Pues sí, me he dado cuenta de una cosa que nunca hubiera pensado que me pasaría: creo que soy un poco insociable.
A pesar de que no se me da mal hacer amigos y relacionarme con la gente me he dado cuenta de que tengo algunos rasgos típicos de las personas que se pueden considerar un poco “insociables” y eso que soy capaz de mantener las típicas conversaciones intrascendentes de ascensor (ya sabes, el tiempo, las vacaciones, qué poco falta para el fin de semana, etc.), pero hay situaciones que me molestan mucho y que la “gente normal” supera con facilidad, así que creo que soy bastante más insociable de lo que pensaba.
No me gusta dar dos besos
Esa costumbre típicamente española de dar dos besos a las personas cuando te las presentan o cuando hace tiempo que no las ves no me resulta nada agradable.
Sobretodo cuando llegas a un sitio y hay 30 personas y tienes que ponerte a dar besos a todo el mundo, tardas media hora en terminar y poder sentarte en tu sitio y cuando te marchas tienes que repetir toda la operación para despedirte… ufffff. Aunque reconozco que a la mínima ocasión soy de las que dicen esa frase de “daros todos por besados que me tengo que ir ya”.
Además, con lo de los dos besos, muchas veces se producen situaciones incómodas, como cuando los dos nos movemos hacia el mismo lado -y casi nos damos un pico en los labios- y entonces reculamos y otra vez y otra, recordando al famoso Chiquito de la Calzada mientras intentamos conservar nuestra dignidad.
Y es que los saludos con dos besos nos acercan demasiado a los demás y eso nos lleva directamente al siguiente punto.
Necesito mi espacio personal
¿Sabes esas personas que te hablan con la cara pegada a la tuya? ¿que están tan cerca que puedes notar su aliento en la mejilla? pues es obvio que NO soy una de ellas.
Lo mismo me pasa con la gente que tiene que tocarte todo el rato para hablar contigo -esa mano encima de tu brazo o tu hombro- o, mucho peor, si alguien de repente pone su mano en tu cintura sin avisar. Es algo que me resulta muy molesto.
Yo necesito tener mi espacio personal libre, para que me entiendas tengo que notar aire a mi alrededor y me agobio bastante si los demás se acercan demasiado a mi. Obviamente mis hijas y mi marido pueden estar pegados a mi todo lo que quieran, pero el resto de personas es mucho mejor que no me toque demasiado.
No es que no sea una persona cariñosa, de verdad que no, es que me pone nerviosa el contacto físico con el resto del mundo XD.
Odio hablar por teléfono
Me pasa como a mi querida Sara: me molesta profundamente hablar por teléfono.
Primero porque cuando el teléfono suena siempre -y cuando digo siempre, quiero decir siempre- me interrumpe de lo que estoy haciendo. Quizás estoy trabajando, conduciendo, leyendo un libro o jugando con mis hijas, da igual lo que sea, la cuestión es que me molesta tener que parar de hacer lo que esté haciendo para coger la llamada.
Y además, cuando lo cojo nunca se qué decir. Normalmente no me apetece hablar por teléfono pero no se cómo cortar la conversación y me siento muy incómoda.
Y si encima intentan venderme algo ya ni te cuento el agobio que me entra.
No me gustan las multitudes
No se si es porque me estoy haciendo mayor y me acerco peligrosamente a los 40 o porque en realidad soy una insociable de libro, pero me molesta mucho cuando voy a alguna parte y hay mucha gente.
Hay personas que adoran a la gente, se sienten cómodas y les parece que así es más divertido porque hay más ambiente. Sin embargo, teniendo en cuenta que me gusta mantener intacto mi espacio personal, entenderás que a mí me agobia la gente.
Y viviendo en Madrid esto es un problema porque siempre hay mucha gente vayas donde vayas, así que nunca me libro de la aglomeración.
Así que he reflexionado y me he percatado de que con la edad, cada vez me hago más insociable y un poco pitufa gruñona pero ¿sabes qué? que no me importa demasiado, porque creo que no soy la única ¿a que no?
Imagen destacada gracias a Pixabay
Lo de los besos me estresa enormemente,además me dan alergia, así que siempre evito darlos por mi bien, o acabo con unas ronchas rojas en la cara.
Bueno, con lo de la alergia ya lo tienes resuelto (a mi no me da alergia, pero creo que voy a usarlo a partir de ahora jajaja)
Anda!!! Pues no me habia percatado pero tambien soy bastante insociable según tu teoria. Sobretodo en lo de dar dos besos para saludar a la gente que no conozco. Me escaqueo en cuanto puedo y puede dar fe Sara. En lo de hablar por telefono, no tanto si conozco a la persona, si no corto rapido. Y en lo del espacio… Necesito que circule el aire, jajaja. Besitos
¡Que corra el aire!!! XD
con mis hijas no me importa estar pegadas (y menos mal porque son como lapas), pero con el resto del mundo….#nopuedo #nopuedo jaja
Jajaja… qué bueno, Pilar. Es que me pasan muchas de las cosas que dices. Y antes no! Será la edad. Lo de los 2 besos lo llevo fatal! Sólo me apetece a ciertas personas y no regalarlos de manera indiscriminada. Lo del espacio físico, llevo años que no puedo con que me lo invadan. Me acuerdo siempre de dirty dancing : “este es tu espacio, y este el mío ” y hacían un semicírculo con los brazos? Pues eso me dan ganas de hacer a mí. Lo de la manita… ufff Qué hacés mientras te hablan y agarrándote? Echas cuenta a la conversación o a la dichosa mano??? Jajajaja. Lo del teléfono, debo reconocer que ya casi nadie me llama jajajaja y con multitudes no tengo el gusto de coincidir . Pues será que nos vamos volviendo así con la edad.
Puede ser que sea la edad…porque yo de jovencita adoraba salir de marcha donde hubiera mucha gente, pero ahora…uff!!! cada vez que me invitan a un evento me lo tengo que pensar dos veces jaja
Y lo de la manita tienes toda la razón! cuando me tocan tanto estoy pensando en que me suelte y no hago ni caso a la conversación XD
Ostras, Pilar… ¡Tal cual! Yo exactamente igual; especialmente lo del teléfono. Qué alegría no sentirme tan sola en esto de la “insociabilidad” 🙂
Ayss es que los teléfonos son incomodísimos!
No estamos solas amiga jaja
Pues aquí tienes a otra insociable! Lo del teléfono lo comparto al 100%… De hecho varias veces hemos cambiado de numero para que no nos localicen pero luego siempre hay gente que lo da… En fin… Y lo de los besos, de acuerdo también contigo! Es que no me mola nada eso de dar besos a desconocidos así que tiro de mano como si de un revolver se tratara, jajjaja
¡Qué bueno!!! llegas hasta a cambiar de número!! yo es que muchas veces lo tengo en silencio, otras me lo dejo en casa…osea que es muy habitual que no coja las llamadas jaja
Me he sentido bastante identificada… Y es un alivio porque siempre me siento la rarita de turno.
Uf menos mal que no estamos solas jaja
Yo también me estoy haciendo mayor ! Me molestan las mismas cosas!
Será la edad 😛
Ok, soy insociable jaja! me identifico con TODAS! pero todas. Siempre he sido la extraterrestre, la rara, la que no da besos, la que apaga el celu cuando necesita estar concentrada, la que evita ir a lugares si sabe que habrá muchísima gente y etc jiji… aunque… cada día eso me importa menos.
¿sabes? a mi también cada día me importa menos y creo que eso sí que tiene mucho que ver con la edad jeje
Pilar, somos IGUALES, por lo menos en las cosas que cuentas en este post.
No me gustan los dos besos (y me ha pasado eso del “casi pico”), me da MUCHA pereza coger el móvil (de hecho, si es un número desconocido, no lo cojo, a menos que esté esperando una llamada de un pedido o algo así).
Ah, y lo de hablar de cerca y tocar es muy de comerciales, siempre me recuerda a ellos xD
Ay! ¿tan difícil es respetar el espacio personal de la gente?? desde luego si un comercial pega su cara a la mía o me toca mucho y pretende que compre algo, lo lleva claro porque salgo por patas jaja
Pues en éste aspecto somo almas gemelas! Los besos, los toqueteos, el teléfono…¡que pesadez, por dios!