Confirmado: la mascarilla seca los labios pero se puede solucionar

La piel de los labios es muy fina, sensible y frágil y el uso de las mascarillas está resecándolos, los agrieta e incluso en algunos casos produce las excoriaciones conocidas como boceras. Ahora que parece que va a ir saliendo de nuestras vidas se confirma lo que muchas personas han estado padeciendo durante todos estos meses en los que la mascarilla nos ha acompañado un gran número de horas al día, la mascarilla seca los labios y puede producir incluso problemas mayores.

Este año casi todos notamos los labios más resecos, con grietas, pieles muertas e incluso en algunos casos más preocupantes, han aparecido heridas en los extremos de la boca.

Las condiciones climáticas más duras como el frío, el sol o el viento han sido los grandes enemigos de los labios desde siempre pero ahora, al clima se ha unido un nuevo enemigo más silencioso pero más aparatoso: las mascarillas.

El uso continuado de la mascarilla produce calor y humedad en la zona a lo que hay que sumar la sudoración que se provoca en la zona peribucal, en torno a la boca y sobre todo en la zona del labio superior.

La respiración por la boca es más frecuente mientras se usa la mascarilla aunque se haga de una forma casi inconsciente porque da la sensación de que falta el oxígeno aunque no sea una necesidad real.

La fricción, además de todo lo anteriormente citado, con el material de la mascarilla, se suma a las agresiones que sufren los labios con el uso de este nuevo objeto en nuestra vida diaria.

Cómo se pueden cuidar los labios

De momento el uso de la mascarilla parece que no va a desaparecer de la noche a la mañana así que lo más sensato es procurar prevenir los posibles problemas que pueden generarse en torno a los labios.

La piel de los labios al carecer de melanina y glándulas sebáceas es una zona muy vulnerable que carece de protección frente a las agresiones externas por lo que siempre es buena idea protegerla con productos adecuados y específicos, llevemos o no mascarilla tapándonos.

Al utilizar las mascarillas durante un elevado número de horas al día se notan los labios más resecos, pueden generarse grietas, se aprecia la aparición de pieles muertas e incluso en algunos casos las incómodas boceras o queilitis, heridas que aparecen en la comisura de los labios y que molestan cuando se abre la boca.

Lo mejor para evitar las boceras o queilitis es hidratar bien la piel de los labios con un bálsamo labial o una crema regeneradora específica para los labios que los proteja de las agresiones externas y que los hidrate al mismo tiempo. Así conseguimos no no generar el reflejo inconsciente de humedecerlos con saliva casi de manera constante que no hace más que empeorar la situación.

Al humedecer frecuentemente los labios con la saliva para tratar de paliar la sensación de labios resecos o de tirantez, lo que se hace es promover el crecimiento en la zona de hongos y bacterias.

La saliva se evapora rápidamente dejando sobre los labios enzimas que los resecan, los irritan y provocan la aparición de grietas.

Un bálsamo labial es el mejor aliado para evitar todos estos problemas y en el mercado la oferta de estos productos es prácticamente infinita por lo que encontrar justo el que más y mejor se adapte a nuestras necesidades no es especialmente complicado. Se puede aplicar todas las veces que se necesite a lo largo del día por lo que es muy cómodo que podamos llevarlo encima cuando nos desplazamos o tenerlo a mano para poder utilizarlo a discreción durante la jornada. 

Lo ideal es que sea de textura ligera para que penetre mejor en la piel de los labios y sobre todo hay que aplicarlo antes de ponerse la mascarilla igual que se hace antes de exponerse al sol, al frío o al viento.

Están tapados desde hace meses y se resienten así que este es un momento estupendo para comenzar con el hábito de cuidar un poco más nuestros labios, incluso cuando llegue el momento en el que la mascarilla no sea más que un recuerdo.

Pilar Fonseca

Primero fui mujer, después periodista, luego esposa y ahora además de todo eso madre. Esto último me obligó a reorganizar todo lo anterior.
Me gusta escribir y comunicar.
Disfruto con un buen libro, una buena película, una buena serie, un buen viaje y una buena charla con amigos.
Podría alimentarme sólo de queso y chocolate acompañados de un buen vino, una que es mujer de gustos sencillos.

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