¿Han cambiado las nuevas tecnologías a las madres?

El otro día tuve una revelación, estaba rellenando con mi madre un libro de recetas familiares que le regalé por el día de la madre y me di cuenta de que cada vez son menos las recetas que pasan de generación en generación, ahora todo funciona con un click. ¿Que quieres hacer un cocido? lo tecleas en google y tendrás mil opciones: el cocido de mi abuela, cocido en olla exprés, cocido para dummies… vamos, igualito que antes.

Y es que, las madres de ahora no tenemos nada que ver con nuestras abuelas y voy más allá de si antes eran más amas de casa o no. A lo que me refiero es a que las nuevas tecnologías han irrumpido fuerte en nuestro día a día y, aunque en la mayoría de cosas sea para bien, es cierto que en otras nos han cambiado de una manera no tan buena…

mujer con movil

El ejemplo que damos

No sé tú, pero yo recuerdo que mi madre siempre tenía cosas que hacer. O estaba recogiendo la mesa, o planchando, o cosiendo un botón y aunque ahora tampoco paremos, muchas de las cosas que hacemos son a través del teléfono móvil. A veces pienso que el recuerdo que mis hijos tendrán de mí también incluirá un teléfono en la mano y eso no me gusta…

Como muchos padres, yo también quiero limitarme el coger el teléfono cuando estoy con los niños, pero es complicado ya que tenemos todo ahí, el mail, el WhatsApp o muchos, como es mi caso debemos estar conectados por temas de trabajo. Es muy difícil encontrar el equilibrio, pero luego no puedes decirles que no jueguen ellos con el teléfono o la tablet si tu les estás dando ese ejemplo.

Expectativas muy altas

Internet nos da la posibilidad de ver lo que hace otra persona en cualquier lugar del mundo y las redes sociales son un precioso escaparate para mostrarlo. Esto hace que veamos la bonita bufanda que ha hecho una mamá en Valencia o la casita para muñecas que ha hecho otra de Cuenca… así que cuando nosotros nos sentamos con nuestro “pequeño proyecto” de garaje para coches, esperamos que el resultado sea igual de maravilloso y si no es así, nos desilusionamos. Atrás quedaron los sencillos pompones de lana o las guirnaldas de rombos. Ahora en lugar de un ratito de manualidades en familia parece más bien, un concurso de artesanía algo muy duro para las patosillas como yo.

mesa de caramelos

Cumpleaños temáticos

Algo similar pasa con los Cumpleaños, antes tu madre preparaba una merendola en casa en la que por supuesto no podían faltar los sándwiches de nocilla y ahora como no haya una tarta fondant la celebración no está a la altura. Que si cumpleaños temáticos, celebraciones en locales especiales en los que sientan a los niños en tronos, tarta de los personajes preferidos del niño, animación… todo es poco para que el pequeño pase el mejor día de su vida… Sinceramente,  yo recuerdo mis cumpleaños como días maravillosos y no tenían nada de eso, sin embargo, ahora si no haces el montaje tu hijo será el rarito de la clase.

Un falso mayor control

Las redes sociales hacen que podamos controlar a nuestros hijos de una manera que nuestras abuelas no podrían ni soñar. Cuando empiezan a crecer y se abren sus perfiles en redes sociales podemos ver que tipos de amigos tienen y “atisbar” como se comportan cuando no estamos delante. Sin embargo, esto también les abre un mundo de posibilidades muy amplio y peligroso, pueden conocer a personas de cualquier lugar y edad, personas que vayan de buenas o que les engañen y vayan con malos propósitos. Un problema al que nuestras madres no tenían que enfrentarse y que es imposible de controlar. Lo único que podemos hacer es confiar en como les hemos educado y en las herramientas que les hemos dado para relacionarse de una forma sana.

whatsapp

La libreta de los deberes

Cuando yo era pequeña tenía una libreta en la que iba apuntando los deberes que tenía que hacer cada día, llegaba a casa y se la enseñaba a mi madre. Me daba la merienda y yo sola, me sentaba a hacer los deberes. Cuando terminaba, ella le echaba un ojo a los ejercicios y si había algo de estudiar, me hacía alguna pregunta. Punto final. Mi madre confiaba totalmente en que lo que yo apuntaba en la libreta era lo que tenía que hacer y yo sabía, que se me olvidaba algo era mi problema y la que tendría que explicarlo en clase era yo.

Ahora, una de las primeras cosas que hacemos las madres cuando nuestros hijos empiezan el colegio es hacer un grupo de WhatsApp con las madres de sus compañeros y, aunque al principio los comentarios son sobre los horarios del colegio, que día empiezan y acaban las clases, los festivos y si la profesora tiene buena pinta o no, pronto empiezan a girar sobre lo que han hecho en clase y lo que tienen que llevar hecho o no al día siguiente. Ni siquiera esperamos a que nos cuenten ellos los deberes que tienen y ya lo estamos compartiendo en el chat, luego por supuesto, nos sentaremos con ellos a hacerlos no vaya a ser que mi hijo sea el que no los lleva terminados. ¿De verdad así les estamos enseñando algo? Como dice Noelia López-Cheda en su libro, no seamos la agenda de nuestros hijos y enseñémosles a prepararse para la vida real.

recetas

Las recetas familiares

Y termino con lo que ya os lo adelanté al principio, hablando de las recetas familiares. Mi madre conoce y domina a la perfección un montón de recetas que le enseñó mi abuela y que ella había aprendido de su madre. Sin embargo, yo hago muy poquitas de estas recetas. Y es que seamos realistas, es mucho más rápido buscar como se hace algo en internet que llamar a mi madre, preguntarle, apuntarlo… Al final, solo hago las recetas estrella de la familia y es una pena que se pierdan otras que no son tan destacadas pero están buenísimas también.

No digo que lo de antes sea mejor que lo de ahora, pero si creo que las nuevas tecnologías han irrumpido en nuestra vida y nos hemos dejado llevar. Hemos entrado en una dinámica que nos absorbe y hace que en ocasiones perdamos el sentido de la realidad. Creo que de vez en cuando, es importante que nos paremos a reflexionar sobre como le está afectando esto a nuestros hijos ¿no te parece?

Maria Jardón

Soy periodista, Comunnity Manager y madre de dos pequeños terremotos. Me encantan las redes, escribir y compartir todo lo que se me pasa por la cabeza. No me dan miedo los retos, así que estoy deseando dejar salir mi parte más femenina para hablar sobre temas que nos interesan a las mujeres de hoy en día y, como no, deseando pasar un buen rato con vosotras.

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11 comentarios

  1. Las mías ya me recuerdan con el móvil en la mano O_O… Muy triste!!

    1. Yo estoy segura de que los míos también, y me da tanta pena…

  2. Yo estoy intentando quitarme… pero Ojazos ya me ha dicho en más de una ocasión “deja el móvil” y me ha parecido la frase más horrible que me podía decir. Como todo, un buen uso es bien pero un abuso es mal. ¡Muy buen artículo, compañera!

    1. Yo también intento reducirlo pero la realidad es que al final sigue estando presente casi en todo momento… Gracias guapa!

  3. Yo lo de las recetas, como soy pésima, sí sigo consultándolo con mi madre pero lo de los cumpleaños temáticos sí que es una moda que me ha atrapado. De los grupos de WhastApp del cole aún no sé nada,pero vamos, que a ver si va a resultar que soy la antisocial del pueblo, porque no voy a estar pendiente de los deberes de los hijos de los demás. Y lo de las vidas y manualidades Pinterest ¡esto me va a sumir en la tristeza más absoluta con lo negada que yo soy para todo lo relacionado con el DIY!

    1. Jajajaaj pues a mi me pasa lo mismo, cada vez que intento hacer algo que he visto, el resultado es desastroso jejeje

  4. Yo reconozco que sólo miro el móvil cuando yo quiero (y suele ser cuando mis hijas están jugando a otras cosas o viendo una peli y no me necesitan). Eso supone que leo los wasap tarde, que respondo los mensajes muuuy tarde y que a veces la gente se cabrea un poco conmigo, pero me niego a estar conectada las 24 horas del día.
    Eso sí, las recetas las busco por internet jaja

    1. Pues que bien haces Pilar, me encantaría conseguir eso. Lo de las recetas tiene su parte buena y mala, se pierden tradiciones pero internet nos da la posibilidad de hacer recetas que nuestras abuelas ni soñaban. Vamos, si mi abuela viera ahora el sushi…

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