…
Sexo, autoestima y horóscopo
Eran las tres patas de la revista. Un auténtico manual de autoayuda para adolescentes. El petting, el sexo seguro, el sida, cómo poner preservativos, qué le gusta a él, qué se lleva en cuestión erótica… Y sobre todo qué nos gustaba a nosotras. Con la Ragazza aprendimos cómo debíamos conocer nuestro cuerpo, aceptarlo y saber qué queríamos hacer con él y qué no. Saber que podíamos decir NO, que podíamos decidir, llevar la iniciativa, ser chicas fuertes y seguras. Para mí, fue una de las grandes lecciones de la Ragazza.
Claro que había mucha sección chunga, como el horóscopo o reportajes del estilo “¿Cuánto cuesta seducirle?”. Pero en serio, hasta esos me encantaban. El horóscopo me decía qué día de mes sería el mejor (ojalá cayera en sábado) y con los otros, me reía un rato grande.
¿Qué aprendiste tú leyendo la Ragazza?
Recuerdo que en la primera Ragazza que compré aparecía Brad Pitt con el titular “WONDER BRAD PITT”
Una anécdota que siempre me viene a la mente fue sobre una sección que aparecía en las últimas páginas donde la gente enviaba fotos suyas. Una amiga había enviado una foto con otra chica amiga suya. Al cabo de los meses publicaron la foto pero cortada donde solo aparecía la otra chica y no mi amiga, lo que supuso la ruptura de su amistad. Aún hoy nos acordamos de esto Lol.
jaja yo aprendí lo que significaba “demodé” 😛
Yo como algo estuviera demodé… Vade retro satanás!!
Y yo que me avergonzaba públicamente de haber comprado la Ragazza tantos años… pero si, visto con perspectiva, la Ragazza te enseñaba mucho, y era mas variada que el Vale, que era porno para adolescentes
Yo no aprendí nada porque mi madre decía que esas revistas no eran para mi edad. Y viendo el contenido ¡que razón tenía! Ni Ragazza, ni SuperPop, ni Vale ni nada de esto entró en casa. Yo tuve una juventud de suplemento femenino del periódico del fin de semana y andando.
Yo las coleccionaba incluso un poco mas mayor de 14 y 16 tenia esa de penelope y muchas otras ahora mi madre va tirándolas poco a poco para que no me de cuenta 🙂
Yo recuerdo saltarme la parte del sexo cuando leía la revista y mi madre estaba cerca y luego por la noche no perderme ni una coma..jejejejeje.. había que mantener la imagen de niña buena delante de los padres 😉
Que recuerdos! No consigo recordar que me enseñó pero sí las ganas que tenía que saliera la nueva edición en el kiosko!
Yo empecé bastante tarde con esas revistas porque en casa me las tenían prohibidas, y tuve que esperar a ganar mi propio dinero y comprarmelas sin que lo supieran mis padres. Las coleccioné hasta que la montaña de revistas estuvo a punto de devorarme viva, entonces con algo de reticencia la diogenera que hay en mi las tiró todas.
Todavía me acuerdo del anuncio de la revista!. Los chicos no teníamos esas revistas, así que no teníamos ni idea y sólo aprendíamos a base de errores