Seguro que a estas alturas del mes de junio ya estás pensando en el verano y, más aún, en las vacaciones. ¿O me equivoco? Yo estoy deseando que pasen los días porque el verano para mí supone muchas cosas buenas. ¡Te las cuento!
Bañarme en la playa
Me encanta la playa, lo confieso, y me muero por darme el primer chapuzón de este año en nuestras queridas playas gaditanas. ¡Qué ganas! Me gusta pasear por sus enormes playas, sentir la brisa en la cara pero, sobre todo, bañarme en sus frías aguas. Este año no podré saltar las olas, con la barrigota que me gasto, pero sí refrescarme y flotar como una boya 😉 ¿Apetecible verdad?
Dormir la siesta
Dar una cabezadita después de comer es algo que yo sólo hago en verano (¡ya me gustaría poder hacerlo todo el año!) y hay que ver lo bien que sienta. Al resguardo del calor, esas siestas son la mejor medicina para desconectar y cargar las pilas.
Beber horchata
Si tuviera que elegir la bebida por excelencia del verano, elegiría la horchata, sin dudarlo. ¡Y granizada, por supuesto! Me pirra, desde que era bien pequeña, pero no sé muy bien por que sólo me apetece beberla en verano. Por eso estoy deseando que llegue el calorcito veraniego para disfrutarla a tope, como todos los años.
Hartarme de sandía
Otras de las cosas que me encantan del verano son sus frutas y, especialmente, la sandía. Fresquita entra sola casi a cualquier hora. ¿A vosotras también os gusta?
Ponerme el uniforme del verano
El bikini, los pareos y las camisolas son nuestro uniforme de verano y con esto de tener piscina en casa, más todavía. Prácticamente no nos lo quitamos. Fresquitas y ligeras lo que hace que el número de lavadoras a la semana en casa se reduzca considerablemente y por consiguiente la plancha, algo que también es puntazo para amar el verano. Estaréis de acuerdo, ¿verdad?
Cenar en la terraza
Con la inminente llegada del verano ya casi tenemos a punto nuestro rincón preferido de la casa. En verano cenar en la terraza a diario, alargando las sobremesas, es todo un lujazo que nos encanta, disfrutando de las vistas, la tranquilidad y de la maravillosas puestas de sol. ¡Qué ganas!
Pasear por la noche
Con los calores del verano salir a pasear a media tarde es casi misión imposible por eso en verano muchos días cenamos prontito y salimos a pasear por la noche. Al acabar el cole las peques ya no tienen que acostarse tan pronto a diario y eso nos permite alargar los días algo más y salir de casa con la fresca, como diría mi abuela. Además, esto es tradicción en mi familia desde que yo era pequeña y hacerlo siempre me trae muy buenos recuerdos.
Disfrutar con los planes improvisados
No sé en la vuestra pero en mi casa los planes improvisados son mucho más frecuentes en verano. En esta época la rutina se rompe por completo, el cambio siempre lo cogemos con muchas ganas y los planes improvisados llegan casi solos. Nuestro truco: dejarnos llevar y disfrutar todo lo posible. Esa es la clave para exprimir el verano a tope. ¿No os parece?
Tener más tiempo libre
Y, claro está, el verano supone vacaciones y las vacaciones suponen más tiempo libre, del que habitualmente tengo, para hacer lo que literalmente me dé la gana.
Y tú, ¿también estás ya pensando en el verano? ¿Me cuentas por qué?