Manías que tenemos

mejor imposible

¿Recuerdas el personaje de Jack Nicholson en la película Mejor Imposible? Ya sabes, ese hombre que tenía que apagar y encender las luces cinco veces antes de salir de casa, no poder pisar las líneas de las aceras o comer todos los días en el mismo restaurante y sentado en la misma mesa.

Pues nosotras también tenemos nuestras propias manías, por supuesto nunca llegaremos a ese nivel (ni ganas) pero es que quien esté libre de pecado que tire la primera piedra 😉

Colocar las mantas del derecho (Merak)

Manta

Vosotros me diréis que una manta rectangular tiene dos posiciones en la cama… ¡Pues noooooo! Es evidente que solo tiene una y yo me afano en hacerle entender a la gente que sí o sí, las mantas en la cama hay que ponerlas “al derecho”. Da igual que el resultado, al final, sea siempre el mismo y calienten lo mismo de una forma u otra pero, ¡vamos a ver! ¿qué nos cuesta? Si la manta tiene un dibujito -todavía recuerdo las ovejas que acompañaron mis noches universitarias en aquel piso de alquiler compostelano- ¿por qué voy a ponerlo “patas p´arriba? Y si no tiene dibujo, tendrá una etiqueta que, evidentemente, el código no escrito de la intendencia doméstica exige que vaya hacia los pies de la cama. Si ya lo sé, es muy fácil, pero la gente no entra por el aro y se empeñan en amenazar el equilibrio del universo con sus mantas del revés.

No soy capaz de vestir de más de tres colores (Nat)

Camisas hawaiana

Os parecerá una tontería pero es algo superior a mis fuerzas. Si son solo dos voy mucho más tranquila. En ocasiones y según la ropa que elija puedo llevar incluso tres, pero eso sí que sean de la misma gama. Pero más de tres es imposible, ¡es sacrilegio! Me pone de los nervios y no solo lo tengo en cuenta a la hora de vestirme yo. También lo tengo en cuenta a la hora de vestir a las niñas.

Dejar todos los untables perfectamente lisos (Let)

mania-untable-liso

Queso, paté, mantequilla o cualquiera de sus variantes y que venga en formato de untar debe estar en mi casa perfectamente liso. Ahora transijo un poco más pero hubo una época en mi vida en la que para mí encontrarme la mantequilla a picotazos suponía casi un problema de estado. Solía coincidir, además, con aquellas idílicas (#modoironíaON) vacaciones con los suegros (ahora ex suegros) en las que todo parecía a punto de explotar siempre, así que imaginaos el cisma que se causaba cada vez que me ponía a desayunar… y lo que acababa rumiando era el mosqueo por la mantequilla con gotelé (que además tenía migas de pan). Un drama.

Colocar los cubiertos ordenados en el lavavajillas (María Jardón)

lavaplatos

Mi lavavajillas no es de los que tiene una cesta para los cubiertos, si no una bandeja, así que me vuelvo loca intentando explicarle a todo el mundo que las cucharas van con las cucharas, los tenedores con los tenedores, cuchillos con cuchillos… todos separados en bloques  y bien juntos para que luego a la hora de sacarlos puedas cogerlos todos de golpe y colocarlos. Pero aún voy más allá, las cucharillas tienen su sitio específico en la bandeja porque en el cajón van al revés del resto de cubiertos y así se recogen de tal manera que es más fácil colocarlas. Sí lo sé, estoy loca, es de las pocas manías que tengo pero por más que lo explico en casa no hay manera. Intento superarlo pero es inevitable, cada vez que los veo mal colocados me sube un “no sé qué” que me pone de mal humor.

Ponerme siempre los calcetines y los zapatos en el mismo orden (Ruth)

calcetines

De verdad que no recuerdo desde cuando. Pero a mis hijas les hago lo mismo. Creo que es algo que leí en un libro de inglés, no se si era una manía británica o algo inventado, pero lo adopté. Y me pongo el calcetín derecho y luego el izquierdo. Y a continuación, el zapato derecho y después el izquierdo. Soy capaz de quitármelos una vez puestos si de repente me doy cuenta de que no van en ese orden. ¿Y si por no hacerlo salgo de casa y se me cae el cielo sobre la cabeza? Quita, quita…

Buscar palabras que contengan las letras de una matrícula y en ese orden (Sara)

matricula

¡Que no lo puedo evitar! Estoy en un semáforo, se me van los ojos al coche de delante y ya estoy yo maquinando las posibles combinaciones de las letras de la matrícula. Mira que intento que no, pero pero un GBR y pienso en Gran Bretaña. El premio gordo consiste en conseguir convertirlo en palabra utilizando sólo vocales. Sí ¿y contra quien compito? Contra mí. Y ya.

Mira que intento reprimirlo, pero es ver una matrícula y mi cabeza se pone a mil.

Remover el café mil veces hasta que se enfría (Pilar)

cafe

Odio quemarme con el café. Una vez me quemé la lengua con un café recién salido de la la máquina y se me peló entera (sí, lo juro) y yo creo que desde entonces tengo mucho cuidado en no tomar el café muy caliente.

Lo peor es que no paro de removerlo hasta que se enfría y estoy todo el rato haciendo ruidito con la cucharita: clin, clin, clin…así durante cinco minutos o los que hagan falta.

¡Mi hija mayor se pone de los nervios con el ruidito!

Limpiarme las manos antes de comer (Verónica Trimadre)

comer-servilletas

Evidentemente, si estoy en casa me limpio las manos antes de cocinar o de sentarme a la mesa. La manía “especial” la tengo cuando el acto de comer en sí mismo ocurre en la calle: ir de tapas con amigos, almorzar un bocata en el descanso del trabajo, comer patatas de una bolsa o incluso pipas… No puedo, no puedo. Es superior a mis fuerzas. Ante eso, tengo que coger una servilleta, una toallita o un pañuelo y frotarme los dedos y las palmas de la mano como si no hubiese un mañana. Jamás cojo comida con las manos sin haber pasado por ese ritual. Rarita que es una.

 

Y tú ¿qué manía tienes? y no vale decir que ninguna porque no cuela.

Imágenes vía Pixabay

Equipo MMM

Las chicas de la redacción de Mujeres y Madres Magazine contando sus cosas. Nos gusta compartir lo que pensamos.

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8 comentarios

  1. Lo de las matrículas lo comparto. Lo hacía de pequeña con mis padres para entretener y ahora no puedo parar!! Y como sean letras tipo K, X, W, Z o Y ya la hemos liado porque como no me salga algo me enfado jajajaja
    Yo tengo la manía de que si veo algo que no está bien colocado o que no va donde está me muero por colocarlo. Por ejemplo, una corbata torcida, una manga retorcida… Que si es en casa vale, pero cuando voy por la calle y veo algo así me muero jajaja.
    Ah!! Los cubiertos también los intento colocar como Maria Jardon, solo que yo no tengo lavavajillas. Mi marido los va colocando en el cacharro a lo loco y no lo entiende que se pone las cosas en orden se recogen más rápido…

    1. jajaja eres de las nuestras!!
      Reconozco que lo de las cosas torcidas a mi también me pasa un poco…¡un cuadro torcido no lo soporto! 😉

  2. Yo hago como Merak casi siempre con las mantas y similares.. Y mi suegro es un obseso de alisar las cosas untables. Es capaz de rebañar el bote de Nutella con el dedo para que quede la superficie lisa y las pareces del bote por dentro perfectamente limpias. Puajjj! Yo de ahí no como!

    1. Choca esas cinco!!!! Si es que esos dibujos al revés hacen daño a la vista!!! Lo de los “untables” me parto!!!! A mi me pasa algo parecido con las tartas, los quesos y todas aquellas comidas de las que se van cortando trocitos y que la gente se empeña en destrozar cortándolas de cualquier manera

  3. ¡¡Yo lo de las matrículas también lo hago!! Y desde que recuerdo, además, así que supongo que empezar a leer, a escribir y a jugar con las matrículas fue todo uno. Mi marido más de una vez me ha mirado raro porque le he recalcado tal o cual palabra que se leía en el coche de delante. Y una vez me contuve a tiempo porque ya le iba a mandar a un amigo un whatsapp con una foto de una matrícula en la que se leía su nombre…
    Yo con lo que no puedo es con las bolsas y paquetes (de patatas, de galletas, de cápsulas para el lavavajillas, lo que sea) abiertas por abajo. La bolsa o paquete se tiene que poner del derecho, que las letras se lean bien, y abrir por arriba. Lo contrario es una aberración.

  4. Me congratula descubrir que nos pasa lo de las matrículas a tantas!!!

  5. Veo que no soy la única maniática de las matrículas ¡BIEEEEEEEEEN!

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