Lo has oído tantas veces que ya forma parte de la letanía familiar. Es imposible cruzarse con un perro sin que tus hijos se abalance sobre él, a pesar de que a ti te da pánico que anden magreando a cualquier canino desconocido, sin más. La siguiente media hora, inevitablemente, siempre gira en torno ya no de su deseo, sino de su “necesidad” casi imperiosa de tener un perro. Y como no tragas, al final, ya da igual que sea un perro, un gato, un pájaro, un pez o una pulga común. El caso es aumentar el número de seres vivos de tu hogar a toda costa.
Tu lo tienes claro: “No, no y no”; pero, algunas veces, el no, al menos en tu cabeza, se torna en un “y sí…”, “tal vez…”, “no estaría tan mal…”, “puede que no sea tan mala idea…”. Si te encuentras en esa fase en la que la posibilidad de que una mascota llegue a vuestras vidas cobra forma, presta mucha atención a estas indicaciones.
La decisión de incorporar una mascota a la vida familiar debe ser muy meditada y no obedecer nunca a un impulso. Debemos analizar cuáles son las peculiaridades de nuestra familia, los gustos, las necesidades, la disponibilidad, las actividades de ocio en las que empleamos nuestro tiempo libre… Son muchas las variables que van a mediatizar la elección pues, por sus características, no todas las mascotas tienen las mismas necesidades ni grado de interacción.
El planteamiento es bien sencillo: Los niños prefieren mascotas con las que puedan interactuar pero, a mayor interacción, más cuidados y atenciones y, por supuesto, también más gasto.
Las opciones de juego y el grado de compañía que aportan hacen de los perros la mascota preferida, seguidos por los gatos y, después, otro tipo de animales como hamster y toda clase de roedores, tortugas, peces… Cada uno tiene unas peculiaridades que tenemos que tener muy en cuenta:
Perros: Un perro puede llegar a ser, sin duda, la mejor mascota de cualquier niño. Más allá de tópicos y generalidades, hay que tener en cuenta que cada individuo tiene unas características propias, de ahí que sea importante tener en cuenta las peculiaridades derivadas de su raza (genética), pero también el componente ambiental (educación y entorno). Por eso, lo más adecuado siempre, es dejarse orientar por un especialista que nos aconseje cual es el adecuado en función de nuestras expectativas y condicionantes familiares. En cualquier caso, los perros son de las mascotas más exigentes en lo que a cuidados se refiere. Es necesario disponer de tiempo para pasearlo con regularidad, debemos tener paciencia y voluntad para educarlo y, además, ha de estar siempre al cuidado de alguien.
Gatos: Los gatos también requieren muchos cuidados. Son más independientes que los perros y, aunque no hemos de prestarles tanta atención en cuanto a juego y paseos, también precisan un enriquecimiento ambiental. Los gatos necesitan un trato respetuoso y pueden no ser muy pacientes con los niños si se sienten molestos.
Hamsters: son fáciles y baratos de mantener. Debemos tener cuidado si optamos por adquirir una pareja pues, si son dos machos pueden pelearse y, si son macho y hembra, es muy probable que se reproduzcan con más asiduidad de la que imaginamos.
Jerbos: Son inteligentes, dóciles y amistosos, de ahí que sea fácil la interacción con ellos.
Cobayas: Son independientes y no necesitan grandes cuidados, más allá de una jaula grande y que debemos limpiar con frecuencia para evitar malos olores.
Conejos: Son muy dóciles, pero también necesitan cierto espacio y mucha higiene.
Peces y tortugas: Un pequeño acuario de agua fría no requiere un gran mantenimiento, por lo que los peces son unas mascotas baratas y que no necesitan -al menos en teoría- grandes cuidados más allá de la alimentación y la limpieza. Sin embargo, los peces son extremadamente delicados.
Pájaros: Solo ocupan el espacio de la jaula. Su mantenimiento es sencillo y no demasiado costoso.
Una vez que sabemos lo que cada mascota nos puede ofrecer, debemos tener en cuenta aspectos importantes antes de decidirnos por una. El primero, las posibles alergias de cada miembro de la familia, que inevitablemente condicionarán nuestra elección.
Además, hay que valorar, para empezar, el tiempo que podemos dedicarle a sus cuidados y atenciones pues, como explicaba anteriormente, animales como los gatos y, especialmente, los perros, requieren de una atención especial y no siempre es fácil dejarlos a cargo de alguien si, por ejemplo, pasamos mucho tiempo fuera de casa o nos vamos de vacaciones. Un aspecto este último que, aunque pueda resultar ocasional, también hay que tener previsto.
Y es que, la adquisición de una mascota es una responsabilidad a tiempo completo en la que debemos tener muy presente las circunstancias familiares, nuestra organización diaria y también nuestro poder adquisitivo. Perros y gatos, sobre todo, necesitan una atención médica regular que incluye vacunas y otros tipos de tratamientos que pueden resultar especialmente costosos. Además, hemos de someterlos a un registro de mascotas e, incluso, no está demás contratar algún tipo de seguro de responsabilidad civil.
A los niños les encantan lo cachorros, pero si nos decantamos por aumentar la familia con un perro, otro buen ejercicio de responsabilidad será inclinarnos por la adopción de un animal procedente de una perrera. Muchos de estos centros funcionan realmente bien y encontraremos muchas facilidades en el proceso. Pero, sobre todo, estaremos dándole una segunda oportunidad a uno de sus huéspedes.
Los beneficios que una mascota puede aportar a los más pequeños de la casa son múltiples. Desde contribuir a desarrollar su sentido de la responsabilidad hasta mejorar su autoestima e, incluso, la empatía por las emociones ajenas. Es más, algunos animales mejoran la sociabilidad de sus dueños y, aunque suene cruel, les ayudará también a entender el ciclo de la vida.
La madurez del niño y su edad ha de ser otro factor determinante a la hora de decantarnos por un tipo de animal u otro pero, en cualquier caso, hemos de inculcarle que el nuevo miembro de la familia no es un juguete, sino un ser vivo y de pleno derecho dentro de la unidad familiar, lo que implica asumir una serie de responsabilidades y tareas. Una buena opción pasa porque, incluso antes de la llegada de la mascota a casa, sean ellos mismos -si tienen la edad necesaria- los que se informen acerca de los cuidados que precisan para evaluar si realmente pueden aportárselos. Lo sé, el cerebro infantil es optimista por naturaleza y muchos de ellos no tendrán la madurez necesaria para valorar de forma objetiva una situación hipotética… por eso, al final, lo que ha de imponerse es el hecho de que nosotros somos los adultos y los que realmente tenemos consciencia de lo que implica contar con una mascota en casa. Por eso, la decisión final siempre ha de ser nuestra.
nosotros tenemos un gato, y la verdad es que todo y ser una monada, es un trabajo añadido. Hay que ser muy muy limpio, me refiero a que hay que aspirar cada día para evitar posibles alergias. Todo y lo que comentas, te diré que el nuestro mas que independiente es solitario. No interactúa ni juega con la pequeña, por el contrario.. Le tiene miedo. Es un gato con miedo a los desconocidos y se esconde, así que poco lo ves. Duerme en la puerta de la habitación de la mayor, eso si. Y mimos???? De Pepe y de Beita… Pasa de gabi. Y de mi.
Yo quiero un gato. Este verano estuvimos a punto de recoger a uno callejero… Pero mi desconocimiento acerca de los gatos es tal que me eche para atrás. Bueno, por eso y porque todo el mundo me lo desaconsejó… Me vi sola ante el peligro…
Nosotros no tenemos ni perros ni gatos ni nada. Tenemos una planta y de casualidad. Yo solo espero que M no le dé como a mí cuando era pequeña, que no me conformaba con un perro. Lo que yo quería era “un caballo marrón de carreras” Ni más ni menos
Nosotros hemos tenido peces… De vida efímera… Las tortugas son mas “duras”. Jajaja. Y tu? Un caballo de carreras? Ni un pony te valía, eh?
Que no que no que no… Que por mucho que lo pidan, veo tan complicado otro ser vivo en casa… Quitando el pez. Pero soy rarita con su olor… 😉
Responsabilidad ante todo. Una mascota no es un juguete y nunca, nunca, debería regalarse un animal.
Gosset es un miembro más de la familia, y desde el primer momento fui consciente de todo lo que supone. Varios paseos diarios, juegos, alimentación, higiene, salud… Excepto ropa, porque tiene un buen pelaje. Recojo sus excrementos y pago sus vacunas, lleva chip y está registrado. Va donde yo voy, excepto que viajes largos, porque me niego a hacerle pasar por un viaje en el portaequipajes de un avión.
Con el peque se porta genial, tiene una paciencia casi infinita. No he tenido ningún problema de adaptación, a pesar de tener que oír el típico “y qué vas a hacer con el perro?” durante mi embarazo. Esa gente, y la que mira mal mientras paseas al perro por un parque, esa, jamás debería tener una mascota.
Quien no esté dispuesto ha asumir ciertos “sacrificios”, que no acoja un perro en su hogar. Se perderá momentos únicos, pero seguro que sería incapaz de valorarlos.
Exacto! Esa es la clave, debemos afrontar la decisión con mucha responsabilidad!
Cuando hablas de los cachorros y comentas lo de las perreras parece que los cachorros estan en las tiendas nada mas. Hay cirntos de cachorros en perreras, protectoras y los afortunados en casas de acogida.
Por favor, si lo estais pensando adoptar es la mejor opcion y para el que tiene dudas siempre es mejor un adulto.
Los adultos tienen el caracter formado y eso puede ser una ventaja a la hora de elegir porque se puede buscar activo, mas pasivo, grande, mediano…