Fauna de oficina: 10 personajes habituales

Por increíble que parezca el especial universo de  las oficinas españolas está habitado por personajes prototípicos muy parecidos en todas ellas. De hecho,  me aventuro a decir que incluso podríamos hablar de algo casi universal. Pudimos ver una buena muestra en Camera café, aquella serie que reflejaba las peripecias del personal de una empresa a través de las conversaciones de sus protagonistas frente a la máquina de café. Hoy os cuento 10 personajes habituales en las oficinas.

Espere, que le lavo la espalda
Espere, que le lavo la espalda

El pelota

Ese chico que siempre va asintiendo, dándole la razón al jefe, abriéndole las puertas, contradiciéndose si hace falta, ése es el pelota. Da igual que dos minutos antes de que su superior entrara en la habitación pensara de forma rotundamente contraria porque su razón de ser es darle la razón. De hecho, nadie sabe si sigue allí por su trabajo o por su inestimable labor… como pelota.

Y ¿dices que estás licenciado?
Y ¿dices que eres licenciado?

El becario

Érase una vez un licenciado universitario que ansiaba comenzar su carrera laboral en una oficina (a poder ser de renombre) y así demostrar tanto su valía como los conocimientos adquiridos en sus largos años de carrera. Un buen día consigue un trabajo de becario y la ilusión se apodera de él… ilusión que le dura lo que tarda en darse cuenta de que: a) sólo se va a dedicar a hacer fotocopias y archivar papelotes, a lo sumo a llevar cafés; o b) sus funciones serán las mismas que las del resto de sus compañeros, con el mismo horario pero cobrando infinitamente menos. Lo triste del becario es que traga soñando un puesto que no llega nunca porque, por desgracia, cuando se acabe su beca buscarán otro becario, que sale mucho más barato.

Si soy el director... ¿por qué hago lo que Bart quiere?
¿Quién dijo que Skinner era el director?

El pringado

Todo el mundo le conoce aunque no recuerda su nombre. Ese personaje intrascendente, triste, casi gris, que le lleva el café a todos y redacta el informe en el último minuto (informe que tenía que redactar otro, claro) es el pringado. Vive en uno de los últimos estratos sociales de la fauna de la oficina y hace todos esos favores por la bondad que le caracteriza y por un afán desmesurado de salir de la ignorancia social en la que lo mantienen, aunque por más que lo intenta nunca le invitan a las cervezas de los jueves.

Ahora que no nos escucha nadie...
Ahora que no nos escucha nadie…

El malmete

Que si éste ayer me dijo que…, que si el otro me comentó aquello… La rumorología es el hábitat natural del malmete. Mezcla temas profesionales con personales cual crupier la baraja de cartas y su habilidad para no dejar títere con cabeza es extensamente conocida. Es el personaje con el que todo el mundo quiere llevarse bien porque nadie quiere tenerle en contra: nunca se sabe en qué oídos puede deslizar el próximo comentario “sin mala intención”. Como mínimo tiene tu reputación en sus manos.

Jefe
Tengo mas años que los muebles ¡pero no me pienso jubilar nunca!

El viejales

Es el dinosaurio de la oficina, ese trabajador que lleva tanto tiempo en la empresa que casi forma parte del mobiliario. Ningún compañero sabe exactamente a qué se dedica pero le tienen cierto cariño, como si de un abuelo común se tratase,  y el día en que, al fin, decide jubilarse a cada uno le falta algo.

Símbolo avanzado para reconocerse entre Listillos
Símbolo avanzado para reconocerse entre Listillos

El listillo

Lo sabe todo pero todo, todo. Es imposible sacar un tema respecto al que no tenga opinión, así como hacer pregunta y que no tenga la respuesta. Tiene, además, un tono resabiado que provoca un ligero odio en el resto de compañeros. Cuando se le supone cerca las preguntas se hacen en susurros y las respuestas son casi inaudibles, no vaya a ser que estén equivocadas y el sabiondillo de turno haga su aparición estelar del día.

marshall erickssen estresado
Dios mío, como me digan que tengo que defender a una petrolera me hundo definitivamente

El estresado

A mí me recuerda al conejo de Alicia en el País de las Maravillas con su sempiterno “llego tarde” porque el estresado siempre va corriendo, con el cuaderno en una mano y el móvil en la otra. Sus nervios están a flor de piel y nunca puede tomarse un café o tener una conversación telefónica que no sea laboral porque él siempre tiene demasiado trabajo pendiente de hacer (o eso le parece a él). El resto de compañeros teme por su salud y creen que cualquier día le dará un infarto sentadito en su silla de oficina.

Método para no gritar: taparse la boca
Método para no gritar: taparse la boca

El que habla a gritos

Este es uno de los prototipos más molestos porque da igual que esté hablando por teléfono con su prima la de Cuenca o que esté discutiendo con el proveedor que suministra los clips, lo hace a gritos. Tuve un compañero que ante cualquier pregunta me iba contestando, ya en un tono alto de por sí, desde mi sitio hasta el suyo aumentando una octava por metro caminado. Nadie quiere sentarse cerca de él. Y por cerca se entiende un radio de 200 m… a la redonda.

Se rumorea que duerme en la oficina
Se rumorea que cuando baja la estantería se convierte en cama

El calientasillas

Este es un tipo muy extendido en la fauna española, sobre todo, donde las medidas de conciliación brillan por su ausencia o falta de aplicación. El calientasillas es el que se cree que por pasar más tiempo en la oficina le va a ir mejor en su carrera laboral. Normalmente llega antes que los demás y procura marcharse también de los últimos. Nadie sabe qué le lleva tanto tiempo y es producto del tan sobrevalorado presentismo, hay incluso quien opina que duerme en el despacho.

Aplaudidme: soy el jefe
Aplaudidme: soy vuestro dios jefe

El jefe

Se puede conocer cuán jefe es el jefe por la medida en que le hace la rosca el pelota. Como no hay departamento sin jefe el número es variable por empresa y es difícil saber cuántos hay en total. La única identidad sobre la que no hay dudas es el jefe supremo, el mandamás, el dueño o accionista mayor. Ese es uno y no trino al que algunos temen, otros intentan no ver y otros cuantos más hacerse invisibles en su presencia.

¿Reconocéis estos tipos en vuestras oficinas? ¿Cuáles me he dejado en el tintero?

Fotos: fotogramas de Los Simpsons, Friends, Monstruos S.A., Como conocí a vuestra madre, The Big Bang Theory, En qué piensan las mujeres y El lobo de Wall Street.

Let B. Díaz

Soy Leticia la mamá de Ojazos desde 2013, mujer desde 1978. Siempre corriendo y con mil cosas en la cabeza para hacer pero con poco tiempo para llevarlas a cabo. Escribo en Esto no es como me lo contaron y Las Letras de Let porque es lo que más me gusta hacer en el
mundo. Activa, habladora y comprometida, cabezota y risueña vivo en una permanente contradicción. Necesito contar las cosas que me pasan para que no se me enquisten en alma.

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13 comentarios

  1. Muy bien reflejados todos, según iba leyendo, iba reconociendo a algún compañero de los que he tenido a lo largo de mi vida laboral, jejeje.

    1. Lo que yo decía: tipos casi universales. Me alegro de que te haya gustado

  2. jaja qué bueno compañera!
    Los he conocido a todos! 😉

    1. Y los que me faltan… me estoy planteando una segunda entrega

  3. Yo sí los reconozco. Totalmente. Creo que yo era la estrasada…
    Me fui.
    🙂

    1. Yo soy una listilla de manual, Nuria 😉

  4. Yo soy la estresada, que mal

  5. Falta la fabulosa equilibrada, discreta a la par que encantadora y eficacísima, que escribe post etiquetando a los demás.

    1. Me la apunto para una segunda entrega. Gracias por tu aportación 😉

  6. Jaja!! muy bien reflejados!! 🙂

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