12 cosas que adoro de ser autónoma

carrie autonoma
Así es como me ve Hacienda.

Hola, soy Patch y soy autónoma. “¡Hola, Patch! ¡No se te nota nada, pareces muy normal!” Gracias amigas por esta acogida. En estas fechas estoy cumpliendo siete años de autónoma (con una pequeña pausa por el trabajo que realicé en aquella empresa que me despidió embarazada) y creo que ya no lo odio cada segundo he asumido las ventajas que tiene.

Y es que ser autónoma es una actividad llena de alegrías, además de las inherentes a trabajar desde casa. Hoy quiero compartir con vosotras todas esas cosas que estáis deseando saber sobre trabajar por tu cuenta y que nunca os atrevéis a preguntar porque los autónomos somos personas hoscas y misántropas. He aquí algunas:

cybercafe
Justo en tu casa se ha roto la wifi y siempre acabas en el cybercafé del sitio más inusitado.
  • Te sientes responsable de tu vida, puedes elegir con qué compañía vas a usar la wifi para teletrabajar los días que no estés en tu casa.
  • En el día a día puedes además elegir tu horario aunque en la realidad esto se traduce en que acabas pringando hasta la madrugada los días en los que no hayas sido suficientemente productiva. Tú eres el peor jefe que has tenido jamás.
  • Si no trabajas en una oficina, de pronto eres una mujer afortunada porque entre artículo y artículo puedes poner una lavadora/bajar a la tintorería total si son cinco minutos/recoger la cocina. O hacer lo que hago yo que es cerrar la puerta del despacho y olvidarme de que existe una civilización al otro lado.

Los autónomos amamos a la burocracia

  • ¡Puedes ser recaudadora de impuestos! Retén a tus clientes el IVA y el IRPF y entrégalo a Hacienda, no sea que se cansen si lo retienen ellos mismos. Todo son ventajas.
  • Si te gusta el papeleo y dedicarte a cosas que no son tus clientes, ¡estás de suerte! Porque cada tres meses te toca presentar todas las facturas que hayas cobrado y pagado (no, hamijas, no os podéis desgravar el cumpleaños de vuestro hijo ni la operación de aumento de pecho*).
  • También tienes que presentar las facturas que no has cobrado y adelantar el IVA de las mismas, aunque no sepas cuándo te van a pagar los clientes.
Virus Señor Burns
Al darte de alta de autónomo te dan una puerta como ésta para que no pasen los virus pero más pequeña. Todo son ventajas.
  • Te vuelves inmortal, nada puede enfermarte y si algo lo hace te va a tocar currar con el moco colgando o con la fiebre que te haya tocado en suerte. Y si tienes que solicitar la baja por algún motivo, prepárate a ser examinada con lupa, no sea que hayas fingido que te has quedado embarazada solo porque no te apetecía contribuir al erario público.
  • (Y olvídate de las horas de lactancia porque para poder solicitarlas y disfrutarlas tienes que hacer un desembolso contratando a alguien que curre por ti que a lo mejor no te compensa).

Los autónomos amamos no tener jefes

  • ¿Te acuerdas de aquella vez que hubo una hecatombe y tu jefe se quedó currando contigo hasta el amanecer? Cuando eres autónomo eres tu propio jefe y te va a tocar comerte a ti los marrones de todos los tamaños. Pero ¡hey! estás cumpliendo el sueño americano de construirte a ti mismo.
  • Otra cosa que mola un montón de no tener jefes es que puedes elegir tus días de vacaciones, siempre que tengas en cuenta que si no trabajas no cobras y que en cualquier momento te puede llamar un cliente con una emergencia para acabar el descanso.
  • Si has decidido que vas a ejercer tu profesión en un bar, en una clínica o en una oficina, te va a tocar hacer una inversión inicial en el local y en el equipamiento. Recuerda guardar las facturas de los gastos y disfruta de poder hacer todas las elecciones a tu gusto y de arrancarte los pelos que te queden en la cabeza cuando los plazos no se cumplan.
  • ¿Odias tener que disfrazarte para ir al trabajo? Si trabajas desde casa puedes hacerlo como más te guste: con una escafandra, con tu traje de fallera o en pijama. Nadie te va a juzgar. Lo malo es que si no te vigilas un poco puedes acabar derivando en el look naúfrago a la deriva que a lo mejor no es lo más adecuado

Y es que ya lo dice Britney, tienes que trabajar P*rra.

* Lo de intentar desgravarse la operación de aumento de pecho lo intentó un cliente de mi padre. Que era transportista. Y la que se había aumentado el pecho era su mujer. Y no, no se puede desgravar, dejad de preguntar cosas raras.

Imágenes vía Freeimages

Patch

Periodista, bloguera, amansadora de fieras, @communitymadre y tratando de conquistar el mundo desde los 80. Puedes encontrarme en No es un desfile donde voy contando mis tonterías desde 2003. ¡Ah! Y ahora he escrito un libro Responde primero a la segunda pregunta.

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8 comentarios

  1. Me encanta el post

  2. jajaja me hubiera encantado ver la cara del inspector de hacienda viendo la factura del implante de pecho!!! 😉

  3. Has aumentado mis ganas de “autonomizarme” exponencialmente. ¿Qué tal suena “Hola, soy Let y soy autónoma”? XD
    Un beso

  4. cata de mamatambiensabe

    Jajaa, yo adicionaría que es un gran ejercicio para la memoria, porque si te pasas de los plazos la que te cae desde hacienda es gorda, así como para que nunca jamás vuelvas a olvidarte de algo. Otra cosa que disfruto mucho es cuando te dicen que eres una autoempleada, porque no te quedó otra opción, eso es maravilloso, son los ánimos y el reconocimiento social que siempre necesitamos.

    Un abrazo guapa

  5. Mueroooo lo de desgravarse el aumento de pecho es total, va en serio?

    Que sepas que has descrito perfectamente la vida de mi marido. Incluso lo de cerrase la puerta del despacho y olvidarse de que existe civilización al otro lado.

  6. Calla, calla que yo fui el viernes a Hacienda con mi hora para la declaración de la renta y me han dicho que un autónomo es como un mini empresario, que me las entienda yo misma con el programa PADRE o que me pague un gestor ¡ole y ole!

    1. Mira, ya me siento mejor sabiendo que no soy la única que se quedó con cara de pez cabreado. ? Es genial esto de ser autónomo.

  7. muy buen post…y sin embargo, yo no cambiaría el ser autónoma por nada del mundo! (salvo por dos millones de euros, por eso sí)

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