¿Por qué compramos cosas que NO necesitamos?

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Nene, voy a necesitar refuerzos

Hazte un favor (y házselo al mundo). Es fácil. No tienes que hacer nada. Literalmente. Nada. ¡Deja de comprar cosas que NO necesitas! Veamos de dónde surge esa necesidad y qué podemos hacer para consumir de forma más consciente. Ganaremos tiempo, ahorraremos dinero, generaremos menos basura y aportaremos un poco de calma a nuestra existencia. Casi nada ¿eh?

¿Por qué compramos cosas que no nos hacen falta?

¿La emoción de la novedad? Ese teléfono último modelo… muuuucho mejor (adonde va a parar) que el modelo anterior, que ya se te ha quedado obsoletísimo en un año (¿o dos?). Ropa nueva. Bolso nuevo. Coche nuevo. Zapatos nuevos… ¡Subidón, subidón!

¿Satisfacer un deseo? Esos zapatos de Carrie Bradshaw los quiero yo pa mí (y seré un poquito como ella). Ese maquillaje que presenta tal o cual artista. Pa mí. Esa enésima cazadora. La quiero. La necesito.

¿Solucionar un problema? Ojo, un problema que, a menudo, ni siquiera es un problema. Ejemplo clarísimo: los artilugios de cocina. Este es un mundo sin explorar que, por mí, sin explorar se puede quedar. Cortahuevos, cuchara para hacer bolas de helado, exprimidor, timbre de cocina, tarritos para almacenar la pasta (que previamente has de sacar del paquete). ¿En serio hace falta todo eso? Pues yo te aseguro que con mis manos y un par de cuchillos me apaño.

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¿Realmente necesito esto en mi casa?

Ir a la moda. Esas nuevas colecciones se presentan como “esenciales” para este verano. ¿Qué pasa? ¿Que los shorts del año pasado ya no…? Tendencias “imprescindibles” ¿En serio? ¿Imprescindibles? Básicos de otoño ¿Cómo vas a superar el otoño si no tienes lo básico?

Ser más guapa, más joven, tener más amigos… Fíjate que, en realidad, esas cosas que compras no son más que promesas. El vestido que te hace estilizada. Los pantalones con los que te verás elegante. La chaqueta te da un toque intelectual/bohemio/distinguido. Tu actitud da igual, oye, como si te pones botox… total, solo vamos a mirar tu ropa. Tu personalidad depende absolutamente de lo que lleves, no lo olvides. ¡Y no te desnudes jamás, si no quieres perder tu esencia!

En definitiva, compramos para ser más felices para mejorar nuestra vida, para aproximarnos a ese ideal de vida perfecta que unos se inventaron (los que quieren vender) y a menudo terminamos perdidos en un caos de trastos que nos estresa y lo único que produce es agobio, intranquilidad ¡y trabajo! que luego hay que ordenar. Adquirimos productos que no nos satisfacen a largo plazo. No producen el efecto esperado (prometido en la publicidad). Así que, hay que seguir buscando otras cosas que SÍ cumplan las expectativas. Seguir acumulando productos mágicos sin magia alguna.

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¿Dónde puse yo la grapadora?

¿Y qué nos queda?

Un montón de trastos. Un montón de promesas sin cumplir de las que nos cuesta desprendernos porque nos costaron un dinero o porque no perdemos la esperanza de que nos sirvan más adelante. Quién sabe ¿verdad? Así que, la solución es poner orden. Cogeremos nuestras cosas y las meteremos en bonitas cajas, cajoncitos, cestas, cubículos de todas formas, materiales y colores para almacenar ese montón de mierdas que compramos, esperando que nos hicieran felices. (IKEA le ha visto filón a esto de los productos de almacenaje).

La sociedad de consumo, y su aliada la publicidad, trabajan duro para crear necesidades en nosotros. Para crear deseos que nos muevan a comprar compulsivamente y nosotros picamos como truchas. Nos empujan a querer cosas y nosotros lo aceptamos sin ofrecer resistencia. ¡Quién puede resistirse, si lo que nos están ofreciendo a cambio es belleza, salud, felicidad y éxito! ¿Acaso no aspiramos a todo eso?

Para ello usarán cualquier estratagema, sin preocuparse de si eso dañará nuestra autoestima. Al fin y al cabo, hay que vender y tú, hermana, tienes el dinero. Sin piedad. Nos harán sentir inadecuadas, feas, viejas, incompletas… Lo que haga falta con tal de crearnos inseguridades de las que podremos deshacernos, claro está, ¡con sus productos! ¡Qué buena noticia! La solución a “nuestros problemas” está en SUS cremas antiarrugas, antiestrés, anti-flaccidez, anti-edad!) ¡Que me compres la crema, coño!

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Blanqueador facial en Asia ¡Vamos a petarla! Si es que somos unos cracs. ¡Choca esos cinco!

Esto es una llamada a la rebelión

Propongo que dejemos de adquirir productos que no aportan nada de lo prometido, ahorraremos dinero y energía que podremos invertir en la persecución de nuestros objetivos NO materiales.

Y si de verdad siento que necesito comprar algo, contaré hasta diez y analizaré por qué razón necesito eso. Tal vez así pueda encontrar una solución NO material al problema, una solución alternativa que NO implique comprar un objeto.

Ejemplos

  • ¿Quiero una mirada más penetrante? Tal vez lo que me conviene (en lugar de comprarme un rímel nuevo) es pasar más tiempo en la biblioteca y tener una visión más crítica sobre el mundo.
  • ¿Quiero moldear mis piernas? En lugar de esos tacones nuevos igual me conviene salir a caminar, ejercitarlas y fortalecerlas.
  • ¿Quiero dar una imagen de libertad e independencia? Pues tal vez debería ser libre e independiente, negándome a seguir la pauta que marca la sociedad de consumo, que me hace esclava de los deseos que ella misma me genera.
  • ¿Quiero ser una mamá más eficiente? Atenderé a las demandas de mi bebé y seguiré mi instinto. Leeré todo lo que pueda y más y pensaré por mí misma. Elegiré lo que me convenza y lo aplicaré con certeza, con responsabilidad y con cariño. En mayor o menor medida, todas picamos pero se puede ser una gran mamá con cero cachivaches.

Sublévate. Di “basta”

También puedes sublevarte en los comentarios, si no compartes lo expuesto, claro. 😉

Imágenes: Pixabay. Excepto la número 3, gentileza de Kim. La última es un anuncio de L’Oreal Paris.

Nuria Puig

Mi nombre es Nuria pero, donde vivo, tienden a llamarme Julia. He tirado la toalla y, si me llamas Julia, también me giraré. He trabajado en construcción y en educación pero lo que hace que me olvide de comer y de beber es: escribir. Voy por la vida con Gorro y a lo Loco

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8 comentarios

  1. ¡Sublévate, my darling! Empezamos por limpiar nuestra casa de porquerías para poner orden en nuestras vida…Claro que no necesitamos tantas cosas, además de que muchas de las que creemos que necesitamos, tampoco lo son. Pero es taaaan complicado deshacerse del pasado. Me ha encantado el post, reivindicativo a tope

    1. ¡Oh, Ruth, gracias compañera! Es que va precisamente de eso… ¡de deshacerse del pasado que nos lastra! porque el otro… el pasado bueno, ese, es inolvidable y no requiere de souvenirs para ser recordado
      😉
      Un beso enorme a mi Thelma particular!

  2. ¡Totalmente de acuerdo!

    1. ¡Qué bien, Limonerías! Cuantos más seamos los que aligeramos… mejor para todos 😉
      Un abrazo!

  3. Me declaro culpable en cuanto a las herramientas en general (y las de cocina en particular). ¿Hay algo mejor que un buen taladro percutor? ¿No merece más la pena vivir desde que tengo mi lavadora nueva? Si existe vida más allá de mi remachadora, no quiero saberlo.

    Pero de lo demás estoy limpia. En serio. El último móvil me duró 5 años. El anterior, más aún. No tengo coche. Nunca lo tuve. Cuando tengo un evento pido prestado el vestido o tuneo algo del fondo de armario. Desde hace muchos años. Así que no puedo decir sino que tienes razón (y que yo estoy muy mal de lo mío).

    1. Jaajajaja!!!
      Es posible que haya vida más allá de tu remachadora pero tampoco es preciso que vayas a verlo que con todo lo demás compensas con creces todas tus herramientas!
      ¡¡Me has echo reír!! Gracias!

  4. ¡Qué gran razón! Me ha encantado la entrada, Nuria. Vivimos en un mundo tan consumista que a veces no somos plenamente conscientes de lo que de verdad son nuestras necesidades y de qué es lo prescindible…

    1. ¡Exacto! Y tampoco nos damos cuenta de que este ritmo además de innecesario es insostenible y dañino. Dañino con el planeta y con nuestra psique, que busca tranquilidad y sosiego…

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