Pilar Fonseca Una taza de té se ha convertido desde hace tiempo en la bebida más consumida del mundo después del agua y era algo lógico que más pronto que tarde tuviera su día internacional, hablamos del té y de que el pasado domingo, 21 de mayo, fue el día internacional del té, el tercero desde que se proclamó por parte de Naciones Unidas.
Parece algo frívolo pero estamos hablando no solo de la bebida más consumida cada día en todo el mundo después del agua sino también de una de las bebidas más antiguas de la historia de la humanidad. Se tiene constancia de que ya se bebía una taza de té en China hace al menos 5.000 años y eso es mucho, muchísimo tiempo.
Hablamos con Andrea Calderón, profesora de Nutrición de la Universidad Europea para ver si con su ayuda terminábamos de entender esta pasión que desde hace miles de años levanta el consumo de té entre millones de personas en todo el mundo.
“El té es una de las mejores bebidas que podemos consumir por la altísima cantidad que tiene de compuestos bioactivos que son antioxidantes y cada uno tiene unos beneficios diferentes. El té es una bebida saludable que prácticamente todo el mundo puede tomar excepto por alguna medicación concreta que contraindique con algún tipo de té.”
Y lo curioso es que precisamente en los países donde se produce el té es donde menos se consume per cápita a pesar de sus famosos beneficios aunque, esos beneficios haya que ponerlos un poco en cuestión, como bien nos señalaba Andrea Calderón.
“El té ha demostrado científicamente tener beneficios contrastados y a largo plazo pero se le han atribuido unas propiedades, unos beneficios y una prevención de enfermedades por encima de las cualidades no solo del té sino de cualquier alimento por sí solo.”
Más allá de una taza de té
Sólo se puede cultivar té en un número muy limitado de países y muchos de ellos se sabe que van a sufrir fuertemente los efectos del cambio climático.
De hecho, el cambio en los patrones de temperaturas y lluvias ya están afectando a los rendimientos, a la calidad y por consiguiente, a los precios de los productos derivados del té, amenazando el medio de vida de miles de personas en todo el mundo que sobre todo se mantienen en entornos rurales.
La Organización de las Naciones Unidas, pretende que con la celebración del día internacional del té se fomenten medidas colectivas que apoyen el consumo y la producción sostenible de té, que aumente la conciencia de su importancia en la lucha contra el hambre y la pobreza.
Y esa importancia va más allá de que por ejemplo en Gran Bretaña se pare todo para tomar el té de las tres de la tarde, algo que nos puede sonar muy tópico pero que no por eso deja de ser bastante cierto.
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El té es beneficioso pero no mágico
Ya sabemos que la lista de beneficios que aporta el consumo de té es muy extensa porque posee antioxidantes que nos ayuda a enfrentarnos a los radicales libres, ayuda a evitar problemas cardiovasculares, ayuda a regular el déficit de hierro, ayuda a nuestro sistema inmunológico y evidentemente, es altamente diurético.
Todo esto es real y está demostrado, “lo de que acelera el metabolismo y que te ayuda a quemar grasas es un mito falso que se le ha atribuido al té pero es que ninguna bebida ni ningún alimento que exista a día de hoy tiene la capacidad de ayudarnos a quemar grasas ni a acelerar nuestro metabolismo”, nos señalaba la profesora de nutrición de la Universidad Europea, Andrea Calderón, sobre esos supuestos beneficios casi mágicos que algunas publicaciones le atribuyen periódicamente a distintos tipos de tés.
“La teína que tiene el té nos puede ayudar a mantenernos un poquito más despierto pero ni mucho menos que te pongas como una máquina de quemar grasas. Eso se ha demostrado con algunos compuestos específicos del té y también del café pero que los extraen y los meten en cantidades muy muy altas en un suplemento o una pastilla que ahí pueden tener cierto efecto pero que no lo recomiendo ni mucho menos.”
