Roberto Santiago, “si no os gusta leer es porque no habéis encontrado el libro que os guste”

Hablar con uno de esos autores que llevan la lectura a los niños o los niños a la lectura, siempre es un placer pero es que además Roberto Santiago igual escribe una saga de veintitantas aventuras para los más pequeños como se mete en la piel de una investigadora o crea un bar muy especial que huele a teatro. Él dice que es que su cabeza es puro caos, yo creo y sus lectores seguro que también, que lo mejor que puede hacer es abrazar ese caos para seguir regalándonos grandes historias.

Roberto Santiago acaba de estrenar en las tablas del Teatro Quique San Francisco “El bar prodigioso” y a partir de esta magnífica excusa, hablamos de cine, de teatro, de libros y del inmenso placer que siente al vivir de lo que escribe.

Roberto ¿cómo surge la idea de El bar prodigioso?

Es una obra que yo empecé a escribir hace mucho tiempo. Es una propuesta mía, una historia de cuatro personajes que están en crisis cada uno por una razón diferente y que convergen en la terraza de este bar que está inspirado en un bar real, al que yo suelo ir y donde empecé a escribir la historia además.

¿Y por qué un bar?

Los bares forman parte de la historia de todos nosotros, de una manera u otra, nos han pasado tantas cosas en los bares.

Cuando escribo teatro intento ponerme el reto de unidad de espacio, que toda la historia ocurra en un mismo lugar y en este caso lo he conseguido, es una terraza en mitad de un parque en un bar. Y estos cuatro personajes a lo largo de las cuatro estaciones del año, van a ver como sus vidas se entremezclan, sufren vaivenes, viven una montaña rusa emocional y terminan cambiando, evolucionando y quiero creer que aprendiendo muchas cosas.

¿Hay algún personaje que tenga más cosas de Roberto Santiago que los demás?

Bueno, yo intento querer a todos mis personajes muchísimo pero hay un personaje muy especial que es Sophie que es un poco el detonante de toda la obra y una grandísima metáfora de lo que habla la obra, el lenguaje, las palabras, cómo usamos y abusamos del lenguaje, de cómo manipulamos a los demás con las palabras, sobre todo a las personas que tenemos cerca y que queremos a través del lenguaje.

En estos tiempos en los que precisamente se supone que nos comunicamos tanto por tantas vías, las redes, tanta tecnología y sin embargo, a mí a veces me da la sensación de que no le damos el verdadero valor que tienen las palabras.

Podría decirse que estamos en un momento en el que hay un exceso de comunicación y al mismo tiempo una carencia de entendimiento.

Ese es el hilo conductor de esta historia, una comedia que hace una reflexión sobre eso, sobre el uso que le damos al lenguaje.

Pasa una cosa en la obra que me hace mucha gracia, imagina que igual que hay restricciones de agua o de luz, imagina que hubiera restricciones de palabras, que se empezaran a encarecer y pudiéramos usar solo un número de palabras al día. Ahí les surgen muchas dudas a los personajes sobre qué hacer en una situación así.

Además de este reciente estreno teatral, Roberto Santiago sigue escribiendo para los más pequeños de la casa, sigue dando forma a las aventuras de Los Futbolísimos ¿no es así?

Los futbolísimos siguen creciendo, estoy terminando de escribir la 22ª entrega de Los Futbolísimos, el misterio del mundial en África. Es una locura continua. Para mí es un sueño, un milagro y nunca me podría imaginar que iban a pasar tantas cosas, me da vergüenza. Solo en España casi cuatro millones y medio de libros vendidos, se ha traducido ahora mismo creo que a 17 idiomas. Es una locura.

Se hizo la película, el musical, el año que viene otra película. Tienen mucha vida por delante.

Unos libros y unas historias que aunque parece que solo hablan de fútbol tienen enganchadas a tantas niñas como a niños ¿verdad?

Muchísimo feedback de niñas que también leen estas aventuras de niños y niñas que juegan al fútbol, el valor de la igualdad absoluta en el sentido más profundo es uno de los valores esenciales en Los Futbolísimos. Y hay muchísimas lectoras. Yo hago muchos encuentros en colegios, ferias del libro y me hace mucha ilusión, además creo que cada vez más. En lo que yo recibo te diría que el 50% de los lectores son niñas prácticamente.

Queda mucho camino por recorrer, yo tengo sobrinos a los que he ido a ver desde pequeñitos jugar y me encantan esas categorías inferiores en las que de verdad juegan los niños y las niñas juntos, en equipos y me parece maravilloso que cada vez ocurre más.

¿Cómo te organizas para pasar de un género a otro, de una historia o de un formato a otro?

Yo precisamente creo que lo que tengo es la cabeza muy desorganizada y eso es lo que me permite que pase de un género a otro, de un formato a otro. De Los Futbolísimos a una novela negra, una serie de thriller judicial como Ana Trammel, que no tiene nada que ver que es una serie dura. No sé, yo no planifico mi carrera, no planifico lo que voy a hacer sino que me dejo guiar por el impulso, por lo que necesito contar y tengo la suerte, creo que tengo mucha suerte, de que me dejan hacer cosas muy distintas y luego encima tengo la fortuna total de que en general son bien recibidas.

Es que dedicarte a lo que más te gusta en el mundo que en mi caso es escribir es lo mejor que te puede pasar. Yo doy gracias todos los días.

Para poder dedicarte a escribir tienes que recoger una respuesta muy positiva por parte del público que en tu caso es evidente.

Tengo una devolución muy inmediata con los lectores. Esa figura antigua del escritor que está encerrado eso ya no existe, los escritores ahora estamos permanentemente en contacto con los lectores y eso a mí es lo que más me alimenta, sin duda.

Yo he defendido y sigo defendiendo mucho que para que haya buenos escritores y hablo en general de la profesión, buenos guionistas, buenos dramaturgos, hay que pagarles. La escritura no puede ser un hobby tiene que ser una profesión de la que puedas vivir.

Yo no concibo la vida sin escribir, esa es la verdad, pero si encima lo que tú escribes sientes como llega a la gente, como le gusta. Para mí no hay lunes ni domingos yo escribo todos los días y mi editora me lo dice, que para mí hay que inventar una palabra nueva porque lo mío no es trabajo, es que me lo paso tan bien que no le podríamos llamar trabajo.

Teniendo en cuenta lo último que has estrenado y lo que vas a publicar ¿te da tiempo a leer otros libros de otros autores?¿qué se está leyendo en estos momentos Roberto Santiago y que es lo último que has visto en el cine?

Desde pequeño íbamos todas las semanas al cine y sigo cumpliendo esa tradición. Acabo de ver este fin de semana dos películas. Acabo de ver Bullet Train, con mis sobrinos que nos hemos reído mucho y con mi madre, que la disfruté mucho, Cinco Lobitos, una maravilla.

Soy también desordenado para las lecturas, tengo varios libros siempre empezados y algunos incluso a veces no los termino, lo reconozco. Ahora estoy con Los diarios de Rafael Chirbes que se lo recomiendo a todo el mundo y tenía pendiente uno de los libros más aplaudidos hace dos años que es Hamnet de Maggi O’Farrell y que es una novela maravillosa, una historia de una chica muy joven muy peculiar. Voy por la mitad más o menos y estoy emocionado con este libro. Estas son las dos que tengo aquí a mano según hablo contigo.

No todo el mundo reconoce que a veces no puede terminar el libro, que a veces o no es el libro o no es el momento, pero tu sí lo reconoces y ¿animas a hacerlo a los lectores?

Sí, sí absolutamente y de nuevo me remito a los muchos encuentros que tengo con niños y niñas y siempre se lo digo, la lectura no debe ser nunca una obligación. La lectura tiene que ser un disfrute, una manera de aprender a tener vuestras propias ideas y si no os gusta leer no es porque no os guste leer es porque no habéis encontrado el libro que os guste, os atrape y os enganche.

Pilar Fonseca

Primero fui mujer, después periodista, luego esposa y ahora además de todo eso madre. Esto último me obligó a reorganizar todo lo anterior.
Me gusta escribir y comunicar.
Disfruto con un buen libro, una buena película, una buena serie, un buen viaje y una buena charla con amigos.
Podría alimentarme sólo de queso y chocolate acompañados de un buen vino, una que es mujer de gustos sencillos.

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