María L. Fernández

Soy María Fernández. Mujer, madre, amante, amiga y periodista en permanente propiedad conmutativa. No sé vivir sin contar historias. Las mías, las tuyas, las de los demás. Nunca sabrás si voy o vengo, pero cuando te hablo ten la seguridad de que lo hago de forma honesta, porque no sé hacerlo de otra manera.

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6 comentarios

  1. Lo mismo es deformación profesional, no lo descarto, pero yo prefiero saber. Saberlo todo. Sin paños calientes, sin eufemismos y sin disimulos.
    No quiero decir que me guste la “cruda realidad” pero me parece obvio que por no conocerla no voy a suprimirla de mi vida.
    No se trata de saber cimplemente “mi condena” o no, se trata de poder reaccionar, de poder tomar decisiones y no de ser una hoja a la que le lleve la corriente.
    Yo me hice la amniocentesis con mi hijo pequeño, porque entraba en la edad peligrosa, me informé y creo sinceramente que el resultado sí habría influido en nuestra decisión como pareja y como familia.
    Interesante tema y planteamiento…

    Bss maja!!

    1. Pues yo tengo una opinión cambiante al respecto. Hay veces que me paro a pensar y coincido contigo plenamente: Prefiero saberlo y así actuar en consecuencia, aunque no pueda hacer nada para mejorar el diagnóstico, sí al menos viviré la vida en función de lo que vaya a suceder… El ejemplo que pones de la amiocentesis es el más evidente. Yo también me la habría hecho. No sé si influiría o no -creo que sí, pero no lo puedo decir a ciencia cierta-, pero me gustaría saber el resultado.
      Pero, sin embargo, en otras ocasiones, creo que preferiría vivir en la ignorancia. No sé, en cualquier caso, creo que es de estas preguntas que, hasta que no te ves en el caso, no sabes cómo actuar.

  2. Soy de la opinión de que a veces la ignorancia da la felicidad, pero en estos casos yo prefiero estar bien informada y saber que hacer para prevenir.
    En mi caso, hace años nos enteramos de que padecía una mutación genética, Factor V de Leyden, por que a una de mis tías le dió una trombosis cerebral y cuando lo estudiaron vieron que era un problema genético. Mañana mismo voy a una consulta de vigilancia especial para ver si me ponen o no heparina para evitar posibles trombos en el último trimestre y la cuarentena. Lo peor es saber que mi bebe lo puede heredar, aunque no es de lo mas grave.
    También nos encontraron hemocromatosis, aunque mis padres lo tienen (por lo visto es más habitual de lo que la gente se cree) yo soy portadora, pero nada más. Es una mutación genética más que provoca que nuestro cuerpo retenga más hierro del necesario afectando a los órganos vitales y provocando enfermedades graves. Lo mismo, mi bebé podría heredarlo.
    Lo único es que estas cosas, de momento no podemos saberlo. Aunque en cuanto pueda preguntare para saber cuando se podría averiguar si lo ha heredado o no.
    Menudo rollo la genética!! 🙁

    1. María, qué interesante contar con tu testimonio. En casos como el tuyo, sin duda, yo también querría saberlo todo!!!!

  3. Muy interesante la reflexión que nos propones.

    Por principio creo que la estrategia del avestruz no funciona: si uno tiene un bulto, un dolor recurrente, sangre donde no tiene que haberla… (respecto a esto en la página de la aecc, por ejemplo, hay información de todo tipo) o cualquier sospecha de que algo va mal lo que tiene que hacer es acudir inmediatamente al médico y, principalmente, en aquellos casos donde hay antecedentes familiares. Esperar por miedo a que “me encuentren algo” es ridículo ya que “si hay algo” cuanto antes te lo encuentren pues mejor y “si no hay nada” pues antes te quedas tranquilo.

    En el caso que planteas de hacerse un análisis genético pues cada caso particular es un mundo y no hay duda de que acudir a la unidad de consejo genético es lo ideal, como bien dices.

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