Desde hace unos meses he emprendido un cambio en mi vida que me ha llevado no solo a moverme más, sino también a ser más consciente de lo que como, de por qué lo como y de qué me aporta. La verdad es que yo no sabía que esto tenía un nombre, ni que es algo que se practica cada día del año a lo largo y ancho del mundo pero parece ser que es así. Lo que yo hago, aunque aún en una escala muy pequeña, se denomina mindful eating. Algo novedoso para mí pero que viene siendo tendencia desde hace algunos años y parece que no va a dejar de serlo, según la agencia de comunicación gastronómica Ginger&Soda.
Qué es el mindful eating
El mindful eating consiste en comer conscientemente. Olvídate de los atracones, de darte a la pizza como si no hubiera un mañana o de elegir la hamburguesa porque es lo que te parece más rápido. Hay que huir de las prisas y eso incluye también la hora de la comida.
Saber lo que comemos, lo que nos aporta y la mejor manera de hacerlo, de eso va el mindful eating. Como su nombre indica está muy relacionado con el mindfulness y las técnicas de atención plena. Relajación, meditación y focalización, así como el autoconocimiento, te ayudarán mucho en este camino hacia la consciencia en la alimentación. Se trata de aplicar el sentido común a la forma en la que nos relacionamos con la comida, de conseguir un control sobre lo que comemos y, por extensión, sobre nuestra salud, estado de ánimo y peso.
Algunos consejos a la hora de enfrentarse al plato
Lejos de ser algo minoritario, el mindful eating es practicado por millones de personas en el mundo, personas convencidas de que la forma en que nos alimentamos tiene un papel fundamental en cómo nos sentimos.
Llegar a esa consciencia y control de nuestra propia gula no es un camino fácil. Estamos muy acostumbrados al placer inmediato, el que no requiere esfuerzo, algo que también trasladamos a la forma en que comemos. Queremos comidas rápidas, que nos hagan disfrutar y nos sacien rápidamente. Pero, aquí llega la clave, no siempre conseguimos ese placer de la manera más sana y, si queremos preservar nuestra salud, hemos de cambiar eso.
Hay algunos pequeños trucos que podemos aplicar a la hora de sentarnos a la mesa si queremos emprender este cambio.
- Beber un vaso de agua antes de empezar: se trata de un ritual más que otra cosa con el que pondremos el foco en que vamos a comer. Con este sencillo gesto estaremos poniendo nuestra mente en el ejercicio de la atención plena. Nada de comer en modo avión.
- Hara Hachi Bu: es un ritual japonés que dice que no debemos llenarnos en cada comida, que debemos quedarnos en torno al 80% de nuestra capacidad. La comida debe ser frugal, variada e ingerida con calma y moderación. La cantidad se mide con los oryoki, unos cuencos especiales para medir los alimentos.
- Comer siempre sentados: siendo muy conscientes de lo que hacemos, con la espalda formando un ángulo recto, de forma que la postura facilite la respiración para una correcta digestión posterior.
- Masticar y ensalivar: esto es algo a lo que tampoco le damos la importancia que tiene. En la misma boca se hace buena parte del trabajo de digestión, mezclando, triturando, ensalivando los alimentos. Si lo hacemos bien podemos evitar problemas posteriores como flatulencias o digestiones pesadas. Además, esto nos ayudará a activar correctamente el mecanismo de la saciedad, ya que el cerebro tendrá más tiempo de procesar la orden que si engullimos sin más.
Las famosas cinco comidas
Por supuesto, la regla de las cinco comidas diarias concuerda perfectamente con esta forma de ver la vida. Un desayuno saludable, que incluya cereales -y no de los de bolsa repletos de azúcares- y frutas -en piezas, no en triturados o zumos ya que perderemos buena parte de sus propiedades-; unas media mañana y merienda ligeras; y unas comida y cena frugales son claves para mantenernos saciados.
A veces lo complicado viene cuando nos toca comer fuera de casa. No siempre encontramos restaurantes que pongan a nuestra disposición brunch diario, o dispongan de una carta saludable, con alimentos de temporada, aunque cada vez hay mayor oferta.
¿Conocías el mindful eating?, ¿lo practicas?, ¿qué opinión tienes al respecto? Estaré encantada de conocer tu opinión en los comentarios.
Imágenes: Ginger & Soda