Familia, mujeres y conciliación: Nosotras que lo quisimos todo

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Sonsoles Ónega ha escrito una novela titulada Nosotras que lo quisimos todo en la que reflexiona acerca de conciliación a través de la historia de  Beatriz, una directora de Compras que recibe una suculenta oferta de ascenso para ir a trabajar a Hong Kong que hubiera aceptado sin dudas de no haber sido madre y esposa, pero que debe pensarse dadas las circunstancias actuales de su vida. Desde ese punto de partida se dedica a hacer un estudio para ver si, como intentan vendernos, solo hay un plan A o B o, por el contrario, se puede encontrar una opción C satisfactoria para todos.

Nada más empezar a leer, con el relato de un lunes cualquiera en el que antes de llegar a la oficina la protagonista ya está agotada, vi a muchas de mis amigas reflejadas: madres a las que la mañana se les complica con toses y mocos controlados a jeringazo de Apiretal y dedos cruzados, uniformes olvidados en el fondo del cesto de la ropa sucia que han de ser suplidos por el (corto) del año anterior o tarteras preparadas en el último momento arañando restos del fondo del frigorífico. Porque somos madres, pero no somos perfectas.

Es un libro que devoré con avidez, de fácil lectura y con un ritmo adecuado a la historia. Historia, además, desgranada con detalle ya que entra también en la relación de pareja que, en muchas ocasiones, se ve aparcada en la vorágine de la vida y los problemas adicionales derivados de esta situación, y en otros prototipos de mujer más allá de la protagonista, ya que también nos narra las vivencias de sus amigas. Por ello, me parece un buen libro recomendable que mujeres y hombres debemos leer pero, sobre todo, han de leerlo quienes gobiernan porque recoge en sus páginas muchos lugares comunes en los que sufrimos las mujeres.

Pero, siempre hay un pero, me pasa con este libro como con otros muchos discursos acerca de conciliación y de la situación actual de la mujer y es que creo que siempre nos centramos en prototipos predestinados a “grandes cosas”: mujeres con grandes puestos directivos que se ven obligadas a elegir entre su carrera y su familia, mujeres de las que, desgraciadamente, no hay tantos especímenes son las que encuentran su altavoz. La auxiliar administrativa, la empleada del hogar, la pluriempleada que araña segundos al día… ¿qué pasa con ellas? ¿no interesan? Necesito que alguien me explique por qué nunca hablamos de esa madre que no pueden acogerse a la reducción de jornada, una medida legal por otra parte, porque si se la reduce no le llega el sueldo, por qué nunca hablamos de la que deja a sus hijos a cargo de familiares para poder cuidar a los de otras, ¿por qué?

Si hablamos de conciliación pongamos sobre la mesa a quienes renuncian partiéndoseles en dos las entrañas porque su elección es tan brutal como quedarse con poder pagar facturas y dar de comer a sus hijos no hablemos solo de quienes tienen que valorar quedarse con puestazo y sueldazo. Aquellas que raras veces encuentran visibilidad son las que más necesitan que nos acordemos de ellas. Bajo mi punto de vista se trata de que todas tengamos voz, no nos pongamos nosotras mismas un filtro.

Let B. Díaz

Soy Leticia la mamá de Ojazos desde 2013, mujer desde 1978. Siempre corriendo y con mil cosas en la cabeza para hacer pero con poco tiempo para llevarlas a cabo. Escribo en Esto no es como me lo contaron y Las Letras de Let porque es lo que más me gusta hacer en el
mundo. Activa, habladora y comprometida, cabezota y risueña vivo en una permanente contradicción. Necesito contar las cosas que me pasan para que no se me enquisten en alma.

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26 comentarios

  1. Yo, a las puertas de la maternidad, digo que el poder elegir trabajar, reducir la jornada o simplemente abandonar temporalmente tu trabajo, es un LUJO. De todas formas, no olvidemos también a esos papás solteros,separados o viduos que ejercen la maternidad (sin haber parido). Como dices, no debemos ceñirnos a un estatus laboral sino al problema de siempre: la conciliación en este país.

    Os dejo este artículo: http://politica.elpais.com/politica/2014/12/26/actualidad/1419616033_794119.html

    No conozco Iberdrola como empresa, pero lo del horario es un paso de gigante

    1. No nos olvidamos de los papás, claro que no, pero la realidad, precisamente por la falta de políticas de conciliación adecuadas, es que es en las madres en las que recaen la mayor parte de los perjuicios. Y sí, desde mis 28 meses de maternidad te confirmo que es un lujo al que no muchas podemos acogernos.
      El horario es el primer y, bajo mi punto de vista, fundamental paso. Si todos tuviéramos el mismo hombres y mujeres tendríamos iguales ventajas y desventajas a la hora de acudir a médicos, reuniones escolares o quedarnos en casa con los peques (el teletrabajo es otra asignatura pendiente importante).
      No pierdo la esperanza de que lo consigamos. Sigamos levantando la voz.

  2. Te aplaudo de pie compañera!
    Y estoy taaaan de acuerdo contigo

    1. Muchas gracias compañera. A ver si seguimos sumando adeptos a nuestra causa y conseguimos que nos escuchen quienes tienen que hacerlo. Besote.

  3. Es una gran verdad. Nos han querido vender la moto, porque la conciliación vida laboral y familiar no existe. Y menos hoy en día, en que como bien dices, hay que elegir entre comer y pagar facturas o pasar más tiempo con tus hijos. Yo me siento afortunada, porque mi trabajo me permite estar con mis hijos y dejarles poco tiempo en la guardería. Pero es triste ver a niños aparcados todo el día en guarderías, colegios o con otros familiares. No me extraña que la gente piense que tener un hijo es un artículo de lujo, cuando es un regalo.

    1. Ay, dices tantas verdades en tan pocas líneas, recoges conceptos tan ciertos. Niños aparcados, que son regalos pero que parecen un lujo. Gracias por tu aportación, me ha gustado mucho leerla.

  4. Totalmente de acuerdo. Me encanta cómo escribes, Let!

    1. Muchísimas gracias. Me sonrojo.

  5. Felicidades!!! Creo que expones con gran claridad el mundo en el que nos movemos. Parece que los prototipos de mujer que nos ofrecen no concuerdan en nada con las mujeres reales, con la mayoría de nosotras.
    ¿Es tan difícil hablar de las personas de verdad, de la mayoría, de las que no somos grandes directivas ni tampoco queremos intentar serlo?

    1. Pues parece ser que sí, que es muy difícil ponerse en el lugar de la mujer media. Contar que no puedes reducirte la jornada porque no puedes reducirte el suelo a muchos les suena a ciencia ficción. Y es que hay ciertas medidas que mejoran, sí, pero no solucionan. Un abrazo.

  6. Yo estoy dividida. Dejé mi trabajo para dedicarme a criar en exclusiva porque no era un puesto fijo, no tenía mucho futuro y me complicaron mucho mi reincorporación tras la baja de maternidad. Hicimos cuentas, somos muy ahorradores, y decidimos que llegado el caso, ya nos privaríamos de cosas que habíamos disfrutado hasta ese momento porque realmente la conciliación no existe. O renuncias al tiempo de trabajo o al de estar con tu familia, pero un bando siempre sale perdiendo.

    1. Exactamente como lo dices, siempre hay que elegir. Es una verdadera pena, pero es así. Yo propongo que sigamos gritando, que perseveremos, que nos oigan por narices y se vean obligados a tomárselo en serio. Un abrazo.

  7. Me parece una reflexión muy buena,un besazo

    1. Muchas gracias, otro beso para ti.

  8. Genial entrada, felicidades. Tienes toda la razón, por qué siempre se pone de ejemplo a posibles grandes directivas a la hora de hablar de conciliación? Las de a pie también lo sufrimos al igual que los hombres. La conciliación no es tal cuando no nos dejan elegir. Besazos.

    1. Las de a pie sufrimos mucho porque, además, en muchas ocasiones no podemos pagar ningún tipo de ayuda y, si la tenemos, es familiar con lo que entran en cuestión muchas otras historias no siempre fáciles de manejar. Si yo no quiero ser rica, solo poder vivir. Un besote.

  9. La conciliación no existe, es una pantomima.

    Cómo bien dices no sólo hay que fijarse en los mujeres que tienen la opción de elegir entre mudarse de ciudad o quedarse trabajando cerca de sus hijos, la realidad es que hay muchas mujeres que no tienen (no tenemos) ni si quiera la opción de decidir

  10. Buenísimo post. Let, ¡no puedo dejar de felicitarte!
    Ya sabes, en estos tiempos la ciencia ficción vende mucho más que el realismo… En especial, cuando es una realidad patética la que describimos…
    Ese libro tiene que escribirlo alguien pero ya. y ahora mismo no puedo pensar en otra pluma que no sea la tuya.
    Un beso enorme!! 🙂

  11. Has dicho con palabras sencillas una cosa muy cierta: el feminismo de la igualdad, ese que se plantea en las instituciones y del que siempre se habla, es , al final, un feminismo burgués. Porque la mujer a la que se le plantea ese gran dilema entre una profesión que ama y cuidar a los niños, suelen ser mujeres profesionales de clases medias (clase media de verdad) y alta. De hecho, ahí tuvo su origen todo el feminismo: de la Wolf a la Beauvoir, mujeres intelectuales, artistas, etc… que querían tener las mismas oportunidades que los hombres. ¡Y claro que debemos tenerlas! Pero en ese razonamiento siempre se deja afuera a la mayoría de mujeres, al gran ejército de limpiadoras, auxiliares, vendedoras, cajeras, obreras de fábricas, etc… (que igual que la gran mayoría de hombres) no se realizan en sus trabajos para nada! El problema de clase ahí está disfrazado e ignorado en la mayoría de las discusiones.

    1. No queremos hablar de cuestión de clases porque nos suena a antiguo pero al final todo se acaba reduciendo a lo mismo. Es un drama, de verdad, por mucho que no queramos verlo. Gracias por tu comentario, me ha encantado.

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