El quién es quién en las redes sociales

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La redes sociales son como una gran valla publicitaria que la mayoría de nosotros hemos decidido colocarnos sobre la cabeza, como si anduviésemos por el mundo con uno de esos bocadillos que aparecen en las viñetas. No hace falta que nadie te espíe, porque has decidido que tu vida es tuya, pero también del resto, así que lo que toca es compartirla. Todos tratamos de mostrar en ellas  la mejor versión de nosotros mismos. No hay más que ver los avatares. Entre los que optamos optan por una foto propia, ¿acaso conocéis a alguien que no salga -o lo pretenda- favorecido en ella? Cabeza ladeada, mentón ligeramente levantado, morritos y mirada intensa. Es de manual. Sin embargo, más allá de esa primera carta de presentación, lo que realmente nos retrata es cada palabra que escribimos y ahí, os aseguro, nadie engaña.

El auténtico

Si eres auténtico, tienes principios y, además, eres mínimamente reflexivo -que en esto de “internete” no hay nada peor que ser de gatillo dedillo fácil- estás de suerte y, lo que es mejor, la humanidad también está de suerte, pues tu vida pública seguro que enriquecerá a más de alguno -¡joder!, pero ¿dónde encuentra esta tía siempre esos artículos tan buenos?… y yo aquí comiéndome los mocos y descojonada con los frikis de “vaya face”.

PANOLIS

El panoli

Si eres un panolis vivirás en tu propia mentira, en una falsa realidad, creyendo que Facebook y Twitter son lo mejor que te ha podido pasar. Sin ellas, el mundo se perdería la sabiduría, el ingenio, la chispas que destilas… Afortunadamente, el ciberespacio es tuyo y tu navegas por él -qué digo navegas, ¡vuelas! por él-, con verso fácil y prosa fina, ya sea a golpe de chiste o intensa reflexión. No te lo vas a creer, pero te lo digo yo: Las redes son lo peor que te ha podido pasar. Predicas en el desierto. En tu día a día, en la vida real, las leyes de la física son tus aliadas y siempre hay algún pardillo que no domina técnicas de camuflaje o invisibilidad, alguna buena persona lenta de reflejos incapaz de esquivarte a la que le puedes dar la chapa… pero aquí no. Tú piensas que pontificas, pero predicas en el desierto. No hay nadie al otro lado. Son tus amigos, pero hace tiempo que han habilitado la opción de ignorar lo que publicas.

sobrao

El “sobrao”

A lo mejor, si lo sopesas bien, eres más auténtico que panolis, pero te fallan las formas: eres un “sobrao”. Sabes de todo. En ocasiones es cierto que tienes un mínimo de conocimientos del tema, pero eso no es algo ni mucho menos imprescindible para que compartas tu opinión sobre TODO con el mundo. Que digo yo que ya es difícil tener una opinión sobre absolutamente todo, pero tú lo consigues. Y ¡ojo! que soy de las que pienso que, precisamente como opinar es libre, todos tenemos derecho a hacerlo… Aquí el problema es que tú no opinas, sientas cátedra. A lo mejor a la primera de cambio no se te nota pero, tarde o temprano, acaba viéndosete el plumero y te conviertes en un cansino. La decepción aquí es mayor, porque pensaban que estaban ante un autentico y resultó que no eres más que un mindungui con ínfulas. Un bluf, un timo.

KATIUSQUERO

El katiusquero

Katiusquero. Dícese de la persona que le gusta meterse en todos los charcos. Si te mueves como pez en el agua y te creces con los conflictos, las redes sociales son tu paraíso, porque aquí otra cosa no, pero malos entendidos y movidas absurdas hay para dar y tomar. Solo tienes que elegir el subgrupo al que adherirte.

  • Puedes ser de esos que tienen el don natural para generar polémicas. Que da igual de lo que hablen que siempre van a dar con el enfoque idóneo para cabrear a alguien o a todos a la vez. Llegan, sueltan su perla, se monta y se van, se quedan en un segundo plano, asombrados “por la repercusión que han tenido sus palabras y que ellos nunca pretendieron”, pero prestos a azuzar de nuevo el conflicto si este decae.
  • Puedes ser del tipo rasputín. Que trae y lleva, que conspira en la sombra, que pincha por aquí, pincha por allá haciendo de los “privados” y “mensajes directos” una auténtica arma de destrucción masiva. Que no te ha parecido lo suficientemente mal algo, que no te has dado por aludido por el comentario de un tercero… ¡tranquilo! que ya está el para encenderte.
  • O puedes ser simple y llanamente un pendenciero -aquí llamado “troll”-, de esos que a su paso se pueden oír los ecos de las masas jaleando “¡bulla! ¡bulla!”. El tema les da igual, los protagonistas también, el sólo busca pelea, cebarse con alguien y descargar adrenalina a base de tuit. Lo mejor es que, aunque a largo plazo es fácil desactivarlos, de buenas a primeras son auténticos líderes de opinión. Si prenden la mecha pueden hundir a cualquiera.

Pero si algo caracteriza a todos los katiuskeros es, sin duda, su previsibilidad. A ver. Haced memoria. Pensad en vuestros amigos en redes. ¿A que cuando se debate sobre un tema con visos de convertirse en polémico podréis decir de antemano a al menos un par de ellos que van a salir al ruedo por la puerta grande desatando todos los diablos del inframundo?

boe

El BOE

“Me acabo de levantar”, “voy a entrar en la ducha”, “este café es delicioso”, “me encanta desayunar tostadas”, “¿me pongo los zapatos azules o los tenis rojos?”, “¡qué frío hace esta mañana! y yo me he dejado la chaqueta en casa”… Llevas una hora despierto y ya has actualizado cinco veces tu estado, has escrito siete tuits, colgado una foto de tu desayuno y otra de tu outfit en el ascensor y has dejado subiendo un tutorial de cómo hacer una trenza espiga… Tú eres el BOE hecho persona.

voyeur

El voyeur

Las redes sociales tienen un punto de voyeurismo que a todos nos pone. Pero hay algunos que de ello hacen un arte. El voayer es la antítesis del BOE. Eres tan silencioso que te vuelves transparente. Resultas invisibles hasta tal punto que la gente llega a pensar que no estas, pero eres capaz de rastrear y relatar con pelos y señales la vida de todos tus contactos. Acechas en la sombra y cuando bajas la guardia… ¡Zas! “¿Has cambiado las cortinas de tu habitación?” No hace falta que contesten, la cara de pavor de tu interlocutor lo dice todo -¡Pero esta tía cómo sabe como son las cortinas de mi habitación!- Y, entonces, sonríes y de tu boca salen las palabras “las vi de fondo en una foto que colgaste en tu facebook”, aunque realmente lo que la frase encierra es un aterrador y no verbalizado “te estoy observando….”

friki

El friki

Querido amigo friki: Gracias. Gracias por existir. Si no existieses habría que inventarte. Tus peinados, tus cejas, tus tatuajes, tus caídas, tus inventos, tus vestidos de novia… nos dan la vida. Nuestra procrastinación no sería la misma si no fuese por ti. Bendecimos el momento en el que las redes sociales se cruzaron en el camino y decidiste compartir tu vida con nosotros. Porque gracias a ti, en ocasiones, no nos vemos tan ridículos como deberíamos.

cuqui

El cuqui

Querida amiga cuqui: Te odio. Te odio profundamente por esa vida ideal con la que me abofeteas toda la mañana. Que yo sé que puedo mirar para otro lado pero no, como soy masoquista me paseo por tu perfil comprobando, de red en red, que ya sea en Facebook, Youtube o Pinterest que molas tanto que cagas confeti.

El gilipollas

Y, por último, pero el que mejor se retrata en redes sociales… el GILIPOLLAS. Pero así, con letras muy, muy, muy grande. Porque así son las cosas en las redes sociales: se magnifican y perduran. Porque tu puedes ser gilipollas, sin más. Un gilipollas 1.0. Los sabrá tu círculo íntimo, lo sabrán algunos conocidos, puede que también algunos compañeros, pero no irá a más. Pero en el momento que das el salto a las redes sociales, en el momento en el que pasas a ser un gilipollas 2.0 no hay vuelta atrás. Es como si te hubiesen puesto un megáfono en las manos para propagar tu estupidez supina a los cuatro vientos.

Fotos: Pixabay

María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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14 comentarios

  1. ¡Qué bueno compañera!!
    A mi me llama mucho la atención la fauna que hay en las redes sociales.
    Yo creo que todos somos un poco de todos los tipos que has comentado aquí (menos el cuqui, que yo aunque quiera no me sale jaja), pero si conseguimos estar en medio y no dejar que ningún rasgo molesto de nuestra personalidad destaque creo que podemos estar a gusto en la RRSS sin dar el coñazo a la gente.

    1. Yo creo que lo verdaderamente significativo de las RRSS es que todo se magnifican, las características buenas y las malas. A la larga no solo es imposible ocultarlas, sino que es como si le pusiesemos una lupa encima!

    2. Perdona Pilar… pero tus vídeos son muy cuquis! 😉

  2. Muy buenoooo…!! Aunque te digo: echo de menos la foto del gilipollas… 😉

    1. Es que no quería herir la susceptibildiad de nadie 😉

  3. Yo también me he encontrado con ejemplares de esos.. Aunque admito que a veces he pecado un poco de BOE, tuiteo cosas y luego las borro pensando, ¿eso a quién demonios le importa?

  4. Perdón, perdón, perdón por no haber comentado todavía… “Molas tanto que cagas confenti” es la frase del mes. Que digo del mes, del año. Que digo del año, del 2016. ¡Vaya risas que me he echado!!

  5. Jajajaj!!! voy a ver de qué subespecie soy yo!!!

  6. Qué bueno, jajajaja… Yo creo que todos conocemos a ejemplares de cada una de las categorías y vamos tomando nota!!

  7. Qué bueno, jajajaja… Yo creo que todos conocemos a ejemplares de cada una de las categorías y vamos tomando nota!!

  8. Jajajaj!!! voy a ver de qué subespecie soy yo!!!

  9. Perdón, perdón, perdón por no haber comentado todavía… “Molas tanto que cagas confenti” es la frase del mes. Que digo del mes, del año. Que digo del año, del 2016. ¡Vaya risas que me he echado!!

  10. Perdona Pilar… pero tus vídeos son muy cuquis!

  11. Yo creo que lo verdaderamente significativo de las RRSS es que todo se magnifican, las características buenas y las malas. A la larga no solo es imposible ocultarlas, sino que es como si le pusiesemos una lupa encima!

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