¿Y qué hago yo ahora contigo, hijo mío?

verano

Dos semanas, catorce días, 336 horas y…¡Vacaciones! Bueno, quien dice vacaciones dice adiós a las aulas y punto. O lo que viene a ser lo mismo, un clásico: “¿y qué hago ahora yo con los niños?” Porque sí, no nos engañemos, para las familias en las que los dos progenitores trabajan -y ya hay que ser afortunados en los tiempos que corren para que esto ocurra- junio se vive a medio camino entre esa contagiosa ilusión infantil por el verano inminente y el estrés que padecemos los padres tratando de programar las once semanas de asueto de nuestros pequeños. Puro encaje de bolillos.

Así que es habitual que esos mismos niños que cada año vivimos nuestros tres meses de verano azul particular, ahora, tres décadas después y enfundados en nuestro rol de padres, promovamos ese debate recurrente cada vez que asoma junio en el calendario acerca de si son demasiado amplias las vacaciones estivales de nuestros hijos. No seré yo quien me posicione al respecto, ni mucho menos, aunque sí creo que es de justicia puntualizar que a veces equivocamos los términos del debate.

Probablemente, algunos de los que abogan por reducir el descanso veraniego lo hagan en base a fundados argumentos pedagógicos. Sin embargo, para el común de los mortales el quiz de la cuestión es otro bien distinto. Porque, al final, el problema para casi todos los padres se reduce a una mera cuestión de números: si los niños tienen once semanas libres y nosotros solo cuatro, ¿cómo cubrimos las siete restantes?

lapices colegio

Si echamos un vistazo a lo que sucede por Europa, comprobaremos que la práctica totalidad de escolares de nuestro continente gozan de aproximadamente el mismo descanso veraniego, con excepción del Reino Unido, en donde algunos colegios finalizan las clases bien entrado julio para regresar el primer día de septiembre, y Bulgaria, en donde gozan de tres meses largos -en algunas etapas educativas-. En cualquier caso, ya sea antes, después, concentradas en verano o repartidas a lo largo de los trimestres, el cómputo global de días libres es muy similar en toda Europa.

Así que, se distribuya como se distribuya a lo largo del calendario, a los padres las cuentas nunca nos cuadrarán. Ya sea en pleno agosto, en diciembre, carnavales o primavera, ellos siempre van a tener más descanso que nosotros. Así que, si tienes la oportunidad -no todo el mundo puede fraccionar sus descansos- y “robas” días libres durante el curso para cubrir las necesidades derivadas de sus festivos, navidad, carnavales, Semana Santa, etc… te encontrarás a partir de junio con unas vacaciones pírricas. Habrás, en definitiva, pospuesto un problema al que antes o después deberás hacer frente: “¿Dónde te coloco?“.

playa verano

Y, por favor, entiéndase el “coloco” con el mayor de los cariños. Pero, al final, por desgracia, aunque nos resistamos a verlo así, en algún momento, aunque sea solo por un mínimo instante, nuestro pobre hijo acaba convirtiéndose en un bulto sospechoso supeditado a nuestras obligaciones laborales. Analicemos opciones:

  • Si hemos ido capeando el temporal durante el curso y administrando bien nuestras vacaciones, podemos llegar a verano con casi cuatro semanas por progenitor. Y ahí se nos presenta el eterno dilema, porque alternar entre ambos y cubrir casi todo el verano con uno de los dos en casa está muy bien, pero supone sacrificar la posibilidad de que todos coincidamos al tiempo de vacaciones y esa “desconexión” absoluta de toda la familia es más que necesaria.
  • Después están los benditos abuelos. Yo soy muy fan de esta opción, no os voy a engañar, pero no todo el mundo puede o está dispuesto a recurrir a ellos para colaborar en la intendencia familiar durante las vacaciones. Siendo práctico es una opción cómoda y accesible, pero a veces es un marrón para los abuelos con nietos de un lado, nietos del otro y su casa convertida en un manicomio permanente. Hay familias que, además, por principios, no quieren cargar a sus padres con la responsabilidad de cuidar de sus hijos, lo que también es muy respetable y responsables. En cualquier caso, y si los abuelos pueden y están dispuestos, las ventajas son innumerables pues, suelen ofrecer a los nietos un tiempo de calidad, atención y un afecto en un clima de “descontrol controlado” que puede convertir cualquier verano en inolvidable. Si a ello le añadimos factores como estancias en el pueblo, convivencia con los primos, caprichos culinarios… ni os cuento.
  • Ayuda externa: Contratar a una persona que se encargue de su cuidado mientras estamos trabajando es también una opción extendida. El problema es que, si no es alguien al que conozcan de antes, el periodo vacacional no parece el más idóneo para hacer “experimentos” con tantas horas libres para cubrir de actividad.

campamento

  • Hace años, los campamentos de verano eran una especie de premio extraordinario, una ocasión para que el niño saliese de su entorno, se alejase del control parental, ganase en autonomía y responsabilidad, se socializase con iguales y además, disfrutase de la vida en la naturaleza. No quiero decir que esto ya no sea así, pero ahora, en muchas ocasiones, a todo ello hay que añadirle un condimento fundamental: la necesidad. Hay que “ocupar” tiempo estival hasta que lleguen las vacaciones de papá y mamá y esta es una muy buena forma de conseguirlo ¿Se ha perdido todo lo anterior? No, pero también es cierto que ahora le llamamos campamento a cualquier cosa. Porque ¿qué es ese invento de campamento urbano? Ni acampada, ni pernoctar fuera de casa, ni autonomía, ni naturaleza ni ¡nada de nada! Y no digo que no sean divertidos, ni que no se lo pasen bien, pero no deja de ser, a nivel de horarios y rutinas, como ir al colegio pero sin estudiar ni deberes.
  • Cursos, campus y demás actividades formativas, con las que matamos dos pájaros de un tiro porque los tenemos entretenidos y ocupados y, además, acallamos nuestra conciencia convenciéndonos de que le estamos aportando una formación extra en algún ámbito que les apasiona. Por experiencia sé que cuando una actividad de estas características tiene varios turnos, el más solicitado siempre es el que va desde el final del colegio hasta el inicio de julio. Es más, muchos clubes y asociaciones lo sitúan precisamente ahí para aprovecharse de esa necesidad de los padres en ese par de semanas “tontas” que nos quedan colgadas.

Ni que decir tiene que buena parte de las opciones que se nos presentan van a suponer un importante desembolso económico. Campamentos y cursos de verano son caros de por sí y si les añadimos extras como servicio de desayuno o comedor, o tenemos más de un hijo, nos vamos a dejar mitad del sueldo en ello.

Ahora, os dejo, que voy a imprimir un calendario, coger rotuladores y comenzar a cubrir casillas y a distribuir actividades como si no hubiese mañana, que en unos días tengo a mis hijas en casa y se me esfumará por completo este optimismo pre-estival. Y vosotros, ¿cómo os vais a arreglar?

María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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17 comentarios

  1. Campamento 2 semanas, abuelos de un lado 2 semanas, de otro una semana si y otra no y días sueltos de padres y vacaciones , vamos que nos vamos a hacer un lío, de ¿ donde toca hoy?

    1. Qué organización!!! O apuntas bien en el cuadrante o ya te veo llevando a la niña al sitio equivocado 😉

  2. Campamento urbano en sus mismas escuelas deportivas que durante el año, con lo cual nos sale algo mas barato hay que mirar siempre las ofertas municipales y de las casas de juventud, suelen ser muy buenas y a buen precio y de temas interesantes) luego pueblo y abuela, su parte favorita y luego yo cojo vacaciones antes que mi santo, coincidiendo todos 3 semanas.

    A mi lo que me da pena es que aunque en el campamento urbano se lo pasan fenomenal, hacen deportes, juegos y piscina….hemos de levantarnos y correr con la misma rutina del año. Aun así…adoramos el verano, las tardes son completamente piscineras!!!

    1. Coincido contigo. Nosotros, por trabajo, no tenemos que madrugar, así que me da pena hacerlas madrugar a ellas para ir a un campamento que, en cierta medida, no necesitamos porque, como nietas únicas, tienen abuelos por los dos lados “full time”… Pero este año sí, caerá un campamento porque, de lo contrario, el verano acaba siendo muuuuuy largo!

  3. Este es mi último año de guarde y por suerte acaban a mediados de Julio y el problema se me acorta bastante, pero este año tras la insistencia de los abuelos de que se la dejemos una semana es lo que vamos a hacer.
    Aún la veo pequeña para dejarla haciendo actividades en un casal, y encima que los abuelos me hacen el favor no les voy a decir que se queden en casa cuando podrían marchar unos días fuera.
    Pero realmente es un problema porque costear actividades suele ser caro y no todos nos lo podemos permitir.
    En fin, el año que viene ya veremos como nos lo montamos.

    1. Es el mejor planteamiento, ir solucionando y afrontando las necesidades una a una… Este año arreglas así y el que viene, ya se vera! Seguro que con los abuelos lo pasa genial!

  4. La Sonrisa de Mini Yo

    Yo estoy con Mini Yo por las mañanas y la llevare al fisioterapeuta y al logopeda y por las tardes tengo a Margarita que se encarga de ella.
    Mini Yo se va de campamento 12 días que son vacaciones para todos.

    1. Pero a un campamento de verdad, a que sí? De los de antes! de los de toda la vida!!! Esos sí que están genial. Uff! 12 días!

  5. Mi hija tiene vacaciones desde el 21 de MAYO hasta mitades de septiembre. Casi 4 meses. Entre esto y los mierda sueldos en este país, a las madres búlgaras muchas veces no les sale ni a cuenta ir a trabajar.
    Yo puedo contar con mis suegros, ahora que voy a firmar un contrato laboral. Pero si no fuera por ellos no podría ni plantearme aceptar. Eso sí, siento que les hago una putada, porque sé el trabajo que dan mis hijos. Todo el día ocupandose de ellos, llevarles y traerles de dos colegios distintos en horarios distintos…

    1. Sí, al final, el tema de los abuelos es cómodo y los niños suelen estar encantados, pero da un poco de cargo de conciencia…

  6. Buf, el tema de cada verano… es llegar a mayo y que me empiecen ya los sudores, y no por el calor. Yo voy a llevar a la niña a un casal (lo que vendría a ser un campamento urbano) con el mismo horario que el colegio, con juegos, piscina, deportes, desde el 22/06 hasta el 31/07. El niño por suerte tiene guardería hasta el 31/07. Cuando me toque pagar el casal para los dos casi que más me valdría coger una excedencia ese mes… Y en agosto con nosotros, pero este año esta la cosa mala y parece que solo podremos coincidir los cuatro UNA SEMANA 🙁

  7. Pues yo lo tengo fácil o difícil según se mire. Soy madre a tiempo completo por elección y porque no me queda otra. Nunca he podido contar con la ayuda de ningún familiar así que al final me he ido apañando para quedarme en casa y cuidarles yo. A parte hago de “canguro” o “madre de día” de dos niños más, así que por las mañanas me junto con 4 niños y un gato (el año que viene habrá además otro bebé de un año). Es agotador! Pero lo prefiero a tener que llevarles a campamentos a los que no quieren (de momento) ir. Es mucho tiempo de vacaciones y se nos hace llevadero porque tenemos piscina aún así tengo que ingeniármelas para proponer actividades que les entretengan. Hago la labor de una monitora de campamento, jeje. A finales de mes en mi blog publicaré unas entradas sobre los recursos educativos que voy a utilizar este año. Creo que los padres deberían tener ambos dos semanas más de vacaciones porque ser padre es un trabajo adicional para ellos y necesitan descansar si acaso el doble que cualquier otra persona sin hijos. Los niños deben de poder salir de la rutina de madrugar y disfrutar más tiempo con sus padres. Los padres tenemos muy poco apoyo familiar, social e institucional. Tenemos que hacer malabarismos y no es justo.

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