Que la primera vez que el presidente va a un desfile, que el presidente del gobierno de nuestro país se sienta en el front row de un desfile de moda sea en la 77ª edición de una de las pasarelas más importantes del país, dice mucho de lo desconectada que ha estado la industria de la moda de los distintos gobiernos y gobernantes que han ido dirigiendo sus destinos y los nuestros a lo largo de las décadas.
¿Cómo se puede legislar de espaldas a una industria que en 2021 facturó más de 760 millones de euros, según datos de ACME y da empleo a más de 7.000 personas, entre empleos directos e indirectos?
Acompañando a su esposa, Begoña Gómez, Pedro Sánchez se sentaba en la primera fila para ver el desfile de Teresa Helbig, una de las diseñadoras españolas de más proyección internacional, la responsable de la última renovación de los uniformes del personal de Iberia y la creadora de algunos de los diseños que podemos ver en eventos, recepciones y saraos a nivel internacional sobre la piel de distintas mujeres.
La moda es cultura e industria y es un factor de crecimiento de un país desde distintos aspectos que conviene conocer y potenciar. Share on XQue el presidente del gobierno del país, por primera vez en la historia, se acerque a una de las citas con el mundo de la moda más importantes de España y que sea precisamente en tu desfile no es algo que pase todos los días. De hecho, es algo que no había pasado nunca, hasta el pasado mes de febrero.
La directora ejecutiva de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) reconocía ante los medios que le dieron las gracias al presidente por su presencia en esta pasarela. Modesto Lomba, como presidente de esta misma asociación, le comentó a Pedro Sánchez la situación del sector que según sus palabras, está en proceso de recuperación entre otros aspectos, por el interés creciente de la sociedad por la moda de autor española.
Que el Presidente del gobierno se haya sentado a ver desfilar la moda de España es un apoyo inusual a un sector que según datos del Informe Económico de la Moda en España 2022, ha crecido durante el pasado año hasta situarse en el 2’7% del PIB de nuestro país. Se está recuperando y gestos como este hacen que la recuperación y el crecimiento se afiance y se mantenga en el tiempo. Algo que nos beneficia a todos como país.
Los políticos y la moda, ese tira y afloja tan complicado
A ver, es evidente que los trajes de Pedro Sánchez están bien cortados, son de hombro pequeño, le sientan estupendamente y tiene planta para llevarlos con soltura. No es que arriesgue demasiado con sus propuestas estilísticas aunque sí se permite en ocasiones comunicar a través de su indumentaria, como hizo en la Cumbre del G20 vistiendo un batik conjuntado con el fular que llevaba Begoña, su esposa, en la cena de ese mismo evento.
Como casi todos los políticos, Pedro Sánchez no tiene un buen look de sport aunque lo defiende y lo separa mucho de sus indumentarias más oficiales, como hacen muchos otros políticos de su gobierno.
El caso es que de un modo u otro, vestido de forma más oficial o más informal, el presidente del gobierno también utiliza la moda y la indumentaria para enviar mensajes sobre su estilo de gestión, sobre su capacidad de adaptación, su apertura de miras, además de apoyar a un sector económico y cultural que merece la pena reivindicar como se hace con tantos otros.
La moda es cultura e industria y es un factor de crecimiento de un país desde distintos aspectos que conviene conocer y potenciar.
Otro de esos hitos importantes en los que se relacionó de forma directa la política española con la moda, fue cuando la revista Vogue España publicaba el posado de las ministras del gobierno socialista de Jose Luis Rodríguez Zapatero por tratarse del primer gobierno paritario de la historia de nuestro país, año 2004.
Había que vender igualdad, feminismo y moda española pero desde el principal partido de la oposición se vendió frivolidad, hipocresía y machismo al hablar de “ministras jarrones” que habían sido elegidas para decorar. Teniendo en cuenta el currículum de las ministras fotografiadas en esa portada vistiendo trajes sobrios pero al mismo tiempo elegantes y firmados por algunos de los diseñadores más importantes del momento, casi que era hablar solo por no estar callados.
Yolanda Díaz, la ministra de (la) moda
Y quizás la que más y mejor sabe utilizar los códigos a través de la ropa que usa en cada momento. Ha sido desde su llegada a la política, la que mejor ha entendido que la ropa, la moda, no deja de ser un canal de comunicación a través del que se pueden enviar mensajes potentes, sencillos y eficaces.
Tiene una forma de vestir que la diferencia del resto de compañeros y compañeras en el consejo de ministros e incluso en el hemiciclo del Congreso de los Diputados.
Asume más riesgos a la hora de elegir su ropa o por lo menos, emplea elementos menos habituales entre los políticos, lo que la hace más diferente a ellos y más igual a nosotros, algo que en sí mismo ya es un mensaje.
Uno de sus colores comodín suele ser el blanco y no es casualidad, en comunicación política el blanco es uno de esos colores cargados de significado. Desde la sensación de honradez y limpieza que proyecta, hasta su relación histórica con el movimiento sufragista de principios del siglo XX que defendía la igualdad femenina.
¿Cómo se puede legislar de espaldas a una industria que en 2021 facturó más de 760 millones de euros, según datos de ACME y da empleo a más de 7.000 personas, entre empleos directos e indirectos? Share on XEl blazer o americana puede ser considerada como la prensa comodín de muchas ministras y por supuesto, parte del uniforme de todos los políticos españoles desde hace décadas.
Para la vicepresidenta segunda del gobierno, el blazer suele perder su carga simbólica porque lo acompaña de vaqueros, lo que hace que pierda formalidad y proyecte una imagen más cercana a la ciudadanía.
No se trata de hablar de qué se ha puesto esta ministra o esta alcaldesa, se trata de entender que la moda es una industria que crea riqueza e imagen de país. Se trata de entender que la moda puede ser una aliada a la hora de comunicar con la ciudadanía y se trata de entender que la frivolidad será la que cada uno quiera darle a cada comportamiento que se tenga. Se puede ser muy frívolo con un traje de tres piezas y tremendamente maduro y consecuente vistiendo una cazadora vaquera.