La salud mental de la generación de nuestros hijos está al límite

Según los datos de UNICEF deberíamos estar tomando medidas al respecto desde hace tiempo. Su último informe señala que la salud mental de la generación de nuestros hijos está en una situación muy complicada con un gran número de afectaciones entre las personas más jóvenes y una inversión por parte de los gobiernos y organismos oficiales a nivel global demasiado escasa. La salud mental de los adolescentes necesita que la tengamos muy en cuenta cuanto antes.

El 13% de los adolescentes de entre 10 y 19 años tiene algún problema de salud mental diagnosticado pero como es obvio, es imposible conocer la cifra de los adolescentes que tienen un problema de salud mental sin diagnosticar y todos los indicios apuntan a que son muchos más de los que imaginamos.

El suicidio es ya la quinta causa de muerte entre las personas de 10 a 15 años en todo el mundo y de todos los diagnósticos que se realizan de salud mental, el 40% responde a trastornos de ansiedad. Son porcentajes que deberían despertar todas las alertas de instituciones y gobiernos pero parece que de momento no lo han conseguido del todo.

La salud mental de los adolescentes en España

Las cifras de este problema referidas a nuestro país no son especialmente halagüeñas, hay mucho por hacer en este campo y parece que vamos con cierto retraso.

El 58% de las chicas y chicos de entre 15 y 24 años reconoce que se siente a menudo preocupada o ansiosa y casi un 70% de ese porcentaje, se reconoce como deprimido o tiene poco interés por hacer cosas a veces.

Según el presidente de UNICEF España, Gustavo Suárez, “… son la punta del iceberg porque la ocultación de los datos es muy frecuente.” Es complicado que un adolescente le cuente a un adulto cómo ha sido su día en condiciones normales, pues aún más lo es cuando esas condiciones no son todo lo normales que nos gustaría a todos, de ahí la gran dimensión que tiene este problema al que no se le está prestando la atención que merece.

Ni la atención ni la inversión que necesita. La financiación pública en salud mental está en torno al 2% a nivel mundial que según el presidente de UNICEF España “veremos que se dimensiona y se le da importancia cuando veamos una inversión mayor, con un compromiso político mayor”. Algo que de momento se ha quedado en la mayoría de las ocasiones solo en las bonitas palabras y nada más.

Es verdad que madres y padres también tienen sus propios problemas de salud mental, causados en muchas ocasiones por situaciones que escapan a su control y es precisamente por eso por lo que es de vital importancia que haya políticas públicas de apoyo a las familias en general y a la infancia en particular, para poder solucionar este problema desde distintos ángulos.

En España la falta de psiquiatras, un 40% menos que la media europea, engorda las listas de espera y ayuda a que se banalice el concepto de depresión. La sociedad española, según refieren por los datos que manejan desde UNICEF España, considera en términos generales, que cuando una persona se deprime es porque tiene “algún elemento de debilidad en su carácter”.

Se nos olvida algo obvio: nadie se deprime porque quiere, se deprimen según las estadísticas aquellas personas en las que confluyen factores biológicos, herencia, situaciones de abuso o pérdida de familiares, factores ambientales y acontecimientos vitales especialmente estresantes.

La presencia de acontecimientos estresantes, como ocurrió con la pandemia, trajo consigo un aumento de los cuadros depresivos, especialmente en niños y adolescentes, que no están desapareciendo pese a que la incidencia de casos sigue bajando y la nueva normalidad se percibe como un escenario real. Y veníamos de la crisis económica y financiera de 2008 que ya supuso un aumento de los trastornos afectivos en un 20%, siempre siendo conscientes de que por debajo de estos porcentajes, de estas cifras oficiales, hay muchos casos que no se diagnostican y otros muchos que no se derivan a los servicios de salud mental.

No hay un registro de casos de depresión en España como sí lo hay en países donde se hacen estudios de prevalencia como Estados Unidos o Canadá. Y en esos países se estima que en torno a un 20% de la población tendrá episodios depresivos en algún momento de su vida, porcentaje extrapolable a España.

No debemos olvidar que banalizar la depresión lo primero que hace es impedir que quien la sufra pida ayuda, por poner solo un ejemplo que mencionaba Gustavo Suárez, presidente de UNICEF España, ante una baja laboral “se duda más de una depresión que de una enfermedad lumbar” cuando ambas son patologías que hay que tener en cuenta con el mismo respeto.

Pilar Fonseca

Primero fui mujer, después periodista, luego esposa y ahora además de todo eso madre. Esto último me obligó a reorganizar todo lo anterior.
Me gusta escribir y comunicar.
Disfruto con un buen libro, una buena película, una buena serie, un buen viaje y una buena charla con amigos.
Podría alimentarme sólo de queso y chocolate acompañados de un buen vino, una que es mujer de gustos sencillos.

Artículos recomendados

1 comentario

  1. […] sobrepeso tiene un impacto significativamente negativo sobre la salud mental de las personas que lo padecen, el sobrepeso y la salud mental mantienen una relación destructiva. […]

Los comentarios están cerrados.