Pilar Fonseca Que sí, que mucho romanticismo, mucho ‘es que el papel huele tan bien’, mucho ‘es que en papel no necesito preocuparme por la batería’, mucha literatura sobre el tema (y nunca mejor dicho, por cierto) pero según las estadísticas los españoles cada día leen más en formato digital y es evidente a la vista de los datos que los libros digitales han llegado para quedarse en nuestras vidas, en nuestras mesillas de noche o allí donde solemos dejar el libro que estamos leyendo ¡y mira qué bien porque el libro digital sólo tiene ventajas!
Sí, es bueno que se lea, que se lea mucho más y es lógico que se haga más en formato digital porque es más cómodo, es más práctico, es más sencillo, es más amable y es más económico, sí, lo es.
La primera inversión puede ser la más elevada, se puede encontrar un ‘ereader’ o libro electrónico más que aceptable por 100 euros en el mercado, a estrenar, nuevo. Si se mira en el mercado de segunda mano los precios bajan una barbaridad, pero se corre el riesgo de que quizás no merezca la pena.
Cien euros de comprar el soporte electrónico equivalen más o menos a cinco libros de veinte euros cada uno y ya está, el gasto ha sido prácticamente el mismo. Si la idea es comprar y leer sólo cinco libros durante cinco o seis años pues no, evidentemente el ‘ereader’ no es rentable.
Si lo que queremos es comprar libros a buen precio o queremos suscribirnos a las bibliotecas virtuales públicas o a las de algunas plataformas, entonces sí, el ereader es lo mejor que le puede pasar a una persona amante de la lectura.
¿Qué eres, amante de la lectura o amante de los libros? ¿Tienes una estantería llena de libros que no has leído o tus lecturas se pueden caer a trocitos que siguen siendo interesantes para ti y las lees y las relees?
Es que no es lo mismo una cosa y la otra.
Incluso hay libros que se hacen públicos, que se escribieron hace años y que se liberan en formato digital y se pueden descargar de forma gratuita de algunas de las bibliotecas más importantes del mundo por cero euros, gratis del todo.
¿Cómo no leer así a los grandes clásicos?
A lo mejor eso precisamente no es malo porque para muchos expertos en literatura resulta que las lecturas que estamos leyendo, las más nuevas, los últimos lanzamientos, los nuevos libros que llegan a nuestras manos, dejan un poco que desear en cuanto a exigir al lector un poco de interés, de cultura general, de concentración.
¿Se leen cada vez textos más sencillos porque nuestra capacidad de análisis y de atención está haciendo aguas?
¿Se puede revertir este proceso que parece que nos atonta un poco así, en general a todos?
Podríamos empezar por revisar algunos de esos libros que estaban por casa, podríamos recuperar a algunos de esos grandes autores, podríamos comprar libros de segunda mano o visitar la biblioteca de la casa de nuestros padres o las ferias de libros antiguos y viejos.
“Nada” de Carmen Laforet, “La colmena” de Camilo José Cela, “Historia de una escalera” de Buero Vallejo, “La sombra del ciprés es alargada” de Miguel Delibes, son sólo algunos de los libros que quizás hoy en día nos costaría leer y que sin embargo leímos la mayoría hace años sin mayor problema.
Se podría volver a esa prosa que se pegaba con las palabras para encontrar exactamente lo que buscaba y no gran parte de la prosa actual que ahorra cualquier esfuerzo al lector despistado.
Y sí, también podríamos releer los clásicos desde nuestro ereader que lo cortés no quita lo valiente y la modernidad no está reñida con la calidad del texto y está claro que entre unas cosas y otras, es evidente que los libros digitales han llegado para quedarse.
