¿Qué hacer si te quemas con el sol?

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Un buen after sun ayuda a combatir una quemadura solar

A estas alturas todos sabemos lo dañina que puede resultar para nuestra piel una exposición incontrolada o excesiva a los rayos del sol. Utilizar la protección adecuada y evitar las horas de mayor incidencia de los rayos ultravioleta es fundamental para cuidar nuestra piel y evitar su deterioro, envejecimiento y, sobre todo, problemas graves de salud. Sin embargo, a todos nos ha pasado alguna vez que, por un motivo u otro, se nos ha ido la mano con el sol y hemos acabado padeciendo esas dolorosas quemaduras solares. ¿Cómo debemos actuar en estos casos?

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la piel tiene memoria y, por lo tanto, el daño producido deja una huella que se va acumulando a lo largo de los años. De ahí que sea importante proteger la piel en todas las etapas de nuestra vida pero, sobre todo, la de niños y jóvenes.

Para que la protección sea adecuada debemos evitar las horas en las que la incidencia de los rayos ultravioleta es mayor, teniendo en cuenta que en ello no solo influye la hora del día -entre las 11.00 y las 17.00 horas se produce el punto álgido- sino otras condiciones meteorológicas como la nubosidad, la niebla, la humedad o el viento o el medio en el que nos encontremos -agua, nieve, hierba, arena…-. En la web de la Agencia Estatal de Meteorología encontraremos parámetros diarios al respecto.

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Aplícate un protector solar para evitar quemaduras

Pero, sobre todo, es imprescindible que utilicemos un protector solar adecuado a las características de nuestra piel, a la zona del cuerpo -hay cremas específicas para la cara, que es una zona especialmente sensible- y al tipo de exposición. El protector debemos aplicárnoslo media hora antes de la exposición, renovarlo periódicamente según las prescripciones del fabricante y, aunque sean resistentes al agua, también después del baño.

También debemos controlar nuestro tiempo de exposición al sol y que este sea moderado. No es aconsejable más de media hora seguida -algo que prácticamente ninguno cumplimos-, ir aumentando de forma periódica y combinar periodos de sol con otros de sombra.

Pero, si a pesar de todo lo anterior -o mejor dicho, por no hacer todo lo anterior-, acabamos “quemados” vamos a ver cómo debemos actuar. Las quemaduras solares causan enrojecimiento, irritación y dolor.  Lo primero es evaluar la intensidad de la quemadura. Si esta es muy profunda y causa ampollas o el porcentaje de nuestro cuerpo quemado es muy elevado lo mejor es que acudamos a un médico, pues el tratamiento será similar al de cualquier otra herida para regenerar las células epidérmicas.

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La piel comienza a “pelar” como defensa a la agresión sufrida

En los casos más veniales estos son los consejos a seguir:

  1. Debemos rebajar la temperatura de la piel, enfriarla, para frenar la quemadura. Puedes darte duchas de agua fría o utilizar compresas.
  2. La inflamación y enrojecimiento están asociados a una pérdida de hidratación, que provocará también tirantez en la pie, así que lo primero que debemos hacer es rehidratarla. Para ello, tenemos que utilizar una crema hidratante y calmante, a poder ser, que ayude a reparar la piel. En el mercado hay muy buenos after sun -ya os conté que yo lo guardo en la nevera para aplicarlo bien frío– y es muy aconsejable seguir las prescripciones del personal sanitario o farmacéutico para elegir el más adecuado. La vitamina E o el ácido hialurónico pueden ser unos buenos aliados.
  3. El aloe vera es una alternativa natural fantástica por su poder regenerador. Hay geles con alto contenido en esta planta pero, si podemos, lo ideal es aplicarla directamente desde la hoja recién cortada. No tenemos más que abrirla y aplicar la sustancia gelatinosa de su interior. Personalmente os confieso que yo era escéptica al respecto de las propiedades del aloe vera, pero tras tratar de esta forma una quemadura con aceite caliente y ver sus efectos soy una firme defensora de esta planta.
  4. En los casos más intensos podemos recurrir a un antinflamatorio para calmar el dolor.
  5. Como cualquier otro tipo de quemadura, producirá una gran pérdida de líquidos en nuestro cuerpo, por lo que debemos beber mucha agua y/o zumos naturales para combatir la deshidratación.
  6. En los días sucesivos debemos ducharnos con agua templada – el cuerpo ya nos lo pedirá- y usar ropa ligera. Evitar los geles y productos cosméticos que nos puedan irritar.
  7. Persistir en la hidratación de la piel incluso cuando los síntomas mejoren.
  8. La piel comienza a “pelar” como un defensa para deshacerse de las capas dañadas. Cuando sea así debemos evitar rascarnos o arrancar los pellejitos de piel muerta.
  9. Evitar la exposición a los rayos solares en las siguientes jornadas hasta que la inflamación haya remitido y, sobre todo, tratar a toda costa de que no nos vuelva a suceder poniendo especial hincapié en proteger las nuevas y delicadas capas de piel.

Pero, ¡ojo! proteger la piel de los rayos solares es fundamental, pero también lo es, como ya os contamos aquí, cuidar también nuestros ojos de forma adecuada.

Imágenes: Shutterstock

María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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2 comentarios

  1. Me encanto el articulo! Me he identificado mucho con tus palabras: la piel tiene memoria” ya que es lo que le digo a todo el mundo y a mis clientas. Un abrazo

  2. ¡Toda la razón!
    No nos damos cuenta aunque poco a poco vamos siendo cada vez más conscientes, sobre todo con la piel de los más pequeños.
    Añadiría que tras la quemadura hay que multiplicar los cuidados sobre “la nueva piel” y si se puede evitar la exposición ¡mejor!
    Bss!

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