Roma es una ciudad sorprendente y viajar a Roma en familia es uno de esos planes que deberíamos anotar en la agenda, para ir ahorrando poco a poco entre todos, para no perdernos el espectáculo que es esta ciudad.
Hoy os traigo algunos de esos rincones que hay que visitar con nuestros hijos si conseguimos viajar a Roma unos días, no hace falta mucho tiempo aunque como es lógico ¡cuánto más mejor!
¿Tenéis las maletas listas? ¡Nos vamos a Roma!
Roma es la ciudad más poblada de Italia y la cuarta más poblada de la Unión Europea, así que id haciéndoos a la idea de que es una ciudad grandecita aunque curiosamente a mí me resultó muy “paseable”.
Además, y por razones obvias, el metro quizás no sea la mejor opción, pero los autobuses sí, porque de coger un taxi o alquilar un coche mejor no hablamos, el tráfico en Roma es como se ve en las películas ¡te-rro-rí-fi-co!
Las calles de Roma
Teniendo en cuenta que estamos en uno de los lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1980, salgamos a pasear por la ciudad. Vamos a mover las piernas para que las pizzas y la pasta que vamos a disfrutar en Roma no nos pase una factura en forma de pantalones excesivamente apretados.
En la calle vamos a encontrar la Fontana de Trevi, la mayor de las famosas fuentes barrocas de la ciudad de Roma, una delicia creada por Bernini.
Para los adultos, quizás sea recomendable revisar “La Dolce Vitta” de Fellini antes de viajar a Roma, por aquello de llevar más frescas las imágenes de esta fantástica ciudad y de esta fuente en concreto.
El lanzamiento de moneda para volver algún día a la ciudad es obligado ¡qué no se os olvide! Y muy importante, debe ser de espaldas a la fuente, si no no funciona la magia.
Seguimos paseando hasta llegar al Panteón de Agripa, un templo magnífico de planta circular dedicado a todos los dioses y que por el crecimiento de la ciudad se ha quedado entre varias calles, de hecho los romanos le llaman al enclave la plaza de “la rotonda”. Sí, lo de rotonda va por el panteón.
Lo más espectacular, sin duda, es la magnífica cúpula abierta en el centro con un agujero de más de nueve metros de diámetro. La entrada es gratuita y merece mucho la pena recrearse e informarse de la historia y el uso de este panteón.
¿Quién será el cobarde que no introduzca su mano en la “Bocca della Veritá”? La encontráis en el lateral de la Iglesia de Santa María in Cosmedin y ya sabéis que si alguien os pregunta algo cuando tenéis la mano en la boca no podéis mentir, a no ser que queráis perder la mano.
El foro romano es para tomarse un tiempo y recorrerlo con tranquilidad, tratando de ponernos en la piel de esos romanos que hacían allí su vida política y social, donde bajaban a comprar al mercado, donde estaban las instituciones del gobierno, donde se hacían los grandes negocios de la época o incluso se pergeñaban las grandes traiciones ¿quién sabe?
Y por supuesto, en la calle encontramos el imponente Coliseo romano que, a pesar de los pesares, ha conseguido mantenerse en pie después de tantos siglos.
Hace relativamente poco tiempo que ha sido declarado por fin una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno y con toda justicia.
Construido en el siglo I d.C. recorrerlo y leer las explicaciones es de lo más impresionante que vais a hacer en Roma.
Es tan increíble que tendréis que poner en situación a los más pequeños porque cuesta entender que en esa época se hiciera una obra como esta y se utilizara para lo que se utilizaba.
Una clase de historia sorprendente, ya veréis.
Santa Roma
Sí, ¡claro!, viajar a Roma implica sí o sí que nos pasemos por el Vaticano y os recomiendo que os dejéis los prejuicios (si es que los tenéis) en la puerta.
Planteaos la visita como un paseo por la historia del arte italiano y europeo y dejaros emborrachar por ello y, sobre todo, explicádselo a los niños.
El Vaticano es impresionante, es la basílica cristiana con más espacio interior de todo el mundo.
Es sin duda el lugar más importante de culto católico, algo que todos sabemos antes de llegar allí, pero que no nos habíamos planteado en serio hasta que no lo vemos en su magnitud.
La Plaza de San Pedro es una maravilla arquitectónica y nuestro amigo Bernini, al que habíamos mencionado antes, vuelve a ser el culpable de tanta belleza.
La Capilla Sixtina es una dependencia del Vaticano cargada de magia y simbolismo. La hemos visto en películas y series, la hemos visto en documentales y en programas de televisión y aun así, cuando llegas allí te sobrecoge.
Es humilde y sin embargo magnífica. Obviamente el testero y la bóveda pintados por Miguel Ángel son impresionantes y merecen mucho la pena.
Y, para terminar, hay que recorrer los tesoros del Vaticano, recorrer la historia a través del arte. Aprender a apreciar lo que cuentan las esculturas, las pinturas, contextualizarlo de cara a comentarlo con nuestros hijos.
Sin darnos cuenta, viajar a Roma en familia, es un viaje en el que estamos enseñándoles mucho más de lo que imaginábamos en un primer momento y, sobre todo, estamos creando grandes recuerdos juntos.
Fotos | Flickr | Unsplash
Santa Maria in Cosmedin es una de las iglesias más bonitas que he visitado y, sin duda, la que más me gustó de Roma. Lo digo porque hay gente que se traga la cola para poner la mano en la Boca della Verità y después ni siquiera entra en la iglesia, cuando lo cierto es que vale mucho, mucho la pena.