¿Qué pasa en la estación?

Munich_Estacion_Central

¿Qué pasa en la estación? ¿Qué pasa en el mundo?

Llevo más de cinco años en esta ciudad y os garantizo que, a las 5:30 de la mañana, el panorama en esta estación principal de Múnich suele ser más ameno. Viajeros madrugadores. Comerciantes que acicalan sus negocios. Jóvenes con pantalones de piel que hablan alto, ríen y disfrutan de los últimos coletazos de la noche… Hoy, a pesar de esos tres chavales borrachos y de la multitud, la estación está en silencio. Un silencio denso que cortas con tu cuerpo, de camino hacia los andenes.

Hoy la estación la pueblan principalmente hombres y muchachos jóvenes. También mujeres y niños aunque son menos visibles. No corren ni se apresuran a ningún lado. Al contrario, parecen reflexionar hacia adónde dirigir sus pasos. Algunos siguen acurrucados en sus sacos de dormir esparcidos por el hall de la estación. Otros buscan un lugar donde afeitarse, tomarse un café para despertar a la nueva realidad que los engulle o cargar el teléfono móvil (balsa de salvación digital). Pelo oscuro, tez morena, sueño, miedo y desconcierto. Charlan en pequeños corrillos o miran a su alrededor observando en silencio el ir y venir de los muniqueses.

Para algunos parece el final del trayecto. Otros, los que pueden permitírselo, toman trenes hacia una incierta tierra prometida y confían en tus indicaciones para meterse en ese tren del que luego tendrán de bajarse, para subirse a aquel otro que les señalas sobre su hoja de ruta impresa en papel. Un papel que vale todo el oro del mundo. Y te agradecen ese gesto cotidiano y sin valor, con una mirada franca y cálida llena de esperanza y una palmada en la espalda, que supera con creces cualquier expresión verbal de agradecimiento. Y te saludan desde la ventana sonrientes, mientras deseas para tus adentros que encuentren el paraíso suizo que buscan. Good luck!

Los hay que se acercan a los servicios y el precio (1€) les echa para atrás. Esta gente, estas personas están aquí y ahora. No hay tiempo para posponer actuaciones. ¿Qué hago? ¿Les compro un bocata? ¿Les doy dinero para darse una ducha en la estación? ¿Qué hago? ¿Qué hacer? La ciudad ha hecho grandes donativos para cubrir necesidades básicas a corto plazo pero… ¿Y después? Necesitan soluciones a medio y largo plazo. Necesitan un empleo. Un lugar donde vivir. Una vida.

Yo, tras dejar a mi madre en su tren y despedirme de ella, me voy a mi casa. Qué suerte tengo. Tengo un techo. No paso hambre. Mis hijos pueden ir a la escuela. Y mi familia vive en un país en paz. Yo me voy a casa y ellos se quedan deambulando, cual zombies, por una estación que les acoge pero ¿hasta qué punto?

No hay alegría posible. A las puertas de la feria de la cerveza más grande del mundo. ¿Cómo festejar el derroche en medio de tanta necesidad? ¿Qué hacer? ¿Cómo ayudar?

Pienso que somos muchos los que nos estamos haciendo esta pregunta a día de hoy. Paula SD nos sugiere aquí diversas formas de ayudar a los refugiados sirios.

Se acerca el invierno. El frío acecha. Qué desazón.

#elasiloesdetodos

Foto: Calflier001

Nuria Puig

Mi nombre es Nuria pero, donde vivo, tienden a llamarme Julia. He tirado la toalla y, si me llamas Julia, también me giraré. He trabajado en construcción y en educación pero lo que hace que me olvide de comer y de beber es: escribir. Voy por la vida con Gorro y a lo Loco

Artículos recomendados

6 comentarios

  1. ¡Qué duro Nuria!
    Es horrible que gente normal y corriente, gente de a a pie, como nosotros tenga que estar sufriendo las consecuencias de una guerra 🙁

    1. Suele ser así. Lo que pasa que cuando te lo encuentras frente a frente, lo sientes tan cercano que te apabulla.

  2. Nuria, me encanta tu crónica. Hay que estar para vivirlo y tú lo has contado de maravilla.

    Un abrazo, compañera 🙂

    1. Muchas gracias, Patch.
      Es una tristeza. El viernes volveré a la Hauptbahnhof. A ver cómo ha evolucionado…

    1. Ya te digo… Lo sientes en tu propia piel porque te los llevarías a todos a casa. Pero cómo.

Los comentarios están cerrados.