La importancia de contar las cosas

Hace poco se estrenó el documental La Candidata en el que se pone en relieve la situación de las mujeres cuando estamos en edad fértil; da igual que tengamos hijos o que todavía no seamos madres, tristemente el mundo laboral nos perjudica. A veces de manera directa, y otras indirecta. En algunos casos sufriremos despido o acoso laboral por quedarnos embarazadas, en otros directamente no nos contratarán por si nuestros planes de futuro incluyen unos hipotéticos niños.

El despido es a priori lo peor, pero ríete tú de las situaciones en las que a la mujer se le somete a acoso o mobbing esperando que sea ella la que se marche y además evitarse una indemnización. Conozco dos casos en los que se les relegó (figuradamente) al cuarto de las escobas y se les quitaron todas las responsabilidades a dos profesionales reputadas, una arquitecta y una abogada. Al parecer el que estuvieran embarazadas o que fueran madres les nublaba el sentido y les impedía ejercer su profesión como dios manda.

Mujer agobiada en el trabajo

En La Candidata podéis ver los testimonios de personas muy interesantes: profesionales de los negocios, una socióloga… y también el mío. Me contactaron de la productora para hablar de mi despido cuando me quedé embarazada de mi hija mayor. A pesar de que a mí esto de salir en la televisión no me gusta nada (yo sin duda soy mucho más de la radio) no dudé en decirles que sí. Mi intervención es, como todas, breve, porque el documental apenas dura 15 minutos y salimos mucha gente. Aún así, yo me siento muy feliz de haberlo hecho.

A mí me despidieron por quedarme embarazada de mi hija. Conté muy pronto que estaba embarazada porque me enteré fortuitamente en urgencias apenas un día después de la primera falta. Tenía una lumbalgia de esas que te dejan en el sitio sin poderte ni mover… y estaba esperando un bebé. Imaginad que si ya estas cosas son una lata de cuidar cuando no estás embarazada cuando lo estás es peor porque tu estado no lo mejora en absoluto. Le pedí a mi jefe que temporalmente me cambiase de puesto de trabajo porque estar de pie mucho tiempo no podía, pero hacer otras cosas sí… y en lugar de esto me despidió.

Lo denuncié. Pasado el primer momento en el que piensas ¿Qué habré hecho mal? (spoiler: nada, querer tener un hijo no es hacer nada malo) dije que no me iba a quedar de brazos cruzados. Y fuimos a conciliación, donde ahí dijeron “que no sabían que estaba embarazada”. Ya, claro. Así que tuvieron que readmitirme.

Tuve un montón de pesadillas durante ese tiempo. Estaba aterrorizada, no os lo voy a negar. Además, imaginad, esto ocurre cuando estás gestando y eres un cúmulo de hormonas. Pero no fue la única vez que tuve que ir a juicio. Después de mi baja maternal quise cogerme una excedencia y pretendía mi jefe meterme en una oficina estando yo sola fuera de horario laboral. Dije que no. Y volvimos a ir a juicio, donde volvieron a decir que oh, claro que me daban mis papeles. Esta experiencia de mobbing fue casi peor. Fue mucho más turbia que la anterior y me lo hizo pasar fatal.

Mujer borrosa en el trabajo

Mucha gente me ha dicho que soy muy valiente por contarlo. Yo la verdad no me siento así. Como os decía, estaba muerta de miedo. Alguna vez he visto a mi ex jefe por la calle y he tenido taquicardias y lo he pasado fatal. Me siento más bien bastante cobarde porque han pasado 13 años y todavía no he terminado de pasar página. Pero sí que siento que hice lo que tenía que hacer. Denunciar, ir a juicio es liberador. Creo que no me hubiera sentido bien conmigo misma si lo hubiera dejado pasar. Lo pasé mal por hacerlo, pero lo hubiese pasado peor de no decir nada.

Si os ocurre algo así, denunciad. Si denuncia una sola persona no conseguimos nada, pero si todas las mujeres denunciamos al final conseguiremos cambiar las cosas.

Si queréis ver el documental podéis verlo aquí.

Sara Palacios

Soy Sara Palacios, aunque en la red muchos me conocen como Walewska, mi nombre de guerra. Soy curiosa, inquieta, seriéfila, gafapastas y a ratos pedante. Los que me conocen dicen que tengo mucho sentido del humor y yo no sé si soy graciosa o no, pero que me gusta reírme continuamente es un hecho. ¡Soy una optimista incorregible!

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