¿Has empezado los ensayos del Día de la Madre? Yo los llevo avanzados, para que luego esté bien entrenada. Ensayo despertarme con una sonrisa cuando te pisotean en la cama para felicitarte a las 6.30 de la mañana, la emoción ante el regalo del cole (hola, profe de plástica ¿quieres algunas ideas?) o sorprenderme con la boca bien abierta cuando el regalo se repite otro año más.
Querido profesor, maestra, marido, pareja, hijo e hija. Te voy a dar una lección de vida (no soy quien pero la edad te da cierto rango): nunca regales a los demás lo que no quieras para ti mismo. Y dicho esto, ¿por qué leches no sois un poco más originales en los regalos del Día de la Madre? Estoy hasta el moño de recibir regalos que ninguna madre quiere tener. No me gusta decir lo que espero, porque no hay sorpresa alguna si ya lo sabes de antemano, pero este año lo que sí voy a dejar clarito es lo que no quiero. Empecemos.
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Un mandil para cocinar
Cualquier objeto que tenga que ver con la posibilidad de hacer tareas domésticas es de los peores recibidos en el Día de la Madre. Aborrezco esos paños de cocina, guantes para el horno, delantales o costureros que hacen en el cole para felicitar a mamá. ¿Quién ha pensado que serán bien recibidos por el simple hecho de ser mujer la destinataria? Creo que en la próxima reunión del AFA voy a proponer que para el Día del Padre hagan un kit de mecánica y un hacha para cortar troncos. ¿No son esos regalos muy masculinos?
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Un juguete erótico
El día que mis hijos me regalen un juguete erótico daré por terminado mi papel como madre. No quiero que llegue el momento en que me consideren una mujer de tal edad que quieran “regalarme” un poco de alegría porque crean que estoy tan desfasada que no puedo procurármela por mis medios. No hijos no. A las madres no se las regalan esas cosas. No os hagáis los hijos guays y dejad que seamos nosotras las que las compremos que, por esas cosas de la edad, tenemos ya bastante claro qué nos gusta. Además, por mucho lacitos que le pongas un consolador no es el mejor regalo con el que fotografiarte el Día de la Madre.
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Un ramo de flores
Ya sé que mi popularidad (si es que tenía alguna) va a caer en picado, pero cuando recibo un ramo de flores en un día señalado solo pienso que es una falta de originalidad. Da igual que sea el Día de la Madre, el de los enamorados o mi cumpleaños. Regalar flores y perfume (a no ser que sea un detalle que llevas deseando mucho tiempo y que por algún motivo no has podido tener) hace pensar que la persona de quién viene no ha tenido tiempo o ganas para dedicar más esfuerzos a pensar un regalo.
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Un regalo práctico
Eso es lo que llaman en mi familia “cosas que puedes utilizar en tu día a día”. Estos regalos, no te equivoques, no son para ti son para tu casa. Un mantel, unas toallas, un exprimidor… ¡Mira, no! Si dentro de unos años celebramos el Día de la Casa me parecería bien pero el Día de la Madre no es la fecha para regalar un aspirador de mano. Se trata de celebrar el cariño que los hijos sienten por sus progenitores no lo bien que sabemos limpiar las migas después de una comilona familiar. La contraprestación a este tipo de regalos sería una mopa para cada hijo o marido en el día de su cumpleaños.
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Unas zapatillas de estar en casa
O son las zapatillas más “cuquis” de universo o deja ese regalo para tu suegra. No hay nada más horrible que regalar unas zapatillas a otra persona. Es el antiglamour en un calzado de felpilla.
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Una báscula
Que tus hijos te lancen indirectas sobre tu peso es lo peor. Las básculas son uno de esos regalos que ninguna madre quiere tener porque, aunque nuestros hijos no nos vean como tal, también somos mujeres. Eso sí, si algún año llega ese terrible regalo a casa irá acompañado de un castigo bíblico desterrando los postres elaborados (el único permitido será la ensalada de frutas) de nuestra dieta familiar.
En definitiva piensa con sentido común y no regales nada que no te gustaría que en el futuro te regalasen a ti. La única excepción es que el destinatario del regalo sea tu cuñada o tu suegra y te caiga francamente mal. Es la única oportunidad para endosar esos regalos que ninguna madre quiere tener.