Cuando yo conté que no hay que fiarse de las personas a las que no les gusta Dirty Dancing algunos me dijeron “pues es que yo soy de Grease“. Yo también soy de Grease. He estado en el Sing-Along dándolo todo y cantando a grito pelado como está mandado. Dos veces. Pero mirad, voy a decíroslo sin paños calientes: las mujeres somos gilipollas. GI-LI-PO-LLAS. Que nos ponen musiquitas, amores, y tíos buenos y nos cuelan lo que quieran.
Hoy os voy a contar la verdadera historia de Grease. Y tela.
La versión golfa de Grease
Érase una chica de la liga de la castidad que en verano pilla cacho y se liga a un buenorro al que engaña para hacer las cosas más cursis del mundo: darse besos al atardecer, saltar las olas, y retozar en la arena. Pero el típico retoce de postureo, no os creáis. Piquitos sin lengua y las manos fuera. Y ya. Cuando llega el final del verano se dicen adiós y tú a tu casa y yo a la mía como en toda la vida de dios, que ya lo decía el Duo dinámico, el final del verano llegó y tú partirás.
Elipsis. Nos vamos a un instituto random donde vemos que la rubia casta pansinsal del principio va a matricularse. Es nueva en la ciudad. En ese instituto están las que parten el bacalao, las Pink Ladies, que son unas que se ríen de todo el mundo y se creen las más guays del universo porque ellas sí que se dejan meter mano normal porque las actrices los treinta no los cumplían. Para que todo el mundo sepa quiénes son llevan unas chaquetas rosas muy discretas.
¡Es genial este instituto! Ser un inútil está muy valorado y hacer bullying al listo es súper divertido.
También tienen grandes maestros. Los profesores tienen una auténtica vocación por la enseñanza y están muy motivados #no
Resulta que éste es (¡oh, sorpresa!) el instituto donde estudia Danny, el machirulo del principio. Como no les va a contar al resto de sacos de testosterona a sus amigos que lo único que hacía era con su novia era correr por la arena se inventa una película sobre lo que hizo. Ya se sabe, para encajar ellos tienen que tener el control.
Mientras tanto la pavisosa a estas alturas ya se está empezando a dar cuenta de que las guays no consideran que ella sea molona sino más bien un poco pringada, así que ella le cuenta a las poco integradas las cursiladas que hacía con su chico. Pero como resulta que su noviete no se llamaba Paco Pérez sino Danny Zsuko ellas suman dos más y dos y se dan cuenta de que es ¡el más popular de su insti! así que planean reírse de los dos y dejarlos en evidencia. Una cosa muy de buenas personas.
Total, que planean una encerrona y él se debate entre hacer lo que le pide el cuerpo (salir con ella) y lo que le pide la manada (hacerse el duro). Y gana lo de la manada, claro, así que ella se queda hecha polvo porque “tú no eres el cursi que yo conocí”.
Ellas para animarla la invitan a una fiesta de pijamas donde básicamente se ríen de ella (más)
Él a pesar de todo se queda un poco jodido y se apunta a baloncesto. Para cambiar.
Ella decide que lo más sensato es utilizar a un buen chico para darle celos a Danny porque en realidad a ella Lorenzo Lamas el rey de las camas no le gusta nadita. Bajo su cursi aspecto en el fondo es un volcán en erupción.
Así que, efectivamente, en cuanto se descuida y Danny silba, manda a la mierda al carajo a Lorenzo porque está claro que nosotras preferimos que nos traten mal a que nos traten bien.
Pero Danny la deja tirada como una colilla en cuanto llega una tipa que baila como dios y le pone palote. Y Sandy llora. Que es lo que hacemos las mujeres.
Se enfada y no respira pero le perdona. Una cosa, eso sí, es que se haya puesto a bailar con otra pero nada de tocarle una teta. Porque ella es casta, pura y virginal y las chicas decentes no hacen estas cosas.
Rizzo, una de las Pink Ladies, no sabe si está preñada (¿hola, un test de embarazo?) y toda preocupada se lo cuenta a su amiga haciéndole prometer no contarlo jamás de los jamases. Cinco segundos después y como buena amiga que es inicia un cuchicheo que pone a su amiga de puta para arriba. Y luego Rizzo llorará porque puta sí, pero con sentimientos.
Entre tanto los chicos que sólo quieren a las chicas para meter han arreglado un coche, que es lo que hacen los hombres de verdad. Que sea con piezas robadas es un detallito sin importancia y que sea para pelear con otros tampoco porque la violencia está muy bien vista, es muy masculina. Y son muy amigos, pero mariconadas las justas y hay que disimular, no sea que se note que tienen sentimientos.
Y se van a la carrera. Los hombres hacen cosas de hombres y se montan en los coches. Las mujeres hacen de florero. Después de ti vendrá quien bueno te hará, ya se sabe, y a pesar de que son todos muy chungos, los del instituto de al lado son peores, así que Danny, las Pink Ladies y compañía quedan de hermanitas de la caridad.
La pelea, muy educativa. Todo está permitido y si ocurre un accidente que ocurra ¿no éramos chungos? y el malo no sólo tiene que serlo, tiene que parecerlo y tener cara cráter para que se sepa rápido quién es el malo aquí. Ganan los buenos, claro. Como está mandado. Aunque sean chungos de menor nivel y unos superficiales de narices.
Se acaba el instituto y todos huyen en plan “la sabiduría me persigue pero yo voy más rápido”.
El amigo le pide al pendón que se case con él porque no es de bien irse tirando a todo lo que se menea y él quiere convertirla en una mujer de bien. Cuando se casen él podrá seguir tirándose a las que quiera y ella tendrá que esperarle con un bizcocho recién salido del horno.
Y Sandy y Danny, que siguen siendo igual de bobos que al principio y parece que no han entendido nada, resulta que han llegado a la conclusión de que para que te quieran tienes que cambiar, que con ser lo que tú eres normalmente no vale.
Más bailecitos. Y fin.
O sea, que yo me entere…
- Para que te quieran tienes que ser otra y no cómo tú eres. No te tienen que aceptar, tienes que cambiar para encajar.
- Los chicos hacen cosas de chicos y las chicas de chicas.
- Si eres inteligente pueden reírse de ti.
- Si eres el malo de la película tienes que ser feo.
- Tener sexo es de putas si eres chica y de machitos si eres chico.
- Si le pones música y baile puedes transmitir el mensaje que quieras.
Ajam… pues sí que estaba bien Grease, sí… Lo que yo diga. Si es que somos gilipollas.
¡Jajajajajajajajja! Solo te ha faltado una cosa: eran todos repetidores, y de varios cursos. Porque esos pelos y esas tetas, en mi instituto no se vieron jamás. ¡Pero si parecen treintañeros! Ahora, que estoy esperando con avidez el sing alone…
Tienes muchísima razón amiga, cuando te pones a analizar muchas de las pelis de nuestra infancia/adolescencia te das cuenta de que nos la han colado pero bien.
Lo que me he reído leyendote Sara… ¡Qué razón tienes en todo!
Lo mejor el mensaje del final… Si quieres que el chico se quede contigo, vístete de putón verbenero, fuma y tocale la moral hasta que caiga rendido. En fin…
Sí, una vez que te pones las gafas moradas ya no dejas de llevarlas puestas. Grease es una oda al machismo. Tal cual.
Jajaja con lo que me gustaba Grease, creo que la próxima vez que la vea me acordare de este análisis.