Hija, tu cuerpo será tu prisión

Querida hija:

Te escribo desde este cuerpo prisión del que a veces yo misma quisiera deshacerme.

Has de saber que existe una violencia silenciosa contra las mujeres de la que la mayor parte de nosotras no somos conscientes. Crecerás y empezarás a mirar tu cuerpo con otros ojos. Dejarás de verlo como el continente perfecto que es de tu alma. Sin darte cuenta, llegará el día en que te pondrás desnuda delante del espejo con el único afán de sacarte defectos.

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Verás cómo te cuentan que esto también es culpa tuya. Que eres una acomplejada. Que no debes culpar a la sociedad de tus miedos y vergüenzas.

Porque eso es lo que sentirás, cariño. Sentirás vergüenza de tu propia desnudez, esa horrible sensación de que tu piel, tus piernas, tu cara, tus senos o tus nalgas, o una mezcla de todo lo anterior, hacen de ti un ser defectuoso, inadecuado, incompleto… Indigno de gustar a alguien, ni siquiera a ti.

Es el cuerpo prisión que, si nos descuidamos, encarcela nuestra espontaneidad, nuestra alegría y que constriñe nuestro ser hasta hacernos sentir vulnerables, indefensas, pequeñas y estropeadas.

Que no te engañen, no son cosas tuyas, no. Vienen de fuera y nos vamos empapando de ellas lentamente, gota a gota.

– La publicidad y los medios de comunicación te enseñarán que solo existe una forma de triunfar, de ser sexy, de gustar a los demás: se llama canon de belleza e intentarás ajustarte a él, privándote de comer, contando calorías, haciendo deporte de forma compulsiva o incluso introduciéndote los dedos en la boca.

– Muchas marcas de moda joven, respondiendo a ese mismo patrón, te harán sentir que necesitas caber en sus tallas tanto como respirar. O eso o la vergüenza de vestir como “una señora”.

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– Tu forma de vestir nunca pasará desapercibida. Te harán sentir que habla de ti. “Fresca”, “provocadora”, “putona”, “mojigata”, “sosa”, “niñata”, “choni”.

– Con el tiempo empezarás a escoger la ropa, no según tu estado de ánimo o tus preferencias, sino dependiendo de tu capacidad para soportar comentarios y miradas. Acabarás vistiendo para los demás.

– Más adelante convivirás con el machismo y la cosificación de la mujer. Verás que desde algunos púlpitos se nos trata como mercancía, como si fuésemos pedazos de carne creados para dar placer al hombre.

Construirás tu identidad de acuerdo con el discurso dominante, lo que te generará inseguridades a la hora de desenvolverte en sociedad: eres sucia, incompleta, errada, errante e infantil:

  • Sucia. Sentirás vergüenza de tus flujos porque te harán entender que tu olor natural debe ser enmascarado con productos de “higiene íntima”. Te desconectarán de tu naturaleza haciéndote creer que eres rara porque tu sangre es roja en lugar de azul como la de las pitufas que menstrúan en los anuncios. Tu autoplacer será tabú, se convertirá en tu secreto y te provocará cierta sensación de pudor.

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  • Incompleta. Porque sin un hombre que aprecie tu belleza, no serás. Porque te enseñarán a buscar a tu príncipe azul, aunque para ello tengas que machacarte los pies con zapatos que no son de tu talla o con unos tacones imposibles. O vestir unos vaqueros que te dejen sin respiración. O llevar una coleta tan tiesa que tus sienes te duelan durante una hora cuando la deshagas. Porque,  ¿sabes? si quieres verte “completa” tienes que gustar a alguien y pagar el peaje correspondiente.
  • Errada. Porque tu cara no es suficientemente bonita como es, ¿no lo ves? Tienes ojeras que tapar, poros que cubrir, pecas que esconder… Y esa tez blanca nuclear, ¡ponte colorete! ¿Y esos pelos? ¿Dónde vas con esos pelos? Tendrás que depilarte como mínimo las axilas, la línea del biquini y las piernas. ¡Toda tu vida! Mejor no hagas preguntas. La naturaleza a veces se equivoca, o eso parece. Y te teñirás las canas y te preocuparán tus arrugas, mucho más que a tus hermanos, a los que los pelos no molestarán. Lo que ocurre, básicamente, es que eres naturalmente defectuosa.
  • Y errante. Cuestionarán cómo colocas tu cuerpo en el espacio público. Si cruzas las piernas o las dejas demasiado abiertas. Si te suenas los mocos sin disimulo. Si te muerdes las uñas. Si sabes andar con tacones. Si te pones histérica cuando tienes la regla. En algunos trabajos, tendrás que ocultar tu feminidad o destacarla, según el caso. No será tu decisión, sino una imposición, una norma social no escrita y que acatarás de forma silente.

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  • Infantil. Medicalizarán tus procesos femeninos desempoderándote de la capacidad para saber qué necesita tu cuerpo, para escucharlo. La menstruación, el embarazo, el parto, la lactancia, la menarquía, la menopausia o el climaterio… Todo tiene causas y consecuencias médicas que tú nunca entenderás, a pesar de ser procesos fisiológicos y/o naturales. Sentirás miedo o vergüenza de contradecir a la autoridad médica, pero a la vez una enorme impotencia por silenciarte.

Irás encontrándote estos dictados sociales por el camino, de la mano de tu adolescencia. Poco a poco, tu cuerpo, ese mismo cuerpo que ahora es la herramienta de tu libertad, se transformará en el baluarte de tu prisión. Transitarás tu paso de niña a mujer asediada por complejos, exigencias, estereotipos y miedos. Tu cuerpo se convertirá en tu enemigo, en tu preocupación, y lo negarás, lo castigarás y sobre todo te castigarás por no ser la chica “perfecta”.

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La ventaja es que yo pasé por allí, hija. Y lo recuerdo. Recuerdo todo eso y, por ello, estaré a tu lado para repetirte que no es cosa tuya, que está ocurriendo a tu alrededor, e intentaré protegerte con todas las armas a mi alcance. Estaré a tu lado, mi pequeña, para que veas lo inmensamente grande que eres, por dentro y por fuera, sin esfuerzo ni dolor.

Fotos: Unplashed

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49 comentarios

  1. Joder Vero, sin palabras me has dejado amiga.
    Yo tengo dos hijas y no sabes lo que preocupa este tema.
    Voy a invitar a mi hija mayor a que lo lea porque creo que tenemos para un buen debate.
    Bravo compañera

    1. Muchas gracias, Pilar. Ahora es cuando confieso que esta reflexión me arrancó el otro día tras ves a mi hija mirándose con cara de insatisfacción en el espejo. Fue un deja vu de mi propio reflejo a su edad o un poco más mayor. ¡Tenemos tanto que hacer! Espero ser capaz de transmitirle lo que he querido denunciar en la carta, sin dramas y llena de esperanza.
      Abrazo

      1. gracias vero muy cierto y bellas palabras llenas de sabiduria yo no tengo hijas pero tengo nieta me alegra lo que escribistes dios te bendiga amen

  2. Gracias por escribirlo, tan claro y tan conciso. Creo que todas las madres de niñas deberíamos imprimirlo y dárselo a leer llegado el momento.

    1. Muchas, muchísimas gracias. Y también creo que debemos acompañarlas con nuestro ejemplo. Dejar de vivir acomplejadas nosotras mismas. Que nos vean felices en nuestra propia piel, esa es piedra angular de todo lo que queremos trasladarles.
      Un abrazo

  3. Creo que agregaria un punto: llegarás a los 40 y te sentirás más guapa y plena que a tus 20 con las carnes flácidas con arrugas y canas pero entonces descubrirás el poder que siempre has tenido: está en ti el verte guapa.

    1. Tienes toda la razón. Ese es el punto de luz que vemos al fondo del túnel, ¡ahora! Se trata de evitarles a nuestras pequeñas que pasen por esos estúpidos complejos, en la medida de lo posible. El mejor ejemplo nosotras mismas, sintiéndonos bien en nuestra propia piel.
      Un abrazo desmadrosa!

  4. Uau me he quedado sin palabras.. Además de bastante horrorizada por mi hija. Espero saber estar a la altura toda su vida. :O

    1. Somos las madres más informadas y preocupadas de la historia. Digo yo que de algo tendrá que servir. ¡Seguro que lo hacemos fenomenal (dadas las circunstancias, claro..)!
      Besazo

  5. Aplausos sin fin.

    1. Gracias sin fin.
      Abrazote

  6. Tremendas palabras. Tan duras como ciertas. Miro a mi hija y espero que tenga más autoestima del que he tenido (y tengo yo). Lucharé por y para ella y espero hacerlo bien

    1. Como me comentaban hoy en Twitter, es vital que aprendamos a querernos y a aceptarnos nosotras mismas porque somos su ejemplo. De poco sirve que lean posts como éste si luego nos ven todo el día con remordimientos por comer u horrorizadas al mirarnos al espejo. El primer paso es nuestro: tenemos que “salir en la foto”. Querernos.
      Un abrazo enorme

  7. Gracias Vero, yo quería escribir este post pero nunca lo hubiera hecho tan bien como tú 🙂 Se lo voy a dar a mi hija mayor para que lo lea. Un besazo.

    1. Qué honor, Bego. Aunque estoy totalmente en desacuerdo contigo: lo habrías hecho, seguro, requetebién. Como ocurre con todo lo que escribes.
      Besazos y recuerdos para tus princesas!

  8. Tal cual. No se puede decir mejor. Gracias por plasmarlo, reina. :*

    1. Gracias Almu!! Me alegro de que te haya gustado.
      Un abrazote.

  9. Lucho tanto porque mis hijas no sufran la presión de la sociedad en sus cuerpos, porque encuentren su lugar en el mundo, porque sean ellas mismas sin necesidad de la mirada del patriarcado…. esta tarde Vicky tiene lectura recomendada

    En Twitter somos todos muy guays, pero cuando salimos al crudo mundo real tenemos un gilipollas que manda a la alcaldesa de Barcelona a fregar suelos…
    Ánimo!

    Roderic

    (not affiliated to PB) 😉

    1. Está claro, Rodrigo. Está claro que entiende quien quiere entender o quien puede. Ya no sé qué es lo que falla o falta. Pero hay mucha contradicción entre ciertos mensajes y las reacciones posteriores. No se puede estar en misa y repicando, o algo así xD.
      Los estereotipos nos dañan a hombres y mujeres, pero en nuestro caso, la presión sobre el cuerpo y sus procesos, es brutal. Muy pocos hombres consiguen ponerse en nuestra piel. Es alentador ver que hay quien entiende, desde la otra orilla (solo metafóricamente, porque vamos de la mano), el mensaje que he querido trasladar.
      Un abrazo

      1. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
        Soy un hombre de mujeres (madre, tías, mujer, hijas) quizás eso me haya ayudado a poder verlo así, lo que no quita que en el pasado haya tenido conductas de mierda que hayan fomentado el patriarcado, y que seguro se me siguen escapando.

        Lo intento, el creer que puede haber un mundo mejor no me hace creer que ese mundo ya existe y que no es necesario luchar por él.

        1. Me emociona leer tus palabras…me han brillado los ojos. Gracias por entender un poco como podemos llegar a sentirnos. Si tú lo puedes entender…creo q vamos muy poquito a poco pero en el camino correcto. Gracias de corazón por expresarte para nosotras.

  10. Que se vean en el espejo y se quieran por ellas mismas es algo que tenemos pendientes nosotras mismas. Nuestro cuerpo es nuestra prisión, y ser conscientes de ellos ya es ayudar a nuestras hijas a romper con esta tiranía.
    Precioso post y muy, muy, muy necesario. Ojalá hubiera contenido así en las revistas supuestamente dedicadas a las chicas jóvenes…
    Un abrazo!

    1. Sí, pero no hay hueco entre los reportajes dedicados a cómo tener un cuerpo diez, cómo conquistar a un hombre o ser la mejor en la cama. Terrible. Dan ganas de llorar, pero seremos más fuertes, y en su lugar, hacemos lo está en nuestra mano: reflexionar, hacer reflexionar e intentar cambiar nuestra parcelita de realidad.
      Un besazo Moni!

  11. Esta todo muy bien pero, aunque entiendo que este mundillo es principalmente de mujeres en el que habláis de vosotras para vosotras, da la sensación de que a veces queréis ser más víctimas de lo que lo sois, o porque no queréis o porque no os habéis parado a mirar al rededor. Y esto hablando del tema del físico, no vayamos a liarla.

    Hablas de una violencia silenciosa contra la mujer, contra su cuerpo.

    Yo he sufrido esa violencia, pero no de manera precisamente silenciosa y sin ser mujer. ¿Cómo? Siendo un niño gordo. Tanto como para haberme dado pie a mencionar el bullying.

    Y hoy en día sigo siéndolo, gordo, y sigo sufriendo comentarios, miradas y sí, tengo que vestir “como un señor” para no resultar excesivamente ridículo. Aunque de vez en cuando lo supero y me pongo lo que me sale de… el armario.

    Y no, no necesito un espejo y estar desnudo para ver mis supuestos defectos, porque se ven a simple vista.

    La sociedad presiona sobre el físico, indistintamente del sexo, y punto. Y eso es lo que tengo que enseñarle a mi hija, que haga lo que haga, sea como sea, siempre habrá algún pesado/a que la criticará o juzgará y que lo mejor que puede hacer es mirar adelante y seguir su camino.

    Daniel

    (orgulloso Papá Bloguero).

    1. Si hubieses sido una Niña Gorda hubiese sido aún peor. De verdad crees que el mundo nos trata por igual?

      RM
      Papá Bloguero no afiliado

    2. Hola Daniel

      Bueno, en primer lugar, el post lo dirijo a mi hija por haber utilizado este recurso literario para intentar ser más efectiva transmitiendo el mensaje a través de la empatía madre- hija, pero digamos que está dirigido a la sociedad entera: hombres y mujeres. Todos tenemos madres, hermanas, amigas e hijas. Yo tengo una hija y dos hijos. A todos nos interesa hacer de este mundo un mundo más justo e igualitario, ¿no?

      No me gusta, y tengo que decírtelo claramente, que digas que te da la sensación de que queremos ser más víctimas de lo que somos, al menos en lo físico. ¿Has leído bien el post? De verdad, creo que no.

      Me pones el ejemplo de la violencia que has sufrido por estar gordo. ¿Crees que una mujer gorda no la sufre? Como dice Roderic, la sufre doblemente, por gorda y por mujer.

      El post no va de eso, de medidas… El canon de belleza, la delgadez, es solo uno de los aspectos que nos hacen sentir mal con nuestro propio cuerpo. Y créeme, sin tener obesidad, muchas muchísimas mujeres se sienten totalmente disgustadas con su cuerpo porque la presión social por tener un “buen cuerpo” no es asimilable entre ambos géneros. Luego está todo lo demás: cosmética, depilación, tacones, infantilización médica, cosificación de nuestro cuerpo para la publicidad, tabúes sobre nuestra sexualidad, acoso callejero… Créeme que esa violencia silenciosa no es igual entre géneros. En mi opinión, negar la realidad no hace que desaparezca, al contrario, nos convierte en cómplices.

      Gracias por la visita. Un abrazo

      1. Honestamente pienso que Daniel tiene un punto muy valioso, yo fui una adolescente obesa y sufrí más rechazo de parte de las mujeres de mi familia que de los hombres.

        Tiene razón en que las mujeres hoy somos muy víctimas y nos rasgamos las vestiduras si alguien lo dice. Pienso que la defensa y la lucha por las mujeres esta en un momento importante y tiene que comenzar a incorporar la psicología. Una madre lo suficientemente sana dará mujeres y hombres responsables pero para esto hay que hacer aunque sea un mínimo de trabajo terapéutico no basta con generar nuevas identidades y construcciones sociales, nuestras hijas no tienen porque ser guerreras hay que sacar a los hijos e hijas de la guerra.

    3. Si vieras cómo aburren los comentarios como el tuyo.

    4. Si hubiese sido una niña gorda, incluso siendo delgada hubiera sido gorda. Ese es el problema.

      No es para quitar hierro al asunto, sino que hay que ver las cosas como son, con perspectiva y el dolor de unos no minimiza el de otros o lo hace menos real o más victimista.

  12. Me dejas pensando, y no porque crea que no tienes razón, al contrario. Me quedo dándole a vueltas a cómo voy a ser capaz de educar a mi hija para que no caiga en toda esa mierda si ni siquiera yo he sabido huir de ella completamente. Y no quiero decir con ello que, por ejemplo, mi hija no llegue a depilarse o a ponerse guapa, sino que lo haga por ella y solo cuando ella quiera.
    Un post imperdible Vero.

  13. Un post impecable, Vero. Qué te voy a decir. Un texto cierto y doloroso.
    Y el título es super potente pero me duele ese punto premonitorio que le has dado.

    Las cosas tienen que cambiar. Y un lugar esencial en el que se tienen que producir cambios (que no el único) es en la propia mentalidad de las mujeres. Por supuesto que todo lo que dices es cierto: la violencia, la cosificación… pero en muchos aspectos está en nuestra mano el ponerle coto en lugar de seguir dándole cuerda a esas demandas absurdas de la sociedad. Y es que la mitad de la sociedad está formada por mujeres. También nuestras actuaciones han de cambiar.

    Necesitamos niñas seguras y librepensantes. Necesitamos niñas que lean, que abran los ojos y piensen por sí mismas.

    Yo quiero creer que las cosas están cambiando. Que nuestras niñas no serán como nosotras… que está en nuestra mano el sacarlas de ahí pero tirando de ellas con fuerza para sacarlas del barro. Y eso sólo lo conseguimos saliendo nosotras primero ¿o esperamos a que sean ellas quienes nos saquen de allí?

    Un beso! 🙂

    1. Nuria, buen punto. ¿A qué estamos esperando para salir del barro? A lo mejor para cuando nuestras hijas tengan edad de sacarnos a nosotras nosotras ya estamos irremediablemente hundidas hasta el cuello en él.

  14. Nunca he leído nada tan atroz y tan verdadero sobre la visión del cuerpo femenino. Brillante. Mándalo a alguna publicación en papel. No porque este foro no sea suficiente sino porque esto tienen que leerlo cuantas ñ más mujeres mejor.

  15. Q dolorrrr me da leer esto. Pero es taaan cierto q me pone de mala leche. En q mundo vivimos? Sin pelos, sin celulitis, sin arrugas, altas, delgadas, peinadas, arregladas, repintadas.. Lo peor? Q cada día son mas jóvenes. Q esto ya no empieza a los 16 sino a los 12 o antes! Las mujeres somos tan hermosas, tan capaces de cualquier cosa.. Traemos niños al mundo, fijate!

  16. Te confieso que por todo eso que has escrito, lloré como loca cuando supe que mi bebé era niña, a mí no me pasó nada traumatizante ni mucho menos pero lamentablemente es así como lo cuentas. Hoy en día estoy muy feliz por tener a mi princesa y muy feliz de que mis pensamientos, valores y convicciones, malos, buenos o regulares, pero míos, no se esfumen y pueda transmitírselos como hizo mi madre, un beso grande, me ha encantado!!

  17. Hace días que veía el título del post por redes sociales pero hasta hoy no había podido leerlo. Vaya mal cuerpo se me ha quedado.. 🙁 ojalá eduquemos a nuestras niñas para que tengan una gran personalidad y autoestima suficiente para no dejarse arrastrar por todo lo que explicas que,desgraciadamente, es cierto. gracias por poner en palabras un miedo que tenemos todos los padres

  18. Es cierto que tenemos que hacer todo lo posible por que nuestras hijas crezcan sin sentirse prisioneras de lo que conlleva ser una mujer físicamente. Pero también tenemos que hacer todo lo posible para que nuestros hijos, los varones, tampoco encuentren como algo normal la cosificación de la mujer ni la suya, que no encuentren normales ciertas aptitudes y coonvenciones sociales que imperan aún en nuestro siglo XXI y de las que se derivan todos los efectos que ha ido enumerando Verónica. Tenemos que educar a nuestros hijos, sean niños o niñas, tengan el cuerpo que tengan, en el respeto hacia el otro y hacia sí mismo. Está en mano de todos.

  19. Mamá Resiliente (@MamaResiliente)

    La entrada no deja indiferente. Es un reflejo fiel de los valores que nos quieren hacer tragar a las mujeres.

    El antídoto a todo esto es vivir con conciencia plena, al menos, toda la que podamos. Decirle a nuestras hijas e hijos que no maltraten su cuerpo, que es único e irrepetible y que son bellos como están.

    Arreglarse y verse guapa es una cosa, otra es poner en dependencia tu autoestima con esto. Ahí somos los progenitores los que tenemos que estar atentos y sobre todo, confiar en que lo estamos haciendo lo mejor que podemos.

    Hay una frase de Virginia Satir, si no recuerdo mal, que dice “El mejor regalo que le podemos hacer a nuestras hijas es sanar como mujeres”.

    Un abrazo.

  20. Te quiero Tri! Postazo del carajo… acá otra madre de niña que aunque pequeña aún, ya empieza a tener vergüenza de amar a los súper héroes en vez de las barbies… ya no quiere disfraz de hombre araña y prefiere vestidos. Con la escolarización y la televisión es imposible escapar de las garras del modelo. Para eso estamos nosotras, para acompañarlas y para decirles que no hay nada de malo en ser una misma porque eso es lo que nos hace únicas. No la prisión impuesta. Me habría gustado no tener que llevarla nunca a una marcha por #niunamenos. Son tantas presiones que empiezan a hacer carne en ellas cuando crecen…

    Hermoso. Sabés que me encanta leerte aunque no siempre me pueda sentar a comentar. En unos años me gustaría leérselo a Muriel.

    TE QUIERO. TE ABRAZO. LAS ABRAZO. LAS ABRAZAMOS. Porque somos hermanas de sangre en esta prisión.

    1. Ay, mi dulce Pao. Qué bueno leerte. Yo también te quiero.

  21. Me ha gustado mucho el post… Lo malo es que lejos de ir a menos cada vez va a más, las ventas de cosméticos en pre adolescentes han subido en los últimos años mientras que han bajado en las mayores de 30.
    Encima añade que cada vez más aumentamos la presión de los niños… en lugar de igualar nos para lo bueno lo hacemos para lo malo. Cada vez más hombres se depilan y usan cosméticos (para gustar) o van al gimnasio para tener “tableta”,

  22. Cómo me hubiera gustado que mi madre me diera una carta semejante. Cuando una va llegando a los 40, cuando empieza a ver cambios tan radicales en el cuerpo, es que una se da cuenta hasta dónde nos educaron para ser un cuerpo que agrade. Ahora que él está cambiando me siento sin piso donde pararme, sin un referente sólido para mirar al mundo, los hombres y la sociedad, porque ya no tengo la belleza que me enseñaron a idolatrar como lo más importante en mi vida.

    ¡Es urgente que el mundo pare ese tipo de educación en las mujeres YA!

  23. Aún no tengo hijxs pero siempre pienso cuando vea a las hijas de conocidos y amigos, de qué manera podría ayudarla a enfrentar todo eso que enumeras.

    Una vez charlando sobre eso, me recriminaron que cómo iba yo a querer criar una niña que se sea libre, que acepte su cuerpo y no se rija por los mandatos, si yo me depilo, me maquillo y demás. Y me dejaron pensando.

    Porque es cierto.

    Y pensé, y pensé. Y me di cuenta que si, que es cierto, que trato mi cuerpo según mandatos que ni recuerdo cuando acepté, pero también me di cuenta que mis contradicciones son parte de mi, y que luchar contra ellas y desenredarlas, es parte de este camino que elijo recorrer.

    Entonces pensé qué le respondería a una hija pequeña e hipotética, si me preguntara: ¿Mami, por qué te arrancas los pelos? Y pensé y pensé, otra vez. Y creo que le respondería, que nadie me dijo nunca que mis pelos estaban bien, que no necesito sufrir para no tenerlos y ser bonita, y que incluso hoy, aun a conciencia de que si, mis pelos no tienen nada de malo, no puedo ir al trabajo con ellos a la vista, aunque sienta que sea un acto hipócrita, lo hago. Arranco mil pelos porque supuestamente están mal.

    Fui criada por una mujer cariñosa que siempre hizo todo lo mejor que pudo con amor. Pero no fue una madre que me haya mostrado que yo estaba bien. Que ella estaba bien. Que todas estamos bien así.

    Por eso quería darte las gracias por estas palabras. Este texto me sirve a mi, para entenderme, quererme y volverme a reconocer con mis ojos y no con los de otros. Y en futuro, si esa hija hipotética se vuelve realidad, también le servirá a ella.

    Un abrazo!

  24. Me llama muchísimo la atención haber leído de 46 comentarios sólo 2 de hombres, el mío y el de Dani igualando la presión del patriarcado con la que el sufría por su físico (comparativa que, en mi opinión, no resiste el menor análisis).
    Qué nos pasa a los tíos?
    En qué estamos pensando?
    Qué hijas criaremos?
    No nos preocupa?
    O como esto es Mujeres y Madres nos censuramos entrar, leer y aplaudir a Vero por su post.

    Estoy indignao! Creo que esto merece un podcast!

    Ps: Si os apuntáis a participar lo monto en el Rodcast a la de 3..

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