¿Sirenitas negras sí pero señoras mayores desnudas no?

Superada la polémica sobre si es creíble o no ver en la pantalla a una sirenita negra. Sí, el ser humano es así de creativo cuando se pone a polemizar sobre imposibles o intangibles. Hay que querernos. Ahora llega la polémica sobre si es necesario, impúdico o agresivo ver a señoras mayores desnudas en una película, una señora concretamente que ya ha cumplido los sesenta años ¿puede o no debe desnudarse delante de una cámara? Pues parece que no, no debe porque parece que las señoras mayores desnudas ofenden nuestros ojos.

El color de piel de una sirena o el cuerpo desnudo de una mujer mayor. Nos ofenden esas imágenes quizás por lo poco habituales de ambas, casi como si fueran personajes de ficción, mitológicos prácticamente. Y lo son. Uno es obvio, sobre las sirenas y los tritones se han escrito ríos de tinta pero nunca han conseguido ser más que eso: ficción, fantasía. Seres inexistentes.

La otra no. La otra es dolorosamente real y aunque haya estado invisibilizada, tapada, escondida y negada durante décadas en la pantalla, existe fuera de ella y quizás haya llegado el momento de reivindicarla. Las señoras mayores existen, las señoras mayores desnudas también.

Y que plumas de mujeres que han cumplido los sesenta como le pasa a la protagonita del desnudo, la actriz británica Emma Thompson, expresen cómo lo ven ellas de mal me asombra y me sorprende porque no he sabido verlo así, porque para mí ha sido un gesto primero valiente para ella, la persona que da vida al personaje y después, muy necesario para las millones de mujeres de todo el mundo que asumiendo que cumplir años es una putada no dejamos de reconocer que no cumplirlos lo es aún más y no estamos dispuestas a pasar por el quirófano para recauchutarnos las veces que haga falta no vayamos a ofender las miradas críticas que solo soportan la turgencia juvenil.

¿No hablamos de lo importante que son los referentes en el mundo de la cultura? ¿No hablamos de superar el racismo y el machismo con los personajes femeninos o racializados? ¿Por qué no toca hacer lo mismo con el edadismo y mostrar cómo son los cuerpos naturales pasada cierta edad?

Emma Thompson es una señora estupenda que lleva haciendo cine desde hace décadas, es actriz, de las buenas, da igual en qué película o en qué serie la veas porque te vas a creer lo que ella te cuente, el personaje al que la Thompson le preste la piel es creíble al cien por cien. 

Acaba de estrenar una película en la que interpreta a una mujer, una profesora de ética de instituto, una madre de familia, una mujer viuda, una persona cansada de la vida que ha llevado hasta ese momento y que se plantea si puede cambiar algo, si la dejan atreverse a seguir sintiéndose viva.

Señoras mayores desnudas ¡NO!

No hablo de la película (que se titula “Buena suerte, Leo Grande” por si os apetece verla) que es otro asunto, hablo solo de Nancy, su personaje. Una mujer que no sabe si puede contar sus inquietudes a sus amigas porque las ve como se veía así misma antes. No cree que pueda hablar de sus angustias o sentimientos con sus hijos porque no son sus amigas, porque se preocuparían por ella, porque la juzgarían. 

¿Qué es lo que ella cree que es lo mejor en esas circunstancias? Pagar. Un psicólogo, un terapeuta o un prostituto en este caso. Pagar para hablar, para escuchar lo que quieres decirte pero no te atreves, hablar, escuchar, tocar, reivindicarse y mirar pero sobre todo verte. Verte de nuevo o verte por primera vez desnuda, frente al espejo a tus sesenta y tantos años y permitírtelo y reconocerte.

¿Y ahí está el problema?¿En serio?¿En el cuerpo desnudo de una mujer que ha pasado los sesenta?¿Por qué? No alcanzo a pillarlo, no lo entiendo, no veo el fallo ni el problema ni el insulto ni la opresión en ese plano. 

Si vemos a estupendas señoras que ya han cumplido los sesenta y los setenta, enfundadas en maravillosos trajes, luciendo sus melenas canas y sonriendo porque tienen motivos para ello, entonces sí, entonces está bien pero ¡ojo cuidado no se vayan a desnudar en una secuencia qué por ahí va a ser que no!

A no ser que sean actrices que han pasado jornadas enteras trabajando el físico en el gimnasio, que están más tonificadas que algunas veinte años más jóvenes que entonces sí, entonces alabamos lo estupendas que están y eso no lo vemos como una agresión sino como una presencia necesaria. Eso no lo vemos como que qué necesidad había de “traspasar la barrera del legítimo pudor”.

Ahora que si eres una mujer normal con tus curvas, tus arrugas, tus pliegues, tu flacidez y tu falta de colágeno ¿qué haces enseñándoselo al mundo?¡eso es un insulto, por lo menos! ¿qué demonios valentía ni “valentía por mostrar el cuerpo”?

No podemos dejar de defender que la sirenita o los elfos de Rivendel sean negros o tengan rasgos asiáticos pero llegados ahí, con más motivos debemos defender que las mujeres puedan asumir su cuerpo y el paso del tiempo por él sin que los estereotipos y los prejuicios nos lo impidan. 

No podemos dejar de defender todos los cuerpos, todos los tamaños, todas las tallas y por eso mismo debemos defender que esos mismos cuerpos tienen todo el derecho del mundo a cumplir años sin pedir perdón y sin tener que esconderlos.

Somos más que piel pero también somos piel, piel que siente y que envejece con el paso del tiempo y aunque envejecer sea un proceso cruel, es mejor que la otra opción que no es el botox sino la muerte.

“Sextear es algo maravilloso”

Y ya que nos poníamos a escribir sobre el tema, surgió la conversación en TW con la periodista Celia Blanco que se quedó tan sorprendida con la polémica como estamos nosotras y nos escribió esto precisamente para ilustrar un poco más este post.

“Me han contado que la enorme Emma Thompson ha sido la primera gran estrella en aparecer, sin operar, como está, a la friolera de sesenta y tres. Cuando aquellas tetazas preciosas se desparraman, más si has dado teta. Cuando los brazos son más gordos de lo que fueron nunca. Cuando dejas de tener rizos en pubis para pasar a pelusilla espesa. Lo ha hecho. Y olé su coño.

Sextear es algo maravilloso. Yo he sacado a la Linda Lovelace que llevaba dentro y que, por cosas de esta sociedad, andaba calladita. Saber, además, que se la he puesto dura a quien ha recibido el mensaje, ese Rinoceronte que me vuelve loca, me ha hecho llegar a pensar que, quizás, sea en el porno donde tenga yo salida. Anda que no, llamándome como me llamo, siempre lo he dicho, a mí ya me han hecho el trabajo sucio. Y que Emma Thompson haya sido capaz de mirarse al espejo y exhibirse como lo ha hecho me anima mucho.

Me gusta el porno; siempre me gustó y siempre lo vi. Empecé con el que fue mi primer gran amor, que veíamos porno juntos y lo representábamos en la cama, consiguiendo que nuestros polvos fueran de muchas risas bonitas. Me llamo en el DNI como la mejor actriz porno que ha tenido este país, la gran Celia Blanco, con entrada en wikipedia. Que yo, ahora, me dé al porno es casi literatura pura.

Todo, como siempre, es cuestión de pasta. Ojalá a Emma Thompson le hayan pagado mucho. Porque su coño lo vale.”

Y poco más se puede añadir.

Pilar Fonseca

Primero fui mujer, después periodista, luego esposa y ahora además de todo eso madre. Esto último me obligó a reorganizar todo lo anterior.
Me gusta escribir y comunicar.
Disfruto con un buen libro, una buena película, una buena serie, un buen viaje y una buena charla con amigos.
Podría alimentarme sólo de queso y chocolate acompañados de un buen vino, una que es mujer de gustos sencillos.

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