Internet, un mes sin ti. #RetosMMM

¿Recordáis la propuesta de Pilar? En su hilo de los retos a los que íbamos a enfrentarnos en nuestro afán de mejorar y crecer, alguien sugirió como reto estar un mes sin internet. Yo pretendía en este post recoger el guante aunque, pensándolo bien… ¿En serio? ¿Un mes sin internet?

En realidad, solo habría una razón para enfrentarme a semejante reto: Demostrarme a mí misma que puedo hacer lo que me proponga pero… ¿Quiero? No. Ni de coña. Sorry. Reto NO superado.

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¿Que qué? ¿Que me pase un mes sin internet?

He pasado del 0 a 100 en 3 segundos. Del chulesco “lo hago” al pragmático “pa qué” en tan solo 3 segundos. En cuanto me he puesto a pensar en todas las cosas de las que tendría que prescindir, se me ha puesto el pelo rubio. Y digo yo: cuando se inventó el telegrama, ¿propuso algún iluminao dejar de usarlo porque… “total ya estabamos bien como estabamos y nos está alienando y blablabla”?

Aquí estoy yo, intentando dilucidar si la desintoxicación tecnológica es o no necesaria cuando de repente me abduce un hilo del Facebook de Óscar (uno de estos amigos a los que jamás habría accedido sin las redes sociales) donde comenta justo lo que me está pasando por la cabeza: que “empieza a haber cierta corriente antitecnológica, como existe una corriente antivacunas. Gente que considera que para evitar ir hacia estos extremos, lo mejor es atajar de raíz. Como en la Edad Media.” Gracias Óscar. Me encanta que otra persona formule un pensamiento que presionaba por salir de mi mente (sobretodo cuando lo formulan de manera simple y concisa).

Es lo de siempre. Pasamos del uso al abuso, demonizamos la novedad (a la que quizás no hayamos sabido ajustarnos todavía) y entoncen surgen los abolicionistas que quieren matar el problema de raíz para librarnos del mal (y de paso del bien también). Que ya sabemos que cuando una persona asesina a otra, la culpa es siempre del cuchillo. En serio, gente: relax. Nadie puede ya poner en duda la bondad de la tecnología ¡por favor! Nos simplifica la vida continuamente y en tantos aspectos.

Es que estas todo el día con el telefonito” sí pero oye “bendito telefonito” ¡la de cosas que resuelvo con él!

Internet en mi bolsillo

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No. Aunque lo parezca, no estoy jugando

Mi móvil (con pantalla rota y todo) me permite charlar a tres bandas con mi madre y mi hermana (vivimos a miles de kms unas de otras). Me permite quedar con amigas sin necesidad de usar el teléfono en tiempo real, cada una lo mira cuando puede. Puedo escribir o leer emails en mis trayectos de metro. Consultar programas de cine o teatro, precios y horarios de servicios de transporte público. Puedo acceder a mapas y rutas en un clic. Comprar online libros, ropa, zapatos, cochecitos, cunas… ¡entradas para un concierto! Qué os voy a contar que no sepáis. No. No estoy jugando. Estoy resolviendo cositas, cositas que antaño solo podía resolver yendo a los sitios con mis piernitas.

Internet en casa

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No. Tampoco estoy mirando Pocoyo.

Tener internet en casa me permite elegir qué serie miramos y cuándo la miramos. Hacer transferencias bancarias desde casa, escribir contenido para este blog o comentar la jugada en nuestro chat editorial. Desde mi rinconcito y con una terminal bien pequeña, puedo buscar instrucciones de cómo hacer cualquier cosa: Un gorro de ganchillo, una colcha de patchwork o cómo cambiar el cristal del móvil (y pagar 20€ por hacerlo yo misma en lugar de los 150€ que me pedían en la tienda). Puedo leer periódicos o escuchar emisoras de radio de todo el mundo. Buscar un piso, vender un asiento del coche que ya no usamos, escuchar conferencias inspiradoras, asistir a cursos a distancia, reservar un alojamiento para las vacaciones…

Internet en el despacho

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No. No estoy ligando. Estoy consultando un foro de CAD.

En el trabajo, internet es mi salvación. Siendo extranjera, tener acceso permanente y rápido a un diccionario online es una bendición. También me permite acceder a catálogos de productos que antes ocupaban estanterías enteras o consultar la normativa vigente vigentísima (porque nada se actualiza con más facilidad). Mis dudas hallan respuesta en foros técnicos. Me pongo al día con el software recuperando comandos olvidados o aprendiendo otros nuevos… Si se tercia, compro entradas para la feria de muestras. De una forma u otra, me facilita estar al día de las novedades del sector: veo lo que hacen otros colegas, en otros despachos, en otros países, sin tener que almacenar revistas y más revistas… En definitiva, un sinfín de comodidades que me da reparo enumerar porque seguro que me olvido las más gordas.

En resumen, si tuviera que prescindir de internet, no sabría por dónde empezar.

El acceso a la red me libera de un montón de papel y me ahorra un montón de dinero. La WWW nos libera de todo aquello que nos hacía pesados e inmóviles. Internet me permite vivir la vida que siempre soñé. Con poco equipaje. Móvil. Ligera. Actualizada. Minimalista. Así que… lo siento pero creo que, tal como están las cosas, de momento NO renunciaré a la red.

Amigas, no. RETO NO SUPERADO. 🙂

¿Y tú? ¿Ya te has parado a pensar qué sería de ti sin Internet?

Imágenes: Momentazo Chenoa en OT y fotogramas de la serie Los Simpson.

Nuria Puig

Mi nombre es Nuria pero, donde vivo, tienden a llamarme Julia. He tirado la toalla y, si me llamas Julia, también me giraré. He trabajado en construcción y en educación pero lo que hace que me olvide de comer y de beber es: escribir. Voy por la vida con Gorro y a lo Loco

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9 comentarios

  1. ¿Una semana? Me parece innecesario del todo… Pero un par de días, quizá los fines de semana… Es liberador. Y a fecha de hoy, creo que no soy la única que pasa de internet. Si no es así, no me expñico lo de Estados Unidos (que me voy del tema). Como ejemplo a mis hijas, ahora intento que los fines de semana me miren a la cara y yo pueda mirarles a los ojos, sin estar pendiente de una pantalla

    1. Está claro que un par de días a la semana hay que desconectar del móvil… pero no solo del móvil! Hay que desconectar de la ciudad, de la contaminación, del ruido, de la televisión, del trabajo, de los estudios… de lo que sea que hacemos la mayor parte del tiempo!! Hay que tener momentos para estar en calma, para no hacer nada!!! y por supuesto “no hacer nada” incluye no tocar el móvil 😉

  2. No puedo estar más de acuerdo contigo, yo NO quiero hacer ese reto porque mis retos son cosas que se supone que van a mejorar tu vida: hacerte más sano, dormir más y mejor, estar más feliz, tener más calidad de vida…
    Pero quitarme internet no mejorará mi vida, la empeorará.
    Es cierto que hay que tener cuidado para no estar tooooodo el día con el teléfono pero desde que silencié todas is notificaciones hace un par de años, esto genial y no me estreso nada.
    Así que ala, me niego a volver a la edad media jaja

    1. Exacto. Yo hiperventilo de pensar en un mes ¡¡¡UN MES!!! sin internet ¿pero qué necesidad habrá?

    2. Sí!! Jeje… Ha sido un “recurso esilístico”. Ya se que el reto consistía en una semana SIN, pero el otro día hojeando un libro me apareció lo de UN MES sin internet, que lo proponían como recomendable y yo pensaba “perdona, yo me he tirado 20 años sin internet!!” ahora QUE SE ABSTENGA OTRO!! 😉

  3. Le voy a pasar este post a mi marido ahora mismo!!!! XD

  4. Hola! es que un mes, es mucho¿no?. Yo me he planteado un día a la semana sin internet, sin móvil, ni nada. Suele ser los domingo,que es cuando intento desconectar de todo. Y me doy cuenta que me cuesta. Por un lado internet facilita mucho la vida, por otro a veces me da miedo de lo imprescindible que se ha vuelto para mí.

    1. Sí, Maribel. El reto inicial era una semana. La propuesta del mes la vi en un libro y pensé “venga, si lo hago que sea a lo grande”. Y ya has visto a qué rápido me desinflé. Pero lo que dices del día de abstinencia semanal me parece muy sano y muy deseable!! Un saludo y muchas gracias por tu comentario! 🙂

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