De gala con la funda del traje

Las alfombras rojas, las citas de gala, los eventos, los cocteles y a veces también las bodas, los bautizos, las comuniones. Son muchos los momentos en los que muchas mujeres no estamos del todo cómodas con lo que marca el código de vestir, con lo que se supone que debemos llevar puesto y por eso más de una nos iríamos de gala con la funda del traje como hizo Ana Morgade en la alfombra verde (en ese caso) de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la famosa SEMINCI. La pena es que nosotras no pudimos estar allí para aplaudirla, quizás en la próxima edición ¡quién sabe!

La historia es divertida sí pero también demuestra que a veces no es fácil exponernos a los medios, a las cámaras, a las demás personas porque no siempre estamos cómodas en nuestros zapatos y no siempre se respetan nuestras elecciones, a veces es que ni siquiera podemos hacer esas elecciones como comentaba la propia humorista hace sólo unos días en la Cadena SER.

Estaba Ana Morgade dándole vueltas a que se tendría que vestir con algo que quizás no le convenciera del todo para cruzar la alfombra de la SEMINCI dado que ella ha sido la presentadora del evento de apertura de esta semana de cine.

Sería de madrugada y su única conclusión es que le quedaba mejor la bolsa que el traje.

Ana Morgade viste una talla 42, la talla mayoritaria de las mujeres españolas según señalan las estadísticas y sin embargo como ella misma ha comentado en sus redes sociales “…en los showrooms casi nunca puedo ponerme lo que me gusta, tengo que ponerme lo que me abrocha. No tengo un cuerpo de la talla standard, por supuesto no soy modelo, y no me es nada fácil encontrar un vestido que no me haga sentir terriblemente mal hecha”.

No tiene ningún sentido que ninguna mujer se sienta así por acudir a una gala, por tener que vestirse con un código más elegante de lo habitual. No es lógico, ni justo, ni sensato que no haya firmas que piensen en mujeres de otras tallas más allá de la 36 o la 38 que por lo visto, mayoritariamente, son las que se encuentran en esos showrooms.

Pero lo peor no es eso, lo peor es que ella como muchas otras mujeres, se culpan o mejor dicho, nos culpamos a nosotras de esa falta de posibilidades a la hora de vestirnos.

“Durante muchos años he salido a posar con ropa que no me encajaba muy bien, aterrada, pensando que es mi cuerpo el equivocado. Pero no, era mi actitud la errónea. Mi cuerpo es perfecto para lo que soy y a lo que me dedico: la comedia. No puedo cambiar qué se considera un cuerpo aceptable o no, y mucho menos cambiar mi autoestima de un día para otro, y mi relación más o menos despiadada con mi cuerpo (que acaba de hacer la proeza de fabricar a una personita, así que creo que se merece que lo mime un poco).”

¿Cuántas mujeres se embarcan en dietas irracionales o en operaciones inverosímiles porque también creen que es su cuerpo y no el mundo de la moda, el que está equivocado, el que no vale, el que hay que cambiar?

Y lo que es peor ¿cuántas niñas pierden la salud en esa travesía tan dolorosa?

“Y voilá. Aquí me tienen, señoras. Orgullosa y feliz, con un traje que no me aprieta, no me tira, no me asusta y representa lo que soy, mejor o peor: una comediante.”

Es verdad que hemos hablado de lo que decimos cuando nos vestimos, porque es innegable que podemos enviar un mensaje muy determinado con la elección de la ropa, del diseñador o la diseñadora, de los tejidos que elegimos.

Ana Morgade ha ido un paso más allá quizás de forma involuntaria o quizás no, ir de gala con la funda de un traje pone de manifiesto lo solas que están las mujeres normales cuando tienen que vestir un poco más elegantes de lo habitual, cuando quieren sentirse cómodas con la ropa que visten, cuando quieren estar a gusto en sus zapatos sin sentir miedo porque lo que llevan no es lo que ellas habrían elegido.

Sí, hay cada día más firmas pero no todas y nos siempre están disponibles para muchas de nosotras porque aunque sean cada día más siguen siendo una minoría y a veces ir de gala con la funda de un traje puede ser la mejor opción ante la falta de opciones.

Pilar Fonseca

Primero fui mujer, después periodista, luego esposa y ahora además de todo eso madre. Esto último me obligó a reorganizar todo lo anterior.
Me gusta escribir y comunicar.
Disfruto con un buen libro, una buena película, una buena serie, un buen viaje y una buena charla con amigos.
Podría alimentarme sólo de queso y chocolate acompañados de un buen vino, una que es mujer de gustos sencillos.

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