Isabel Zendal Gómez, cumpleaños y heroína

Un día como hoy 26 de febrero pero de 1773, nacía en Galicia Isabel Zendal Gómez, una de esas mujeres con una vida de heroína que sólo se valora y se conoce muchos años después de su muerte y que está muy relacionada con el desarrollo de las vacunas en todo el mundo.

Isabel Zendal fue la enfermera que cuidó de los niños que llevaron inoculada la enfermedad de la viruela por el mundo, que sirvieron de vacuna y que formaron la primera expedición sanitaria de la historia de la humanidad. Una fecha, una mujer y una historia que merece ser recordada en los tiempos que corren.

No es la primera vez que hablamos de ella en el blog, lo hicimos hace un par de años después de leer el libro de Javier Moro en el que se narra esta epopeya de la que en Hollywood habrían hecho ya como mínimo una película y una serie, sin exagerar.

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Me diréis que en España también se hizo una película y es verdad pero por lo que sea no creo que tuviera ni la promoción ni la producción que merecía. Algo habitual en nuestra industria hasta hace poco y que parece que hemos aprendido a fuerza de coscorrones pero esa es otra historia de la que hablaremos otro día.

“A flor de piel” es una novela centrada en la vida y sobre todo en la aventura para propagar la vacuna de la viruela por todo el mundo.

Una novela muy recomendable con la que se puede tomar contacto con lo que supuso a nivel mundial un avance como terminar con una enfermedad tan letal como era la viruela mediante el concepto de la vacuna, algo que a día de hoy aún hay personas que discuten e incluso que niegan.

Y para redondear la estupidez humana nos llega el asunto del “pin neanderthal” con el que algunos políticos plantean la posibilidad de que los padres denieguen el derecho de sus hijos a asistir a charlas sobre vacunas que se impartan por profesionales de la sanidad en sus centros educativos.

Las vacunas salvan vidas

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Como demostró Isabel Zendal que nacía un día como hoy de hace 247 años y que encabezó la primera vacunación masiva de la historia a nivel mundial.

Una mujer, una gallega con las ideas muy claras que tuvo que sobreponerse de situaciones complicadas a lo largo de su vida más allá de recorrer miles de kilómetros en un barco cuidando de niños portadores del virus de la viruela.

Las vacunas salvan vidas y no hay ni una sola prueba que demuestre que no lo hacen o que tienen efectos colaterales como provocar TEA (trastorno del espectro autista) en algunos pacientes. Ningún dato que corrobore esa afirmación, ni siquiera lo tenía el señor Wakefield cuando empezó a propagar ese bulo.

Según los datos de la Organización Mundial de la salud, la vacunación de la población ha salvado y salva a más de dos millones de personas cada año.

Gracias a las vacunas hemos erradicado enfermedades, otras están al límite de la erradicación y a otras las tenemos mucho menos miedo que antes porque hemos conseguido quitarles peligrosidad y virulencia.

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Hay algunos tipos de cánceres como puede ser el cáncer de mama para los que se está investigando una vacuna con la que combatirlo y por supuesto, la última crisis de salud proveniente de China también tiene a cientos de científicos en todo en mundo buscando distintos tipos de vacunas para poder combatirlo.

Por todo esto merece mucho la pena recordar la gesta de Isabel Zendal Gómez y darnos cuenta de que los avances de los que disponemos, esos que hemos normalizado y que incluso por desconocimiento ponemos en tela de juicio, nos hacen la vida más fácil y más cómoda.

Criticamos lo que tenemos porque consideramos que es algo nuestro que nadie puede quitarnos y no nos paramos a pensar en las situaciones en las que una vacuna de verdad salva la vida de un niño mientras se lleva al de la casa de al lado, al que por cualquier razón de lo más común y corriente no pudieron vacunar antes.

Pilar Fonseca

Primero fui mujer, después periodista, luego esposa y ahora además de todo eso madre. Esto último me obligó a reorganizar todo lo anterior.
Me gusta escribir y comunicar.
Disfruto con un buen libro, una buena película, una buena serie, un buen viaje y una buena charla con amigos.
Podría alimentarme sólo de queso y chocolate acompañados de un buen vino, una que es mujer de gustos sencillos.

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